El litigio por el plan atómico iraní volvió a levantar temperatura ayer, luego de que Teherán anunció la construcción de otra planta nuclear en el sur del país persa e impidió el ingreso en las instalaciones de Parchin al equipo de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (Aiea).
“La Aiea fue empujada por algunos países a controlar la instalación de Parchin, pero aún no nos hemos puesto de acuerdo”, señaló el director del programa nuclear iraní, Ferejdun Abbasi, a la agencia de noticias iraní Isna.
Según Abbasi, Teherán aún no recibió los “documentos necesarios” que justificarían un control de esa región, donde el ingreso está hace años “muy restringido” por tratarse de una instalación militar.
Paralelamente, Abbasi anunció que Irán quiere también implementar el plan para construir otra central nuclear en la ciudad portuaria sureña de Bushehr, donde ya existe una central atómica de 1.000 megavatios construida por Rusia, pero que aún no está totalmente en funcionamiento, según informó la agencia alemana de noticias DPA.
“Planeamos la construcción de la nueva central de 1.000 megavatios para el próximo año, pero para ello necesitamos ayuda extranjera”, dijo Abbasi.
Teherán y Moscú hablaron en varias ocasiones para una colaboración para la segunda central, pero sin resultados concretos hasta ahora.
Según Abbasi, las primeras investigaciones para un reactor de 360 megavatios en Darchowein, cerca de Bushehr, ya concluyeron y pronto comenzará la siguiente fase.
La Aiea, en representación de varias capitales occidentales, teme que Irán esté intentando borrar las huellas de un programa armamentístico nuclear en la instalación de investigación de Parchin, lugar en el que observaciones satelitales indican un movimiento sospechoso, señaló la semana pasada la organización de Viena.
Aparte del acceso a instalaciones militares cerca de Teherán, la Aiea exige que Irán deje de enriquecer uranio al 20 por ciento, concentración considerada peligrosa mente cercana a los niveles necesarios para fabricar uranio utilizable en la fabricación de armas nucleares.
Sin embargo, Abbasi quitó importancia al descubrimiento por la Aiea de uranio enriquecido al 27 por ciento en la instalación subterránea de Fordo y señaló que sólo se trató de un “fallo técnico” que hizo que el enriquecimiento fuera mayor al deseado.
Las negociaciones entre representantes de la comunidad internacional y de Irán sobre el controvertido programa nuclear persa continuarán el 18 y 19 de junio en Moscú, tras la fase celebrada esta semana en Bagdad.
La semana pasada, el jefe de la Aiea, Yukiya Amano, anunció un principio de acuerdo para que los inspectores de esa organización pudieran investigar el complejo en busca de indicios sobre la fabricación de armas nucleares.
Las declaraciones de Amano, que habían dado un poco de oxígeno a la extensa disputa nuclear entre Teherán y las potencias occidentales, se produjeron tras reunirse con el jefe negociador iraní para temas nucleares, Said Yalili.
Al día siguiente –el pasado jueves– una ronda de conversaciones en Bagdad entre Irán y seis potencias (Estados Unidos, Francia, Reino Unido, China, Rusia y Alemania) había potenciado el optimismo, tras una serie de intercambios y propuestas destinadas a superar el diferendo, por el que la República Islámica recibió sanciones contra sus sectores petrolero y financiero.