Unos 50 millones de electores podrán pronunciarse hoy sobre una reforma constitucional que prevé una drástica reducción de los poderes del Senado, una limitación de las prerrogativas de las regiones y la supresión de las provincias. El proyecto promovido por el primer ministro Matteo Renzi también se ha convertido en un plebiscito a favor o en contra de su gestión. En tanto, la incertidumbre respecto a esta votación provoca escalofríos en Europa y en los mercados, donde se teme una nueva fase de inestabilidad causada por la tercera economía de la eurozona, tras el Brexit.
Italia vivió ayer un día de “silencio electoral”, en la víspera de un referéndum crucial para Matteo Renzi, aunque tanto el jefe de gobierno como sus opositores animaron a sus partidarios a convencer a los numerosos indecisos.
Los medios de comunicación no pueden hacer ningún comentario sobre el referéndum hasta el cierre de las oficinas de voto hoy a las 23 locales. Y la etiqueta #silenzioelettorale (silencio electoral, en italiano) estaba entre las cinco palabras clave más usadas ayer en la red social Twitter, donde la mayoría de los usuarios se alegraban de este receso tras una campaña a menudo áspera.
Una amplia mayoría de la clase política, desde la extrema izquierda hasta la extrema derecha, e incluso críticos de la propia formación de Renzi, el Partido Democrático (PD), se oponen a una reforma que, según ellos, pondría demasiado poder en manos del jefe de gobierno.
El centroizquierdista Renzi aumentó aún más su presencia en los medios y en las redes sociales en los últimos 10 días para defender una reforma con la que pretende simplificar la vida política en un país que ha tenido 60 gobiernos desde 1948.
“Vayan a votar para que Renzi no se convierta en su jefe ni en el jefe de Italia”, declaró el viernes el ex primer ministro, Silvio Berlusconi (centroderecha), que aseguró que Renzi debería “abandonar la política” en caso de fracaso.
Los últimos sondeos publicados hace dos semanas –en Italia están prohibidos en los 15 días anteriores a los comicios– daban entre 5 y 8 puntos de ventaja al “no”, pero muchos electores aún estaban indecisos sobre su voto.
En un último mitin de campaña el viernes pasado en Florencia, la ciudad de la que fue alcalde, Renzi instó a sus partidarios a convencer a los indecisos.
Entre la multitud que escuchaba sus palabras, algunos militantes parecían dispuestos a defender la reforma constitucional, pero otros se mostraban menos entusiastas, como Franco, de 62 años.
“Voto sí únicamente porque tengo miedo de que se cree un vacío político, institucional y económico, en caso de victoria del no”, explicó. “Los demás partidos no proponen ninguna alternativa, aunque Renzi ha cometido muchos errores y podría haberlo hecho mucho mejor”, añadió.
El populista Movimiento 5 Estrellas (M5S), uno de los mayores partidarios del no, celebró por su parte un gran mitin en Turín, donde su líder, el humorista Beppe Grillo, pidió a los italianos que “despertaran” y fueran a votar no al referéndum para defender sus libertades.
Eurogrupo volverá a poner en debate abultada deuda griega
La espinosa cuestión de la deuda griega centrará mañana la reunión de los ministros de Finanzas de la zona euro, aunque no se espera un acuerdo por la oposición de Alemania a realizar concesiones a Grecia meses antes de las elecciones legislativas germanas.
“El Eurogrupo podría no ser concluyente”, reconoció el jueves último el comisario europeo de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, quien días antes en Atenas se había mostrado optimista sobre “un acuerdo global antes de final de año”, también en el tema de la deuda.
En Abu Dabi, el premier griego, Alexis Tsipras, y el presidente francés, François Hollande, exigieron la adopción antes de finales de año de medidas de alivio de la deuda griega, que se sitúa en torno al 180 por ciento de su PIB, unos 315 millones de euros.
Desde 2010, Grecia está sumida en un rescate financiero a cambio de duras reformas reclamadas por sus acreedores, la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional. Sin embargo, el FMI rechaza participar en el vigente tercer plan de ayuda si los europeos no abordan una reducción de la deuda.