Desde su casa en el barrio porteño de Villa Crespo, el artista, que es un vital referente de la escena folclórica argentina de los últimos años, apuntó que «para abril y mayo tenía el foco de trabajo» pero que tuvo que asumir que este año no iba a poder tocar como lo hace habitualmente.
En una charla con la agencia de noticias Télam, Quintero dijo: «Voy a dar unos talleres después de tener tiempo de estudiar y de darle forma y darle ganas; mudé digamos, ahora me volví un profesor teniendo la posibilidad de reinventarme en relación con otra gente que no está pudiendo trabajar».
En esa cuerda, el autor, guitarrista y cantante que hace más de dos décadas sostiene el trío folclórico Aca Seca, consideró que debido a la pandemia, «la emergencia es muy clara, hay mucha gente que la está pasando muy pero muy mal», y que no se olvidó de resaltar que es «uno de los privilegiados».
Pero enseguida advirtió: «Me duele un montón que le den permiso a la gente para que vaya a almorzar en televisión y no podemos tocar dos personas a dos metros. La música se hace así y en estos tiempos no se puede sonar al unísono porque está el delay de la tecnología».
El artista, de 42 años, que se lanzó discográficamente en solitario desde 2002 y ha sostenido dúos con Luna Monti, Luis Pescetti y Edgardo Cardozo, entre otros proyectos, actuará este domingo desde las 18.30 con un recital titulado Las cosas que me acompañan para el que el ingreso se obtiene a través de plateanet.com.
Respecto de cómo surgió la decisión de hacer esta presentación, Quintero destacó: «Yo tengo una relación con la gente que trabaja en el Teatro Picadero y en principio accedí por la cercanía y por la misma sintonía. Lo cierto es que esta cuestión de los vivos desde las casas me genera muchas contradicciones y en principio no sé si estamos haciendo bien y siento una gran resistencia ante el término de «la nueva normalidad» porque esto es una pandemia y estamos peleándola con garra y dientes y ojalá nunca más tengamos que pasar por esta situación. Partiendo de esos términos que son bastante negativos, ahí empiezo a decir: «Bueno, estamos en esta situación y no me voy a hacer el que está alegre por demás y vamos a acompañarnos desde acá a ver qué se construye»».
En relación con su vasto repertorio y la planificación de un concierto vía streaming que tendrá en cuenta el contexto y el presente, el músico destacó: «Para evidenciar muchas cosas que son tesoros maravillosos como las llamadas de los amigos, la presencia de la familia, de mi hija acá, el poder ver el sol, el poder tener un techo, ver algunas plantas, el poder tener agua y algunas cosas que son muy pero muy básicas como la unión de los vecinos, esos muy pequeños gestos dentro de las vidas cotidianas del barrio, el valor de una mirada, de un mínimo gesto de aliento. Cosas muy mínimas que cobraron para mí una dimensión fundamental y que se celebran y que te ponen contento y cosas que te duele no tener. A mí me toca armar como micro-homenajes, tirarle onda a todas esas cosas, personas, situaciones, a la naturaleza».
En ese repaso por las cosas importantes y vinculando esas presencias con la falta de aplausos para los artista, el músico expresó: «Justamente con respecto al aplauso, digo: «Mirá vos lo acostumbrados que estábamos al aplauso», y tal vez no es tan necesario, bien podría ser una cosa que podríamos revisar todos. El aplauso se volvió como una cosa muy automática y ahora, en este silencio que tengo adentro de mi casa, me imagino a alguien aplaudiendo y lo primero que le pediría es que por favor de calle. Creo que algunos de nosotros no volveremos a establecer el mismo vínculo con el escenario, con el público. Hay cosas que se están modificando».
De todos modos, para algunos artistas, el contexto está siendo favorable para crear, algo que no pasó del todo con Quintero. «No estoy componiendo, pero el hecho de que tuve que armar estos talleres me está dando un gran impulso y estoy descubriendo sobre mi hacer bastante solitario o en grupos más bien chicos. Esta situación nueva me está llevando a otras dinámicas que me encantan y están haciendo toda una revisión de mi trabajo que en un punto es también un ejercicio de composición».