“Quiero hacer una música tan perfecta que se filtre a través del cuerpo y sea capaz de curar cualquier enfermedad”. La cita es de quien está considerado el más grande guitarrista de la historia del rock: el estadounidense Jimi Hendrix, de cuya prematura y nunca aclarada muerte se cumplirán este lunes 47 años.
Pese a que no tenía estudios clásicos serios sobre teoría musical, Hendrix revolucionó la manera de tocar la guitarra eléctrica con un virtuosismo singular. Mezcló en sus composiciones elementos del rock, el pop, el blues, el gospel y la música clásica para acompañar sus letras llenas de poesía y era capaz de hacer hablar, gritar, gemir y chillar la guitarra eléctrica en sus ágiles manos, e inclusive tocando con los dientes.
Además fue un innovador de técnicas auditivas ejemplificando el poderío del feedback y el trémolo, logrando riffs hipnóticos (como el de su canción “Voodoo Chile”, considerado el mejor de la historia), llenos de poder y fuerza. Hendrix doblaba, estiraba y distorsionaba las notas musicales con pedales, vibradores y sintetizadores conectados a su guitarra y el producto salía en aplastantes columnas de sonido o en sutiles secuencias melódicas.
Así, formó parte del selecto club de rockeros del blues británico, como Eric Clapton, Jeff Beck, Jimmy Page, Pete Townshend, Peter Green y John Mayall, quienes admiraron su virtuosismo. E influyó en las siguientes generaciones de músicos desde Stevie Ray Vaughn, Eddie van Halen y John Mayer, como también en diferentes géneros musicales como el reggae, heavy metal, punk y hip hop.
Jimi nació el viernes 27 de noviembre de 1942 en el King County Hospital de Seattle, en el estado de Washington. Primogénito del matrimonio compuesto por el afroamericano James Allen Hendricks y la estadounidense Lucile Jeter, recibió el nombre de Johnny Allen Hendricks, que luego cambiarían por el de James Marshall Hendricks en memoria del hermano fallecido de su padre.
De hogar muy humilde, el primer instrumento musical que tuvo Jimi en sus manos fue un viejo ukelele –especie de guitarra originaria de Hawai– de una sola cuerda que su padre había encontrado entre sus cosas viejas en el garaje. Cuando tenía 9 años sus padres se divorciaron y Jimi pasó a vivir con su abuela y con su padre.
Tras la muerte de su madre, cuando él tenía 16 años, su padre le regaló su primera guitarra, una acústica, y un año después consiguió una eléctrica que aprendió a tocar imitando a sus ídolos musicales del momento: Chuck Berry, Muddy Waters y Albert King.
En 1962, tras un fugaz paso por el ejército estadounidense para eludir la cárcel, comenzó su carrera musical en forma profesional con bandas como Upsetters –que era el soporte musical de su admirado Little Richard–, Ike and Tina Turner, Curtis Knight and the Squires o Spirit. En 1965 formó su propia banda llamada Jimmy James and the Blue Flames, con la que se sucederían el trabajo sin descanso, explotado por sus representantes musicales. Fue en esta época cuando Jimi empezó a consumir marihuana y LSD, como la mayoría de los músicos y artistas del momento.
Pero la carrera artística de Jimi dio un salto en Londres de la mano de Linda Keith, por entonces novia del Rolling Stone Keith Richards. En 1966, Linda le presentó a Chas Chandler, bajista del grupo The Animals, quien quería dejar de tocar para trabajar como productor musical. Entre ambos gestaron The Jimi Hendrix Experience, banda que catapultó al guitarrista a la fama.
Junto con el baterista Mitch Mitchell y el guitarrista relegado a bajista Noel Redding, Hendrix grabó el primero de tres discos de estudio que conjugaron lo mejor del rock y el blues con innovaciones del rock ácido y psicodélico que comenzaba a ponerse de moda. Sin embargo, los problemas de Hendrix con Chandler, con el que no compartía su manera de concebir el proceso de grabación, y con Redding, acomplejado al verse obligado a tocar el bajo, terminaron con la banda, que ofreció dos últimos conciertos épicos de despedida en el Royal Albert Hall de Londres, en febrero de 1969.
Épica fue también la actuación de Hendrix en el festival de Woodstock del verano de 1969, convertido en símbolo del pacifismo y el movimiento hippie, donde el guitarrista deleitó con dos horas de concierto y sorprendió a los asistentes con la transfiguración guitarrística del “Star-Spangled Banner”, himno de Estados Unidos.
Sexo, droga y rock and roll
Para los jóvenes rebeldes de fines de los 60, la frase “sexo, droga y rock and roll” representó una suerte de santísima trinidad cuyos sumos sacerdotes eran las estrellas de rock. Jimi Hendrix se hallaba entre los máximos exponentes musicales del exceso, junto con Janis Joplin y Jim Morrison. Sus muertes, en 1970 y 1971, anunciaron la gran crisis cultural que seguiría a la década eufórica.
Hendrix, quizás el guitarrista más imaginativo de todos los tiempos, era famoso por sus posturas en el escenario (tocaba la guitarra con los dientes o aguantándola detrás de su cabeza y a veces la prendía fuego) y por sus hazañas amorosas y psicodélicas.
Lo que Los Beatles y Los Rolling Stones habían sólo insinuado en su primera época, estos artistas lo comunicaron abiertamente, celebrando la búsqueda sexual y química del éxtasis con un convencimiento descarado.
Hendrix murió en Londres, el viernes 18 de septiembre de 1970, a los 27 años. Las circunstancias de su muerte nunca fueron aclaradas del todo.
Aquella última noche, Jimi estuvo hasta tarde en una fiesta y su novia, Monika Dannemann, fue a buscarlo y lo dejó en su departamento en el hotel Samarkand, donde hallaron el cuerpo.
La autopsia señaló que Jimi murió al poco tiempo de haber llegado a su departamento por asfixia causada por su propio vómito, al haber mezclado pastillas para dormir con alcohol (vino tinto).
Dannemann aseguró que Jimi aún estaba vivo cuando lo subieron a la ambulancia, y que fue la negligencia en el traslado la que provocó que se ahogase con su propio vómito. Pero policías y paramédicos declararon que hallaron el cuerpo de Jimi sin vida e incluso que llevaba varias horas fallecido.
Hasta que en 2013 surgió una nueva teoría sobre la muerte de Hendrix, proporcionada por uno de los asistentes del músico llamado James Wright. Éste señaló en su libro Rock Roadie que el deceso del guitarrista se debió a que su representante, Michael Jeffery, lo asesinó haciéndole a tomar pastillas y vino tinto, ya que el guitarrista iba a despedirlo. Muerto Jimi, Jeffery podría cobrar el seguro de vida del artista, del que era beneficiario.
Wright dice que todo se lo confesó el propio Jeffery durante una noche de copas, poco antes de morir en un accidente aéreo.
Lo cierto es que, poco antes de su partida de este mundo, Jimi Hendrix bromeaba acerca de su propio funeral y cierta vez escribió: “La historia de la vida es más rápida que un abrir y cerrar de ojos, la historia del amor es hola y adiós. Hasta que uno se encuentra de nuevo”.