¿Cuántos asintomáticos hay y qué papel tienen en la circulación del virus? ¿Cuáles son las verdaderas tasas de contagio? Y: ¿es posible estimar la proporción de inmunizados? Esas son algunas de las preguntas clave que se plantean para el desarrollo de modelos matemáticos unos 19 investigadores de Argentina que conformaron una red coordinada por la Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS), en el noroeste del conurbano bonaerense.
“Los estudios de modelado lo que hacen es representar un fenómeno natural en forma de ecuaciones matemáticas”, explicó el biólogo Fernando Momo, quien aseguró que estos modelos sirven tanto para “predecir” como para “comprender” el funcionamiento de una pandemia.
Momo es investigador y docente del Instituto de Ciencias de la UNGS, desde donde se lanzó la convocatoria a conformar esta red, a la que ya se sumaron científicos de las universidades nacionales de Luján y Mar del Plata, y de varios institutos del Conicet, incluso algunos radicados en el exterior.
—¿Qué es un estudio de modelado y para qué sirve?
—Los estudios de modelado representan un fenómeno natural en forma de ecuaciones matemáticas. Esas ecuaciones pueden quedar ahí, resolverse o simularse en modelos computacionales; o bien ser modelos puramente computacionales donde no importa tanto la ecuación que está detrás, sino la reglas de funcionamiento del sistema. Y lo que te permiten son varias cosas, por un lado predecir qué va a pasar, por ejemplo saber si la curva se va a achatar o no, si va a haber un tope, si va a hacer fluctuaciones o retornos de picos. Pero muchas veces también nos ayudan a comprender mecanismos de funcionamiento del fenómeno que no habíamos pensado.
—¿Por qué era necesario conformar esta red?
—Primero hay que destacar que hay un grupo de modelado muy solvente que está asesorando al Ministerio de Salud de Nación. Lo que nosotros queremos hacer es sumar y explorar otras posibilidades. Había muchos grupos trabajando en forma suelta con resultados o enfoques parecidos. La idea en el grupo es que los demás vean lo que uno hace e incluso puedan detectar errores que uno no está viendo; es un esfuerzo de sinergia. También queremos estar a disposición del grupo que asesora al Ministerio por si quieren que trabajemos alguna línea que les parezca prometedora pero que no tengan tiempo de explorar.
—¿Cómo se hacen estudios de modelado frente a una enfermedad de la cual hay muy poca información y ésta es dinámica?
—Tener buenas estimaciones de los parámetros es importante pero no es lo único. Los modelos no sólo buscan predecir números, sino entender cómo es la dinámica y ayudarnos a pensar cómo cambian las cosas en proporciones cuando uno cambia alguno de los elementos. Para esto es fundamental ver cuáles son los puntos más sensibles a medir, es decir, qué errores en las estimaciones tienen más efectos en los errores de las predicciones y qué cambios en los parámetros –por ejemplo en la tasas de contagio– tienen más efecto en la velocidad de dispersión de la enfermedad y en el número de casos.
—¿Cuáles son las preguntas urgentes que estos modelos deberían responder hoy?
—Las preguntas que nos parecen cruciales son: ¿cuántos asintomáticos hay y qué papel están teniendo en la circulación del virus y en las tasas de contagio?; ¿cuáles son las verdaderas tasas de contagio de asintomáticos?; ¿es posible estimar la proporción de inmunizados?; ¿con qué grado de incertidumbre podemos estimar los valores de enfermos graves cuando se produzcan los picos de número de casos?; ¿podemos reconstruir las redes de contagio de algunos casos para construir modelos más precisos y confiables? Luego hay preguntas de índole más epidemiológica pura, como: ¿qué pasará con la mutación del virus?; ¿cómo influirán variables climáticas y cambios de hábitos en el invierno?; ¿existe algún grado de inmunidad cruzada con otros coronavirus circulantes?
—¿Cómo va a trabajar la red?
—Nos propusimos algunas tareas, entre ellas tratar de reconstruir algunas redes de contagio en municipios en los que tenemos acceso a datos más precisos de pocos casos. Eso lo compararemos con las reconstrucciones de redes de contagio hechas en Corea del Sur y otros lugares. De esa forma podríamos tener mejores estimaciones del R0 efectivo (cantidad promedio de nuevos casos que produce cada persona contagiada). Hay un parámetro muy importante para estimar qué es el tiempo «generacional» de la enfermedad, es decir, cuánto tiempo pasa entre el contacto por el cual alguien se contagia y la aparición de los síntomas, y cuánto entre que aparecieron los síntomas en alguien y en otro que esa persona contagió. Otra tarea que nos dimos es ordenar datos por regiones sanitarias, porque nos parece una escala adecuada para estimar valores medios de los parámetros que usan los modelos y también para cruzar las conclusiones con la toma de decisiones.
—¿En cuánto tiempo van a tener novedades?
—En la medida que generemos algún modelo que permita avanzar en las predicciones o en contestar algunas de las preguntas lo vamos a poner a disposición de la comunidad. Lo que no queremos es que se difundan cosas en borrador. A veces llegan al público aproximaciones de modelos que son un poco toscos o preliminares, eso es un proceso que tiene que suceder dentro del grupo pero que cuando se difunden generan más confusión. Ojalá podamos encontrar respuestas lo más pronto posible y que esas respuestas sean útiles para la toma de decisiones.