El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, rechazó ayer categóricamente el plan de paz propuesto por el presidente Barack Obama en su discurso del jueves pasado sobre Medio Oriente, y advirtió que Israel “no regresará a las fronteras de 1967” y que Jerusalén “no será dividida”.
Israel está dispuesto a hacer compromisos “amplios y dolorosos” para conseguir la paz –dijo el premier ante un auditorio repleto de legisladores que lo ovacionaron continuamente–, pero reiteró su negativa a retirarse a las “fronteras indefendibles” (previas a la Guerra de los Seis Días)” y a reconocer el derecho de retorno de los refugiados palestinos.
Sobre el tema, el premier israelí subrayó que los “dramáticos cambios demográficos” que sufrió Cisjordania tras la ocupación por Israel determinan que “cualquier acuerdo sobre las fronteras con un Estado palestino será diferente a las fronteras de 1967”.
Con ello, Netanyahu aludió a los casi 300.000 colonos israelíes que viven actualmente en Cisjordania, en asentamientos que Israel asegura que mantendrá bajo su soberanía tras la eventual creación de un Estado palestino.
El fin de esos asentamientos es la condición sine qua non exigida por los palestinos para retomar las conversaciones de paz, que quedaron interrumpidas el año pasado, cuando expiró –el 26 de septiembre– una moratoria israelí sobre su construcción.
“Israel será generoso sobre el tamaño del Estado palestino, pero muy firme sobre dónde poner su frontera”, señaló el primer ministro en su discurso ante las dos cámaras del Congreso estadounidense, que fue transmitido por la cadena CNN.
Las palabras de Netanyahu, aunque profusamente celebradas en el recinto, constituyeron un frontal rechazo a las recientes declaraciones de Obama, quien en su discurso sobre Medio Oriente del jueves pasado pidió a palestinos e israelíes retomar las negociaciones de paz en base a las fronteras de 1967.
Con relación al estatus de Jerusalén, dijo que a lo largo de la historia “sólo el democrático Israel protegió la libertad de culto para todas las fes”, por lo tanto “nunca más debe ser dividida” y debe “seguir siendo la capital unida de Israel”.
También calificó de “absolutamente vital” que un futuro Estado palestino esté “totalmente desmilitarizado”, y defendió la necesidad de Israel de mantener una “presencia a largo plazo” a lo largo del río Jordán.
Luego llamó al presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas, a hablar públicamente sobre el tema.
“Abbas tiene que hacer lo que yo he hecho: me presenté ante mi pueblo –y no me resultó nada fácil– y dije que aceptaría un Estado palestino. Es hora de que Abbas haga lo mismo y diga: «Voy a aceptar un Estado judío»”, dijo, y agregó que “esas seis palabras cambiarán la historia”.
Respecto del reciente acuerdo interpalestino, firmado la semana antepasada en la ciudad de El Cairo, Netanyahu reclamó a Abbas que se “decida entre Hamas o apostar por la paz con Israel”, tras subrayar que el Movimiento de Resistencia islámico es “la versión palestina de Al Qaeda”.
El premier criticó el lanzamiento de cohetes por parte de Hamas desde la Franja de Gaza y del grupo chiíta libanés Hezbolá.
“No queremos vivir de esta forma”, dijo, y subrayó que cualquier pacto de paz con los palestinos debe incluir “acuerdos de seguridad”.
Poco después del discurso del premier, Hamas expresó que “las declaraciones de Netanyahu demuestran que él no busca ninguna paz con los palestinos y que continuará con sus planes de asentamientos”, en una declaración de la organización que gobierna la Franja de Gaza.
Netanyahu también ocupó el estrado para advertir que Israel “jamás aceptará que Irán desarrolle armas nucleares”, y felicitar al presidente Barack Obama por “atrapar” al líder de Al Qaeda Osama Bin Laden.