Le decían “el Manco Gabi” desde que perdió una mano en un trabajo. Tenía 47 años y vendía ropa en un puesto ambulante del microcentro. Sus amigos aseguran que “lo quería todo el mundo” y que por eso lo bancaban en su lucha contra el consumo de drogas. “Estaba en recuperación hacía años pero en las últimas semanas tuvo una recaída”, lamentaron sin lograr entender su muerte.
Según contaron a El Ciudadano, el viernes provocó disturbios en su barrio en lo que parecía “un brote” y los vecinos llamaron a la Policía. “Primero llegó un móvil del Comando Radioeléctrico pero en pocos minutos se sumaron otros dos. Cuando se lo llevaron ya estaba muy golpeado y nos dijeron que murió adentro de uno de los patrulleros”, refirieron. Su deceso fue confirmado por la Fiscalía que informó que al tratarse de una muerte en custodia se realizará la autopsia –para determinar las causas del fallecimiento– bajo el protocolo de Minnesota.
El Ministerio Público de la Acusación (MPA) identificó a la víctima como Gabriel Alejandro Zalazar. Informó que el viernes a la tarde vecinos de Vera Mújica al 4400 llamaron al 911 para manifestar que un hombre realizaba disturbios, desmanes y tenía un cuchillo con el que los amenazaba y cuando llegó Comando Radioeléctrico se lo llevó detenido: “En el traslado se descompensó y lo trasladaron al Heca donde fallece”, informaron.
Desde el MPA agregaron que el caso es investigado por el fiscal de Homicidios Culposos Walter Jurado y que la necropsia se realizará la semana próxima. También se informó que el fiscal solicitó los GPS de los móviles policiales que intervinieron en la detención, que le tomó declaración a los vecinos que llamaron a la Policía y a familiares de la víctima y que secuestró un cuchillo.
“Era muy querido, tenía un puesto de ropa en Mitre y Santa Fe, lo conocían y querían todos”, confió uno de sus amigos y mencionó que hacía muchos años que estaba en recuperación y había tenido una recaída. “Se había separado y estaba inestable emocionalmente. Pero no había necesidad de golpearlo. Si tuvo una crisis o un brote lo tendrían que haber llevado al Agudo Ávila, porque no era peligroso”, agregó uno de sus amigos, quien lamentó que la mamá de Gabriel, una mujer mayor, estaba muy angustiada por la repentina muerte de su hijo.