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Irán y el triángulo de oro de Eurasia

Esta nueva ruta se basa en una franja y una ruta. Esto se refiere a una parte terrestre y otra parte paralela marítima que conectarán a cerca de 70 países de Europa, Asia, Oriente Medio y África

Por Alejandro Marcó del Pont / Agencia Timón

Las respuestas a los interrogantes acerca de la puesta en escena de la República Islámica de Irán como actor principal, convertida en la nación emergente del oro de Eurasia, proporcionando la forma al triángulo con China y Rusia, y permitiendo entender muchos de los encabezados de los diarios occidentales, que poco divulgan pero no limitan sus continuos ataques a las tres naciones.

Esta nueva ruta se basa en una franja y una ruta. Esto se refiere a una parte terrestre y otra parte paralela marítima que conectarán a cerca de 70 países de Europa, Asia, Oriente Medio y África. Este vínculo supondrá el 70% de la población mundial, el 55% del PIB global, el 35% del comercio de este planeta y el 75% de todas las reservas energéticas. Todo ello a través de grandes infraestructuras para las cuales el gobierno chino destinará cerca de 1.4 billones de dólares.

Las figuras muestran, según la Administración de Información Energética de Estados Unidos (EIA, por sus siglas en inglés), que más allá de Venezuela, que deja aclarada por sus reservas la apetencia americanas, China, Rusia, Irán, Irak, Kazajstán, Turkmenistán, Uzbekistán, se encuentran en algunos de los gráficos de las reservas petroleras o gasíferas de las cuales el 75% queda englobaba dentro de la Ruta de la Seda.

Corredores, autopistas, rutas férreas, oleoductos, gasoductos, puertos y aeropuertos forman parte de la logística que, dentro de las necesidades del capital e infraestructura por un lado, y de la idiotez revelada como reducción del déficit por otro, están permitiendo armar la estructura de tan ambicioso proyecto.

Para que quede claro, con el mandato de reducir el déficit fiscal, Grecia privatizó 14 aeropuertos y el mayor puerto del país, El Pireo, adquirido por Cosco Shipping Corporation de China por 368.5 millones de euros. Este es el primer eslabón, uno de los corredores de la parte marítima de la ruta, o “el collar de perlas”, que intenta pasar por el mar Rojo y llegar a la base militar de Yibuti, en el cuerno del África, y de ahí permite navegar hasta el puerto de Gwador, en Pakistán, para arribar a China por tren. La otra opción es seguir hasta las islas Maldivas, si no desaparecen antes por el aumento del nivel del mar, para ingresar por la India. Todo diseñado para esquivar el estrecho de Malasia, patrullado por los EE. UU.

Pero a nosotros nos interesa en este momento algo así como la mitad del recorrido para entender la importancia de Irán, y las virtudes de Pakistán, para desde allí ir hacia el oeste, hacia el mar Caspio.

El emblemático puerto pakistaní de Gwador forma parte del proyecto Pakistan East África Cable Express (PEACE), programado para convertirse en la ruta más corta para el tráfico de Internet de alta velocidad entre Asia y África (5G). China está haciendo hoy lo que Gran Bretaña llevó a cabo hace un siglo y medio en la misma ciudad portuaria pakistaní, cuando comenzaba a envolver al mundo con cables telegráficos, que a posteriori le facilitarían la victoria en la Primera Guerra. Hoy muchos creen que se convertirá en puerto naval chino que custodie el mar Arábigo.

Antes de pasar a la República Islámica de Irán, debemos terminar con la seducción del capital. Habría dos formas de utilizar los fondos que China dispone para persuadir a sus socios de participar en esta aventura: 1) préstamos para infraestructura y 2) ahogo económico con préstamos, al igual que el FMI o Banco Mundial.

El primer punto tiene, al menos, tres fuentes: el Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras (BAII), que ambiciona convertirse en la primera institución multilateral con sede en suelo chino, en concreto en Pekín, con un capital de U$S 100.000 millones. El segundo son los préstamos en infraestructura para la Ruta de la Seda, con un monto de U$S 40.000 millones, y por último, el Banco de Desarrollo de los BRICS, con otros 50.000 millones de dólares como capital inicial y también con sede en China, pero esta vez en Shanghai.

Los tres primeros siguien el razonamiento de renovar o invertir en infraestructura para mejorar el desarrollo económico de los países que ingresan a este proyecto multinacional.

