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Javkin: “La prioridad es trabajar en el cuidado de los pibes”

El candidato a intendente por el Frente Progresista consideró fundamental bajar los niveles de violencia social

Pablo Javkin considera que el camino que transitó desde las Paso de 2015 hasta las de este año, en las que se proclamó vencedor dentro del Frente Progresista Cívico y Social, le terminó de sumar la experiencia necesaria para comandar la ciudad desde el Palacio de los Leones. Este domingo se enfrentará contra tres candidatos de otras fuerzas políticas para definir quién será el próximo intendente. Se considera preparado para construir un acuerdo social en Rosario y piensa en una gestión con equipos más abiertos. “Hay que convocar a gente que sea la mejor en lo suyo y que sea afín a nuestras ideas”, sostuvo Javkin de cara al próximo 16 de junio.

—Te proponés como el candidato que está preparado para unir. ¿A qué te referís?

—Yo creo que el gran fracaso de la Argentina es no haber podido ponernos de acuerdo en nada. Y el resultado de eso, gobierno tras gobierno, es que cada vez estamos peor en términos de estructura social. Y creo seriamente que tenemos un riesgo, que es que la polarización permanente se está convirtiendo en lo más efectivo en la política. Eso termina en Bolsonaro o en Trump. Acá todavía no se dio y espero que no se dé. A nivel local el gran desafío que tiene Rosario es bajar sus niveles de violencia, y eso también implica acuerdos políticos. Es un desafío importantísimo para el próximo intendente. Animarse no sólo a hacer gabinetes plurales, no hablo del equipo de gobierno, sino de animarnos a  una ciudad que tenga acuerdos en algunas cosas troncales. Para mí se trata principalmente de bajar los niveles de violencia, y eso no lo hacés solo. Suena poco sexy hablar de unir, pero en definitiva las experiencias positivas de los países que han logrado mejorar sus condiciones se dieron cuando tuvieron niveles de acuerdo.

—¿Creés que la llamada “grieta” nacional es la misma que se da en Rosario?

—Yo te diría que la Argentina tiene 170 años resolviendo sus conflictos a los tiros, y después hizo un acuerdo con la recuperación de la democracia para resolver las cosas de otro modo, pero no hemos logrado en todo este tiempo tener un acuerdo estable. Fuimos a los bandazos siempre. Y en el bandazo de la convertibilidad, triplicamos los niveles de desempleo y desarmamos prácticamente el funcionamiento social organizado. Eso trajo también la ruptura del vínculo familiar, del horario de ordenamiento; de la escuela y del trabajo, que fueron dos factores ordenadores. Eso se derrumbó brutalmente, lo hicimos bolsa en tres o cuatro años y no hemos podido recuperarlo. Ahí hay una ruptura que es muy profunda de tejido y ese es el corazón del problema que tenemos hoy. Tenemos que tener un acuerdo más sostenido, incluso más abierto. No hablo de un acuerdo político, hablo de un acuerdo social.

—¿Cómo se consigue?

—Para mí tenemos que tener como prioridad armar una red con la que podamos trabajar efectivamente sobre el cuidado de los pibes. Sobre todo la primera infancia, que lleguen al sistema escolar con algún nivel de paridad en relación a capital simbólico, de afecto, de recorrido familiar. Y eso no es una política que la va a hacer un candidato que saque “x” porcentaje de votos.

—Hablás también de recuperar el respeto entre los rosarinos.

—En la demanda de seguridad y de ordenamiento es bastante fundamental bajar los niveles de violencia cotidiana que fuimos incorporando. Lo ves en que nadie frena en una esquina cuando cruza un cochecito, en la vandalización del espacio público, en la agresividad en el tránsito, lo ves en la imposibilidad de un peatón de cruzar una calle cuando lo habilita el semáforo. Creo que está desligada la regla con la cultura de algún modo. La única manera de aplicarla es que esté el Estado y te sancione. Y claramente el Estado tiene que mejorar sus órganos de control y su presencia en  la calle y, claramente, hay que animarse a discutir con la gente en términos de educación pero también de sanción, en la regla en la calle y el cumplimiento en la norma. Esto tiene que ver con los factores de violencia en la ciudad porque se relaciona con la consideración hacia el otro. En el fondo está esa idea de que la norma existe solamente cuando estás a riesgo de que te sancionen. Entonces hay que sancionar con el fin de cambiar esa idea.

—¿Cómo se hace?

—Pienso en los chicos y pienso en los abuelos. Pienso que hay que animarse a confrontar. Tenemos que tener cuerpos de control y cámaras que nos permitan sancionar conductas para empujar una campaña de educación ciudadana que cambie la cultura. Son las dos cosas. No quiero un  inspector municipal midiendo un toldo o un letrero, lo quiero evitando que una rampa se obstruya. Y quiero una multa durísima para el que estacionó delante de una rampa de discapacitado. Y quiero explicarle por qué esa multa es durísima y por qué está bien que la pague. Que la plata vaya, por ejemplo, al Hospital de Niños, no me interesa recaudar con eso. Creo que lo que está  roto es la confianza en el otro, el vínculo con el otro, el respeto al otro, y eso genera más violencia. Nosotros tenemos obviamente violencias que vienen de la economía del crimen, de la presencia de armas, pero tenemos un nivel muy alto de violencia en el espacio público que está muy ligado a esto. Hay que animarse a poner al Estado marcando reglas. Y sobre todo premiando al que las cumple.

—A diferencia de lo que pasó hace cuatro años, venciste al socialismo en las Paso y eso te abrió el camino para competir por la intendencia. ¿Cómo viviste ese recorrido?

—Yo lo siento bastante natural. Renuncié a la diputación, me integré a la gestión, hice una experiencia en el gobierno local, que es algo no menor, competí hace dos años y me fue mal en una elección muy nacionalizada y en medio de un furor por Cambiemos en determinados sectores. De todo eso aprendí y me planteé este año nuevamente el desafío de renovar el Frente desde adentro, y lo cumplimos. Siento que concreté una preparación producto de haber  participado de una gestión, de haber perdido una elección, y lo sentí también producto de una madurez incluso en la edad. Lo sentí en la primaria y, al ganarla, lo sigo sintiendo hoy. Si ganábamos la interna iba a ser un vuelo para el Frente y creo que así fue, que también el Frente está en un recambio generacional, que Verónica (Irizar) hizo una gran elección y es una persona joven. Empieza una etapa nueva con nuevos actores, con una nueva generación, y eso es positivo para la ciudad y para el Frente.

—¿Cuáles son los desafíos para efectivamente renovar el Frente si el 10 de diciembre ingresás en el Palacio de los Leones?

—Hay una agenda nueva que hay que tomar. Tenemos que continuar y sostener una agenda muy positiva de salud, en cultura, en espacios públicos, en algo que es un valor acumulado del Frente, pero hoy hay una agenda nueva. Yo la sitúo en ordenar la ciudad y cuidar a los pibes, con un rol más activo del intendente en el liderazgo de la cuestión territorial, de la presencia del Estado en el terreno y, a mi entender, con  una visión mucho más abierta y en red de un sistema de protección de los pibes y de opción de formación para los jóvenes, que es claramente el único reaseguro a mediano plazo para disminuir los niveles de violencia en la sociedad.

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