Bancos de Estados Unidos liberaron 8.000 millones de dólares que estaban congelados en cuentas iraníes en ese país desde hacía años, lo que representa el primer paso del acuerdo nuclear firmado este fin de semana entre Teherán y las potencias.
El vocero del gobierno iraní, Mohamad Baqer Nobajt, fue el encargado de anunciar que los activos ya están disponibles y de aclarar que, por el momento, la República Islámica no convertirá toda la suma en moneda local iraní, informó la agencia local Ilna, citada por la agencia EFE.
Nobajt también aprovechó para volver a celebrar el acuerdo alcanzado el sábado pasado a la medianoche en Ginebra con las principales potencias del mundo –Estados Unidos, Rusia, China, Francia, Reino Unido y Alemania– y que generó un apoyo contundente de la comunidad internacional, con la excepción de Israel.
Después de una década de tensión y escaladas diplomáticas, el acuerdo establece la suspensión del programa nuclear iraní durante los próximos seis meses a cambio de la reducción de las sanciones internacionales que actualmente pesan sobre el país persa y asfixian su economía.
El objetivo del acuerdo es garantizar que el programa nuclear sólo podrá ser utilizado con fines civiles y no militares, como hace años que denuncian las potencias occidentales e Israel.
Según el texto redactado en Ginebra, Irán suspenderá el enriquecimiento de uranio superior al 5 por ciento, eliminará o usará para combustible las reservas existentes al 20 por ciento, no aumentará las reservas al 3,5 por ciento y se someterá a controles sin precedentes del Organismo Internacional de la Energía Atómica (Oiea).
A cambio, las potencias se comprometieron a no imponer nuevas sanciones y a permitir a Teherán repatriar parte del dinero procedente de las exportaciones de petróleo que tiene bloqueado en el extranjero. Esto último comenzó a cumplirse ayer.
El canciller francés, Laurent Fabius, adelantó en diálogo con el canal galo Europe 1 que los países miembros de la Unión Europea (UE) se reunirán en las próximas semanas para suavizar las sanciones que pesan sobre Irán, lo que podría concretarse en diciembre, en “un marco limitado” y que se podrá dar marcha atrás si Teherán no cumple con su parte.
El acuerdo además establece que las potencias levantarán las sanciones sobre las exportaciones iraníes de productos petroquímicos, oro, metales preciosos y la industria automovilística, y sobre importaciones de repuestos de aviones.
El último punto que establece el acuerdo alcanzado en Ginebra, aunque sin dudas es uno de los más importantes, es la apertura de un “canal humanitario” para la entrada de alimentos, productos agrícolas, medicinas, equipos médicos y el pago de estudios de iraníes en el extranjero.