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José Luis Imhoff y sus momentos en Los Pumas, de la mística del 65 a los convulsionados años noventa

El Hincha charló largo y tendido con el rosarino formado en Duendes, repasando la hazaña del 65, cómo influyó en su vida y en el rugby argentino . Y también sobre su experiencia como entrenador del seleccionado nacional. El coach fue muy sincero y no se guardó nada

Tras el aniversario del primer rugido de Los Pumas, y escribir sobre ese hecho quedaba pendiente dialogar con uno de los rosarinos que había participado de ese momento tan importante para el rugby argentino. Cuarentena mediante y tras que esperar que José Luis Imhoff tuviera un momento para poder charlar, ya que continúa ejerciendo la medicina –es cardiólogo-, El Hincha prendió el grabador y fue repasando momentos desde 1965 hasta la actualidad. El nacimiento Puma en tierras sudafricanas y cómo fueron las experiencias del hombre formado en Duendes al frente del seleccionado argentino en unos años noventa que fueron verdaderamente convulsionados.

Hoy se habla mucho de la gestión de equipo, de consolidar una filosofía, de inculcar sentido de pertenencia. En 1965, se logró todo eso y además se impregnó mística a la camiseta argentina.

“La gestión de equipo se trató de la unión imprescindible para enfrentar al rugby sudafricano, que nos metía cierto temor a los argentinos, y que mucha gente creía que nosotros íbamos a ir a Sudáfrica a cazar leones, y que  los sudafricanos nos iban a cazar a nosotros. Esa adversidad nos hizo estar muy juntos, entender que uno era mucho más fuerte con otro, y que varios éramos más fuertes juntos, al final logramos que todos fuéramos una unidad. Perdimos los dos primeros partidos y ahí entendimos que lo único que valía la pena era la unión. Y lo hicimos. Ganamos el tercer partido y esa mística que salió de ahí la utilizamos en todos los partidos y al volver a Argentina la transmitimos”, explicó el doctor Imhoff.

Todavía continúa la polémica sobre la división en Argentina entre profesionales y amateurs. Una frase de cabecera de José Luis sobre este tema es: “Amateur de bolsillo pero profesional de cabeza”. Él fue amateur toda su vida, pero conoce el profesionalismo a través de su hijo Juan, que desde 2011 milita en Racing 92.

“La polémica es un absurdo, ya que lo único que se trata es de buenas personas, que jueguen rugby profesional o amateur, es una contingencia”, expresó Imhoff.

En los convulsionados años noventa, José Luis tuvo pasos como entrenador de Los Pumas, a principios de la década junto a Luis Gradín, compañero del 65 y después entre 1996 y 1999, pero con el mismo Gradín como presidente de la Unión Argentina.

“Durante los años noventa me tocó acompañar a Lucho Gradín en un equipo que venía dando tumbos. Tuvimos la suerte de que juntos logramos sacarlo adelante y obtener un gran resultado con el triunfo frente a Francia en Lille. Eso nos unió mucho e hizo que empezaremos a planear lo que íbamos a hacer en los años siguientes”, dijo Imhoff y luego agregó: “Después en el 96 fui head coach nacional y lo que traté fue de incorporar algunas cosas que el rugby argentino amateur por excelencia no tenía. Uno fue la disciplina de un equipo profesional, ya que en el año 95 el rugby mundial se había declarado deporte abierto. Eso me llevó a ser muy duro con los jugadores en cuanto a la disciplina, las llegadas tardes, la vestimenta, la conducta previa a los partidos y en los terceros tiempos. Lógicamente eso desembocó que tuviera algunos enfrentamientos con los jugadores. Sobre todo después del partido con Gales, en el cual volvieron a cometer algunos errores disciplinarios y que pensé que era el final de un ciclo”.

Tras perder los dos partidos ante Gales, un par de meses antes del Mundial, Imhoff no pudo continuar el frente del equipo. Un grupo de jugadores presionaron a la UAR, sumado a las críticas de la prensa porteña, resultaron un cocktail perfecto para que el rosarino no pudiera estar en la Copa del Mundo. En consecuencia le tocó ver ese torneo por televisión.

“No fue absolutamente duro ver los partidos del Mundial de 1999 por televisión. Estaba orgulloso del equipo que había formado y de las conductas que asumieron en ese Mundial, fue muy placentero ver esos partidos”, dijo Imhoff.

Veinte años más tarde la historia se repitió, ya que su hijo Juan no fue citado al Mundial de 2019.

“En el 2019 la tristeza fue de que por circunstancias políticas no llamaran a Juan, que había sido en el Mundial previo una de las estrellas del torneo. Las decisiones no fueron por acciones equivocadas, sino por decisiones políticas que las tiene que enfrentar cada hombre que las toma. Como digo siempre ‘hay entrenadores que predominan la política sobre el interés del juego’, si es así se trata de política, y no de juego, no me entristeció, las cosas adversas me dan fuerzas para luchar eso lo aprendí en el año 1965”, dijo José Luis.

Imhoff agregó una explicación sobre su respuesta anterior: “Vale la aclaración a la decisión de amateurs-profesionales, y a lo que es un entrenador que sigue políticas y se olvida del juego. En el 1997 incorporé, teniendo en contra la opinión mayoritaria del concejo de la Unión Argentina de Rugby, al primer jugador profesional entre los amateurs que fue Federico Méndez. Es decir que en ese momento consideré un absurdo prohibir la entrada de jugadores profesionales a Los Pumas, pero eso trajo una serie de circunstancias complejas”.

Imhoff, coach Puma. Crédito: Gentileza La Nación

Puede criticarse muchas cosas a José Luis Imhoff, pero nunca su ética hacia el trabajo y la entrega. Y seguramente la historia lo ubique entre esos tipos que pensaron más allá y no se quedaron con nada guardado. Dio todo por lograr un objetivo, quizás no llegó a dirigir en el Mundial de Gales 1999, pero sí dejó un legado.

“En la preparación para el Mundial 1999 quería que Los Pumas dejaran de hacer un juego prudente y empezaran a arriesgar con la pelota. Intenté por todos los medios tratar de hacer un juego mucho más activo, más dinámico, de quince hombres y en parte se logró”, aseveró Imhoff.

Y también hizo referencia a la llegada de Alex Wyllie a Los Pumas en esos años.

“Llegó para imponer la disciplina necesaria, la forma de vida de un jugador profesional de rugby. Wyllie era un hombre verdaderamente duro, que había vivido el rugby neozelandés en su mejor momento y que fue el entrenador que ganó el primer Mundial de rugby en 1987. Alex trajo muchas cosas importantes y las adapté. Quiero recordar que durante mucho tiempo el rugby argentino se manejo con un eslogan que decía ‘scrum, presión, y tackle’ cada vez que se encontraba en el nivel internacional. Traté de agregar cosas: juego dinámico, juego con destrezas individuales y colectivas que permitieran mover la pelota a lo largo de la cancha sin miedo y buscando la concreción del try”.

Quedaron muchos temas más tocar, y poder tomar otro café. Todos y cada uno de estos hombres que participaron de esa gira del 65, son la memoria del rugby nacional y para poder construir futuro hay que conocer el pasado y escuchar. Esa sabiduría es un tesoro invaluable.

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