Dos minutos que parecieron una eternidad duró el sonido de sirena de un camión de Bomberos que se escuchó ayer a las 9.38, en la hora exacta en que un estruendo de fuego sacudió hace dos años a una de las torres, que en minutos se terminaría desplomando sobre sí misma, del complejo de Salta 2141. Llantos y abrazos conmovedores de familiares y amigos de las 22 víctimas fatales que dejó como saldo una de las mayores tragedias que golpeó a la ciudad ocuparon así el espacio vacío que dejó en el lugar la construcción que colapsó, y las otras dos que, irremediablemente dañadas, fueron demolidas por completo después.
El ruido ensordecedor de la sirena fue seguido por un silencio absoluto hasta que la cantante Cecilia Petrocelli subió al escenario montado a mitad de cuadra y entonó el tema “Por qué cantamos”, escrito por el poeta uruguayo Mario Benedetti, una huella de las víctimas de la resistencia a las dictadura transplantada a donde nunca debió estar.
Marcela Nissoria, esposa de Hugo Montefusco, quien murió en la tragedia, se aferró al brazo de la artista durante toda la canción, mientras que padres, hijos y hermanos de otras víctimas se abrazaban sobre el escenario.
A 24 meses de aquella nefasta mañana del 6 de agosto, los familiares hicieron ayer el mismo pedido que realizaron exactamente un año atrás, a la misma hora, en el mismo sitio y con igual vehemencia: “Justicia y memoria para sus víctimas”.
“Quiero que sepan que jamás olvidaremos, jamás claudicaremos y seguiremos acá, donde fue derramada nuestra sangre”, dijo Claudia Vaio, madre de Santiago Laguía, el joven de Pergamino fallecido también en la tragedia.
“De las once personas procesadas, nosotros acusamos a nueve porque consideramos que hay personas que no tienen que estar acusadas. Eso muestra que no buscamos venganza, sino justicia”, expresó Vaio. Más tarde, agradeció la presencia en el lugar de familiares de víctimas que murieron en otras circunstancias, entre ellos Rubén Bertini, padre de Mariano, el muchacho de 20 años que fue asesinado a balazos por “malvivientes” que intentaron entrar en su casa, ubicada en la zona oeste de la ciudad, a mediados de agosto del año pasado.
La madre de Santiago, además, hizo mención a la labor de la fiscal Graciela Argüelles, quien entiende en la causa y destacó su compromiso “en una Justicia que no es justa”, para agregar: “Ahora, le pedimos a los jueces que hagan lo que ellos hicieron (por las 22 personas fallecidas en la tragedia), que honren la vida”.
Antes de que el vicario general del Arzobispado de Rosario, Emilio Cardarelli, oficiara una misa en memoria de los 22 fallecidos, Eleonora López, hermana de Carlos, otro de los que murieron esa mañana, reiteró el pedido de que el lugar vacío que dejaron las torres se convierta en un “espacio de memoria en el que se preste contención y asistencia a familiares de víctimas de violencia”.
Después, el trío musical El Anillo interpretó “Sonrisa del destino”, tema dedicado especialmente a las víctimas, inspirado en una historia de amor. Los abrazos y las lágrimas entre los presentes continuaron, mientras hermanos, padres, hijos, mujeres, esposos y amigos de las víctimas fatales acariciaban el muro que cubre parte del predio vacío en donde desde hace dos años hay 22 cruces que recuerdan con cada uno de sus nombres a quienes perdieron la vida el 6 de agosto de 2013.
Al estrado
De acuerdo al pedido de la fiscal Graciela Argüelles, quien consideró “agotada” la etapa de pruebas, el expediente debe pasar a juicio. La causa tiene 11 procesados entre los que se cuentan el gasista y su ayudante, tres integrantes de la administración de las torres y directivos de Litoral Gas, todos acusados de “estrago culposo agravado”. Anteayer, el esposo de Luisina Contribunale, fallecida en la tragedia, se sumó como querellante.
Con silencioso respeto, funcionarios estuvieron en la multitud
Los funcionarios y concejales que estuvieron en el acto ayer a la mañana fueron muchos, pero estaban mezclados entre las casi 200 personas que se reunieron frente al escenario montado en el ingreso del edificio de Salta 2141. La intendenta Mónica Fein pasó por el lugar a las 8.30 “para saludar a los familiares de las víctimas” sin hacer declaraciones a la prensa. Lo mismo hicieron, entre otros, los concejales María Eugenia Schmuck, Ana Martínez y Carlos Cardozo: el diputado provincial electo Carlos del Frade y el candidato en las últimas elecciones a gobernador por el Frente de Izquierda, Octavio Crivaro, entre otros. A diferencia de la mandataria local, se quedaron hasta el final de la ceremonia, pero tampoco hablaron con los medios.
Entre los funcionarios estaba el secretario de Salud municipal Leandro Caruana y el titular del área de Defensa Civil, Raúl Rainone a quien se lo vio realmente conmovido hasta las lágrimas, casi oculto en un sector alejado del escenario.
Horas más tarde, en diálogo con El Ciudadano y ante el requerimiento de este medio para que cuente lo que “pasó por su mente” durante los dos minutos que sonó la sirena, Rainone confesó que fue inevitable en ese breve lapso que se le vinieran a la mente las imágenes que le quedaron grabadas a fuego de aquella mañana.
“Cuando ocurrió la explosión hacía pocos meses que había perdido a mi esposa y me encontró en un momento personal especial. Hoy a la mañana (por ayer) se me apareció la imagen de la joven que encontramos muerta abrazada a su perro. También la de la chica con vida que tenía medio cuerpo atrapado entre los escombros y entonces Gonzalo Ratner, el subdirector de Defensa Civil, siendo muy joven y sin ningún tipo de experiencia para catástrofes como ésta, se quedó una hora y media con ella sin separarse de su lado, hablándole y tranquilizándola hasta que pudieron rescatarla. Todo eso es inevitable”, confesó.