«Juego de Reinas: Batalla Drag», es un reality que se emite desde marzo cada semana por la pantalla de Canal 10 de Salta y por YouTube. Se transformó en un espacio de gran repercusión que visibiliza el arte drag queen como una expresión artística y cultural que, muchas veces, se convierte en un cable a tierra y en una luz en el camino de quienes lo eligen.
«La idea de este programa es dar a conocer a los artistas que hay en el país; mostrar la vida que cada uno tiene detrás y que este arte es un cable a tierra para todos ellos. Se trata de una expresión cultural y artística muy linda», dijo Mistika Reech, mientras se preparaba para salir al aire.
Mistika es la conductora y una de las productoras de este reality salteño, que nació con miras al público local pero que enseguida generó el interés de muchos artistas del país, que llegaron a Salta para participar del casting y entrar a «Juego de Reinas».
«Hay chicos que a través de esto pudieron salir de problemas como la violencia familiar y encontraron en el arte un camino y una lucecita para salir adelante», explicó, tras lo que detalló que el programa es «el primer reality drag queen televisado de Argentina, con todo lo que eso conlleva».
Y siguió: «Teníamos una lupa muy grande y todo el mundo estaba pendiente de lo que íbamos a hacer», reflexionó Mistika en relación a la emisión del programa en una provincia tradicionalista como la salteña.
La idea para el reality (en Instagram: @juegodereinas), tiene una inspiración en el trabajo que en los Estados Unidos viene haciendo RuPaul, modelo, actor, cantante, compositor y presentador y también drag, surgió hace un año, mientras su personaje participaba en un magazine que salía por Canal 10, los sábados a las 14.
Allí, Mistika buscó «empatizar con el público» y mostrarse tal cual es, tratando de «no generar rechazo», por lo que estudió e investigó diversos temas para entrevistar a los invitados con solvencia y «poder hacer preguntas que por ahí no les habían hecho en otros programas».
«El personaje de Mistika empezó a gustar y entre una de mis tantas entrevistas hablé con Gonzalo Longarela, que tenía un programa que se llamaba Color, que era inclusivo y visibilizaba a la comunidad LGBTIQ+», recordó.
De ese contacto surgió la posibilidad de hacer un programa con la temática drag queen; con Longarela comenzó «a escribir Juego de Reinas y a los cuatro meses ya se estaba lanzando con un avant premier en el cine Opera», de la capital salteña, contó.
A partir de allí, se dio la convocatoria, el casting con más de 60 aspirantes y la elección de las 14 participantes que entraron al reality, en el que cada viernes a la medianoche, desde el 19 de marzo, concursaron ante un jurado con desafíos, batallas y retos artísticos de canto, baile y actuación, siempre envueltas en el brillo y el glamour de un arte que busca abrir puertas.
A esta altura del programa, ya están definidas las cuatro finalistas, que son las jujeñas Katrina Raissa y Sharina Raissa, la salteña Sissie Moon, y Tina Argen, de Buenos Aires.
Ahora, el reality entró en una etapa distinta, donde las participantes ya no compiten, sino que encuentran en el estudio de televisión salteño un espacio para mostrar lo que hacen como artistas.
En principio, si las restricciones por la pandemia de coronavirus lo permiten, el 4 de julio se hará la grabación de la final, en el Teatro Provincial, con un gran despliegue artístico, escenográfico y de producción.
Para contar lo que implica ser drag queen, Mistika se remontó al teatro isabelino, cuando «las mujeres no tenían permitido actuar, entonces el hombre, de manera grotesca, interpretaba los papeles de las mujeres en obras de teatro».
«Después empezó a perderse y quedaron algunos olvidados, trabajando con presencias en boliches y nada más, porque con lo cerrado de la sociedad se empezó a perder muchísimo esta figura del hombre vestido de mujer», detalló.
Para la conductora y productora, el programa busca romper el desconocimiento sobre quienes practican el arte drag: «Somos personas como todos los que nos están mirando en sus casas, nada más que sabemos maquillarnos e interpretar un personaje».
«En el programa conocimos la vida de las cuatro finalistas y fue muy fuerte. Tras eso también hubo muchísima repercusión porque muchos chicos se animaron a contarme cosas que quizás no le pudieron contar a sus padres y necesitaban desahogarse con alguien», sostuvo.
Para ella, esa es «una tarea difícil», porque «se trata de contener», por lo que recurrió a una psicóloga para «ver medianamente qué podía decirles para aconsejarlos y darles las herramientas para que puedan hablar con sus familias, hacer una denuncia, o exponerlo a alguien que pueda ayudarlos profesionalmente».
«No se queden callados y no tengan ese miedo que quizás muchos tuvimos cuando éramos chicos, porque cuando la familia no te entiende uno calla muchas cosas, a veces simplemente para resguardarse de algo que en realidad no generamos, sino que vino de afuera», pidió.
En Salta «no es fácil» ser drag queen, sostuvo. Y agregó: «Es muy difícil para el drag queen poder vivir del arte. La única salida laboral, hoy por hoy, es dentro de un boliche de la comunidad gay, y ahora, por ejemplo no hay boliches, no hay dónde salir ni dónde expresarse. Bueno, ahora nos tienen a ‘Juego de Reinas'»
Además, contó que el programa se convirtió en el puntapié inicial de otras iniciativas televisivas en el país que incluyen a personajes drag queen y adelantó que «la segunda temporada va a ser súper federal, con participantes de todo el país».