Organizaciones sociales volvieron este miércoles a las calles de todo el país bajo la consigna “Navidad sin hambre” para exigir, a pocos días de las fiestas de fin de año, ayuda alimentaria al Estado y a empresas privadas en el marco de una situación económica que definen como desesperante para muchos desocupados pero, también y en forma creciente, para trabajadores formales. En Rosario se realizaron algunas de las más de 500 concentraciones previstas en todo el país frente a sucursales de cadenas de supermercados. Esta vez, no hubo ollas populares porque, dijeron, es tan poca la comida que recolectan que la tienen que destinar a los comedores y merenderos de los barrios postergados, muchos de cuyos vecinos no se pueden sumar a las movilizaciones.
La jornada tiene por protagonistas a la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP), Territorios en Lucha y Frente de Lucha Piquetero.
Vanina Otero es delegada de la CCC (Corriente Clasista y Combativa) y desde la movilización en avenida Pellegrini y Vera Mujica, frente al supermercado Carrefour, describió el cuadro de gravedad que atraviesan las familias de los barrios marginados de Rosario.
El objetivo de las concentraciones, explicó la referente social, es «entregar un petitorio a las sucursales de los grandes supermercados para solicitar ayuda alimentaria compuesta por artículos no perecederos y así poder pasar una Navidad un poquito menos golpeada».
Otero señaló que «es una situación crítica la vivida durante todo este año» que se torna «alarmante al acercarse estas fechas» de las fiestas de navidad y Año Nuevo. La dirigente de la CCC destacó que el universo de los abandonados por el sistema se expande: «No solo los desocupados no llegamos con los planes o la ayuda social existentes, sino que también les pasa a los trabajadores formales. Muchos se acercan a los comedores y merenderos con la misma vergüenza inicial con la que acuden los que pierden el empleo, porque sus familias no llegan en muchos casos a mitad de mes con sus ingresos», describió el panorama de un rápido deterioro del tejido social ante el móvil de la radio LT8.
Este año ni siquiera pudieron reforzar simbólicamente la protesta con una olla popular, señaló Otero, porque lo poco que reciben lo tienen que destinar a los comedores y merenderos de los barrios en los que están presentes.
Un tejido social colapsado, expuesto a lo peor
Otero insistió en que las zonas periféricas están en una situación límite. «La cara de la gente con angustia, con desilusión», graficó lo que se ve y lo que implica: «Da bronca, porque no se trata solo de gente mayor, sino de chicos que terminan la secundaria y están desesperados por poder ayudar a sus familias. Y eso, sabemos a dónde lleva. Por eso tratamos de contener, y que no se llegue al ataque de pobres contra pobres», trazó lo que avizoran desde las organizaciones como un futuro inmediato de alto riesgo.
Además de en Pellegrini y Vera Mujica, otros puntos de concentración en Rosario fueron Sorrento y Circunvalación, 27 de Febrero y Necochea y Oroño y Batlle y Ordóñez.