A las dos de la tarde de ayer, César Emilio Yabar, de 29 años, salió a comprar cigarrillos.
Caminó una cuadra hasta un quiosco ubicado en calle Muñoz al 700, al lado de la casa de su madre, en el extremo sur de la ciudad. Abrió el paquete y sin moverse de la ventanita del comercio pidió fuego. Cuando la mujer se dio vuelta para alcanzarle un encendedor escuchó los disparos a los que siguió el ruido de una moto que se perdió bajo el sol de diciembre. El muchacho murió minutos después. La Policía dijo que tenía cinco impactos de bala en la zona del tórax y que a su alrededor recolectaron seis vainas calibre 9 milímetros.
La violenta escena ocurrió en barrio de la Carne, donde tiene jurisdicción la subcomisaría 20º. “En esta cuadra los vecinos somos como una familia”, dijo una mujer que no salía del asombro y que como la mayoría de los habitantes de la zona salieron a la calle al escuchar los disparos, pero aseguran que no alcanzaron a observar la mecánica del crimen.
“Escuchamos la frenada de una moto y después como diez disparos. Cuando salimos, César estaba tirado, todavía con vida, en la puerta del quiosco. Su mamá llegó después. Es una mujer muy buena y trabajadora, como toda su familia. Son buena gente”, dijo.
Otro vecino contó que César se ganaba la vida lavando autos a la vuelta de donde lo encontró la muerte. Y que su mamá vivía al lado del quisco con otro de sus hijos. Pocas horas después del crimen, todavía se podía observar el auto de su madre estacionado en contra mano, y sobre la vereda recién baldeada los círculos de tiza blanca que marcaban el lugar donde la Policía secuestró media docena de vainas servidas.
Saña y precisión
Al igual que los comentarios del barrio, los investigadores tampoco aportaron datos sobre el móvil del crimen. En relación con la mecánica del hecho dijeron que, en principio, todo indica que César fue atacado desde una moto, que le dispararon “con mucha precisión” y que se trató de un “crimen con saña”. Los pesquisas agregaron que por algunos testimonios recolectados presumen que los atacantes fueron dos que circulaban a bordo de una moto del tipo enduro, cuyos ocupantes habrían estado escondidos detrás de un camión a la espera de que el muchacho apareciera y que, una vez divisado, “salieron rápidamente” a su encuentro. “Parece una venganza”, dijo un uniformado esforzándose para no utilizar el término “ajuste de cuentas”. Por último, el vocero refirió que la víctima tenía antecedentes aunque no supo precisar el año o el tipo de delito. El caso es investigado por el fiscal de la Unidad Especial de Homicidios Dolosos Florentino Malaponte.
