La Universidad Nacional del Litoral y la Universidad Nacional de Entre Ríos presentan una nueva edición crítica de la obra de Juan L. Ortiz, tan esperada como la que lanzó Ediciones UNL en 1996, y que después fue reimpresa en varias oportunidades. A casi 25 años, muchos críticos e investigadores siguieron trabajando, leyendo y pensando la obra del poeta entrerriano. A partir de esas indagaciones, remarcan los directores de Ediciones UNL y Eduner, Ivana Tosti y Gustavo Martínez respectivamente, se logró dar con textos inéditos y contar con la mirada de una nueva generación de lectores y colaboraciones internacionales, en un trabajo que continuó a cargo de Sergio Delgado.
Entre las novedades de la reedición, adelantaron que se organiza en dos tomos tematizados desde el diseño visual a partir del emblemático poema “Rosa y dorada”. El primero de ellos corresponde a los libros escritos entre 1924 y 1971, reunidos bajo el título “En el aura del sauce”, que la Editorial Biblioteca Constancio Vigil publicó en tres tomos, a comienzos de la década de 1970. Detrás de ellos se encontraba el proyecto poético de un Libro único que Ortiz escribió a lo largo de toda su vida, que se publica ahora en un solo volumen, por primera vez. En la sección “A la orilla del aura”, al final de ese volumen, se reúnen los poemas que hubieran pertenecido al hipotético cuarto tomo, algo que no pudo concretarse por la intervención de la Editorial Biblioteca, en los primeros años de la dictadura; y el fallecimiento del escritor, en 1978.
En “Hojillas”, el segundo volumen de la reedición, se encuentran poemas que no formaban parte de “En el aura del sauce”, prosas, ensayos, traducciones y correspondencia; además de una cronología, una bibliografía, un dossier de ensayos y una importante sección de notas.
El trabajo entre las editoriales de la UNL y la UNER, que tiene como antecedente la colección “El país del sauce”, se dio de manera natural entre sus equipos de trabajo, y eso debió acompañarse “de una cierta arquitectura político institucional”, como indica Sergio Delgado. La experiencia constituye para él “un modelo de inteligencia política universitaria y sobre todo de sensibilidad cultural, que puso en primer plano la necesidad que existía de una nueva edición de la obra de Juan L”.
Poesía y memoria
Entre los materiales que no se encontraban en la edición de 1996, explica el director de la publicación, se recuperan poesía de la juventud de Juan L. Ortiz, previa a su primer libro publicado en 1924; así como también poesía que apareció después de “En el aura del sauce”, que no llegó a editarse como libro; y un conjunto importante de textos en prosa, que abarcan relatos, crítica, ensayos literarios, ensayos poéticos sobre el paisaje.
Dar con textos inéditos fue parte del camino iniciado a comienzos de la década de 1990 que se extendió por más de dos décadas, muchas veces en trabajos de archivo que tuvieron como objeto fondos de manuscritos, correspondencia y publicaciones de escritores amigos o próximos de Ortiz; como Carlos Mastronardi, Amaro Villanueva, Juan José Manauta, Emma Barrandeguy, Reynaldo Rosillo, Luis Emilio Soto y César Tiempo. Las fuentes de esos materiales incluyen además de archivos personales, los de instituciones como el Centro de Documentación e Investigación de la Cultura de Izquierdas (CeDinCi); o la Biblioteca Nacional, donde se preservan los fondos de correspondencias de Soto y de Tiempo, por ejemplo.
Esas investigaciones, que dieron lugar a distintas ediciones críticas -como las de Manauta y Villanueva, también dirigidas por Sergio Delgado para Eduner- fueron realizados por equipos de las dos editoriales universitarias. En este punto, el editor recuerda particularmente las contribuciones de la docente Claudia Rosa –fallecida en 2018- que permitió dar con textos de Juan L. al recuperar el archivo de Mastronardi y a partir de sus trabajos sobre el escritor Alfredo Veiravé. “Gracias al conocimiento que se genera en ese tipo de investigaciones, repertoriando archivos, localizándolos, se van armando redes de contactos y así localizamos muchos textos de Ortiz”, señaló.
