El lunes a la tardecita, una vecina de barrio Godoy salió de su casa a hacer compras, caminó unos metros y fue ejecutada. Su matador bajó de un auto apenas la vio asomarse por el pasillo y le disparó directo a la cabeza. Cuando cayó malherida le dio un segundo tiro de remate, se subió al vehículo y huyó. María Cristina Carabajal tenía 30 años y un hijo de 13. Vivía con su mamá y sus hermanas, que presenciaron el homicidio. El crimen es investigado por el fiscal Gastón Ávila, quien intenta dilucidar el móvil y dar con los autores.
Una pista, que según fuentes del caso no es la hipótesis principal, está a la vista de todos. Hacía dos semanas que la mujer había encabezado un escrache público contra un adolescente, a quien acusó de abusar de su sobrina de 4 años.
Además de la denuncia penal, Carabajal participó de una movilización frente a los Tribunales provinciales y difundió fotos del joven por redes sociales donde lo tilda de abusador, brinda su domicilio, nombre y apellido y pide que compartan la publicación.
En esos posteos, Carabajal cuenta que a fines de noviembre su hermana escuchó a su pequeña hija de 4 años relatar una situación de abuso. “Los niños no mienten”, escribió en varias publicaciones en las que aclara que llevará el caso hasta “el final para que se haga justicia”.
Sin embargo, pese a la proximidad de esa situación con el asesinato de María Cristina, los investigadores no se aventuran a barajar como hipótesis principal que haya relación entre ambos hechos. Y manejan otras líneas investigativas.
Desde el Ministerio Público de la Acusación (MPA) informaron que se ordenó la autopsia de la víctima y que se comisionó al gabinete criminalístico para que levante rastros en la escena del asesinato, junto a otras medidas de rigor. En relación a la mecánica del crimen, informaron que se cometió alrededor de las 20 de lunes en la puerta del domicilio ubicado en calle 1709 al 7900 de barrio Godoy. La mujer fue abordada apenas salió a la vereda por un hombre que bajó de un vehículo, y que huyó luego de dispararle dos veces en la cabeza.