China trabaja con la misma lógica destructiva de Estados Unidos para ganar negocios en América Latina, o ¿quién cree que construye la infraestructura de la Ruta? Las empresas chinas con materiales chinos. No podemos olvidar que uno de los principales motores de crecimiento de la economía china —la construcción— se ha ido estancando a medida que el proceso de urbanización se va completando. Una manera inteligente de reestructurarse es operar en el extranjeto. Qué mejor que un gran banco de desarrollo —o varios— para facilitar esta tarea.

Por otro lado, la compra de porcentajes de empresas tecnológicas facilita el capital necesario para las compañías occidentales y ayuda al desarrollo tecnológico chino, mientras que los préstamos condicionan a los países, al igual que cualquier banco occidental generado posterior a Breton Wood, como es el caso de los sawpp para la Argentina. Pero el ingreso de Italia a esta Rura fue el que más llamó la atención,y lo hizo a cambio de u$s 7 mil millones de préstamos a corto plazo y u$s 200 millones a largo plazo.

El sector externo iraní es muy similar a la Argentina, exporta alrededor de u$s 54 mil millones, en su mayoría petróleo y gas, e importa por u$s 49 mil millones. Desde hace bastantes años tiene un superávit externo, aunque no es el caso con su principal comprador, China (u$s 17 mil millones), el receptor del 32% de las exportaciones iraníes, con quien tiene déficit, ya que el país asiático exporta a Irán u$s 18,4 mil millones. Lo importante es que el comercio chino–iraní pasó de u$s 500 millones en 1989 a u$s 17 mil millones en 2018.

Las sanciones americanas a Irán, China y Rusia han amalgamado un triángulo que favorece a cada uno de sus ángulos. Limitando al norte con el mar Caspio y al sur con el Golfo Pérsico, la República Islámica de Irán se encuentra estratégicamente ubicada, al menos en un par de puntos decisivos.

Por un lado, permitirá a los países miembros de la ruta estar mucho más protegidos contra el poder naval de los Estados Unidos, que puede bloquear el comercio marítimo de mercancías vitales procedentes de Europa o de Medio Oriente, y que deben atravesar el estrecho de Malacia, que patrullan constantemente los norteamericanos.

Por otro lado, Irán es igualmente vital para el proyecto chino de crear centros manufactureros y logísticos totalmente nuevos o nudos estratégicos en Asia central y en Europa. China tiene un vivo interés por el emplazamiento geoestratégico de Irán, bordeando a la vez el mar Caspio y el Golfo Pérsico.

Es por ello la importancia de la línea férrea que une Kazajstán e Irán, pasando por Turkmenistán. El Corredor Trasnacional Norte–Sur, como se llama, recorrerá 908 kilómetros bordeando el mar Caspio y uniendo todos los puertos de la región, lo que impulsará el tráfico de mercancías, ya que desde Gorgan, Irán, el ferrocarril entronca con la red nacional de este país, que conecta Teherán con el Golfo Pérsico.

Al respecto, hay dos ideas que están siendo discutidas con Rusia, quien tiene gran interés por el manejo del mar Caspio. Uno es modernizar la ruta de carga dentro de Irán hasta el Golfo Pérsico, y la otra es realizar un canal que conecte el Caspio con el Pérsico. En el siguiente mapa, se ve la conexión ferroviaria entre el corredor Norte–Sur y China. Ahí queda definida la importancia de Irán, el movimiento del comercio, la fluidez de la venta de petróleo y gas a China y la relevancia de poder tener acceso al mar Caspio y tratar de dominar el golfo Pérsico. El ingreso y las cercanías del mar Caspio son fundamentales para la geoestrategia rusa. Y las posibilidades que abre extenderse hacia el oeste, con Siria por un lado y Turquía por el norte, y hacia  África por el sur, resultan de la mayor relevancia para Rusia, Irán y China.

Todos los países del corredor Norte-Sur, desde la puesta en marcha del tren, han aumentado sus exportaciones de petróleo o gas.

Como puede verse, entonces, la Republica Islámica de Irán es de muy imrpotante para ambos jugadores del tablero mundial. Para China, por la Ruta de la Seda, para Rusia por su acceso al Caspio, y también para los EE. UU., que intentan, entre ataques y retrocesos, terminar negociando una ganancia en común con Irán, que pasará a ser el peligro latente para Israel en Eurasia.

La Ruta de la Seda es el resultado de una geopolítica que se está armando a fuerza de dinero y errores americanos. Unidos al 5G, forman parte de un combo tecnológico, militar, geoestratégico, que poco tiene que ver con simples ataques de histeria que derivan en aranceles.

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