El poeta traductor
Otro aporte de esta edición es recuperar los trabajos de traducción de Juan L. Ortiz, que “traducía mucho y tenía una manera muy particular de hacerlo, un estilo y una política que se podrá ver en esta reedición”. Esta faceta del poeta, más visibilizada en relación a poetas chinos, no se había estudiado en profundidad por lo que se incorporan textos críticos para abordar este aspecto de su producción. “Traducía sobre todo buenos poetas, con un sesgo social, como el griego Yannis Ritsos”, agrega Delgado.
En este punto, la indagación en archivos contó con el trabajo del CeDinCi -que dirige Horacio Tarcus-, en particular sobre el Partido Comunista, del cual Ortiz formaba parte y para el que publicaba traducciones que muchas veces le permitían vivir de ese trabajo. Entre los poetas franceses que tradujo se encuentran Jean Cassou, Louis Aragon, Louis Martin-Chauffier y Paul Éluard; pero en esta reedición se pone de relieve que Ortiz “tenía un proyecto de traducir poesía de los cinco continentes a través del francés, que era su lengua franca, con la que traducía africanos, chinos, soviéticos, rumanos, lituanos, vietnamitas”, como parte de un proyecto político de izquierda que aspiraba a dar cuenta de una poesía internacional, reseña el editor. Y agrega que en las investigaciones se encontraron carpetas con material inédito, que el poeta pensaba para ese proyecto que no pudo concretar. Una parte, ya fue publicada como libro en la colección “Cuadernos de las orillas”, con la traducción que Ortiz hizo de la francesa Marie Colmont.
Generaciones
La reedición es el resultado de un trabajo progresivo que en esta etapa contó con colaboraciones de Edgardo Dobry, Agustín Alzari, Fabián Zampini, Santiago Venturini, Miguel Ángel Petrecca, José Carlos Chiaramonte y Mario Nosotti. Este nuevo aparato crítico dialoga con los textos fundacionales sobre la poética de Juan L., que estaban en la edición de 1996 y vuelven a publicarse en la de 2020: Carlos Mastronardi, Alfredo Veiravé y Haroldo de Campos, entre otros; y los artículos de Juan José Saer, Hugo Gola, Martín Prieto, Daniel García Helder, María Teresa Gramuglio; y Marilyn Contardi, que para esta edición también escribió “Escuchar la voz que está fuera del tiempo”, que abre el volumen II.
“Imprecación y plegaria” es el texto liminar escrito por Olvido García Valdés, Premio Nacional de Poesía de España y una figura clave del sistema cultural español, que descubrió a Juan L. gracias a Hugo Gola y comenzó a leerlo con la edición de 1996. Su incorporación en el comienzo del volumen I de esta nueva edición remite a esa proyección de la obra de Ortiz, leído por críticos, poetas y lectores de distintas partes del mundo. “Ese es un dato más del objetivo de esta edición: mirarlo a Juan L. Ortiz fuera del sistema nacional”, sintetiza Delgado.
Para él son pocos los ejemplos que existen de una poesía tan vital, que atraviesa a diferentes generaciones de poetas y artistas jóvenes: “la de Hugo Gola, Juan José Saer, Paco Urondo que lo descubrían y comenzaban a encontrar en él una referencia estética y una ética, lo que condujo a la edición de su poesía reunida en 1970, por la Biblioteca Vigil. Luego de la muerte de Juan L. hay una zona de oscuridad, pero luego sería leído por los poetas jóvenes de la generación del 80’ y 90’. Y eso no ha dejado de ocurrir. Todo poeta sigue encontrando en él una referencia fuerte. Todas las reimpresiones que se hicieron se agotaron, por eso hay una necesidad de editarlo para que las nuevas generaciones lo vuelvan a descubrir”.