El «empresario» Fabricio Ciamporcero, sindicado como uno de los dos jefe de una asociación ilícita dedicada al juego clandestino por internet, fue imputado como cabeza de una organización ilegal dedicada a la explotación, administración y organización de sistema de captación de juegos de azar sin la debida autorización y defraudación a la administración pública. El segundo jefe de la banda, según la Fiscalía, era el ex futbolista campeón con Rosario Central Marcelo Toscanelli, contador público nacional, quien se mantiene prófugo y está bajo sospecha de ser el encargado de introducir el dinero malhabido en el circuito legal con la compra de caballos de carrera, inmuebles, embarcaciones y vehículos de alta gama. De la gavilla formaban parte también tres policías y un penitenciario, entre otros.
El imputado Ciamporcero, domiciliado en la localidad de Malabrigo, quedó detenido en prisión preventiva por tres meses. Así lo dispuso este jueves el juez Martín Gauna Chapero, por pedido del fiscal Gustavo Latorre, en una audiencia que tuvo lugar en los Tribunales de Vera, luego de que fuera imputado un policía y otras tres personas. El mismo día fue también imputado un segundo empleado policial, que también quedó preso preventivamente, y otra decena de detenidos serán formalmente acusados en el transcurso de este viernes como integrantes del grupo.
Ciamporcero fue imputado este jueves como jefe de una asociación ilícita dedicada a la explotación de juego clandestino por la web y quedó detenido preventivamente por 90 días. Para el fiscal hay dos jefes de la banda. Contó que el otro sospechoso, Toscanelli, presentó un escrito aunque trabajan para concretar su arresto.
El funcionario explico que los jefes “daban las órdenes sobre las metodologías administrativas y operativas del desenvolvimiento de la organización, y disponían de los mayores beneficios económicos del fruto de las ganancias ilícitas obtenidas”.
Latorre dijo además que, “de la investigación realizada, también surgió que los dos jefes de la organización criminal están involucrados en la compra y venta de caballos de carreras, propiedades inmuebles, embarcaciones, vehículos de alta gama y demás bienes suntuarios”.
Y agregó el fiscal: “Todas esas transacciones fueron hechas con dinero proveniente del juego clandestino, lo que significa que dicho dinero no era declarado y circulaba informalmente, o si era declarado no estaba suficientemente justificada su procedencia”.
Este jueves, más temprano, había sido el turno de un empleado policial sindicado de brindar una participación necesaria en la organización. La imputación estuvo a cargo del fiscal Nicolás Maglier que pidió la medida cautelar que fue dictada por el juez Gustavo Gon por tres meses. En dicha audiencia también fueron imputadas otras tres personas. También el jueves fue imputado un segundo policía, mientras que el tercer empleado policial involucrado se mantiene en rebeldía. Mientras que este viernes serán imputados otros diez sospechosos de integrar el grupo delictivo.
“La investigación se inició en diciembre del año pasado, a raíz de apuestas ilegales que se realizaban a través de medios electrónicos y telefónicos en un bar de la ciudad de Vera”, dijo Latorre. “Con personal del Organismo de Investigaciones (OI) del Ministerio Público de la Acusación y de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) se realizaron diligencias que permitieron individualizar una organización delictiva dedicada al juego clandestino a través de la página web Aconcagua Poker –que estaría registrada y radicada en España– que habilita a usuarios a realizar apuestas de dinero”, agregó.
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El modus operandi
El fiscal explicó: “A las personas que apostaban se les instalaba una aplicación en algún dispositivo tecnológico y se les creaba un usuario. De esa manera, accedían al sitio web y podían apostar”. Y agregó: “Para poder jugar, los usuarios eran contactados por personas que integraban un tercer nivel dentro del grupo delictivo. Se los denominaba cajeros, y eran quienes les cargaban crédito a los usuarios, en función del dinero en efectivo que esos usuarios les pagaban”.
“Un eslabón más arriba que los cajeros estaban los encargados de llevar la contabilidad o facturación de las cuentas virtuales de cada uno de esos cajeros. Estos operadores eran una segunda línea en la asociación ilícita, operaban desde Rosario y se ocupaban de realizar la facturación, controlar el movimiento de dinero y la recaudación final y también tenían a su cargo todo tipo de trámite administrativo”, detalló. Y agregó que “había una cuarta línea que estaba integrada por personas que generaban los usuarios y las contraseñas; realizaban encargos y concretaban tareas operativas que eran pedidas por los cajeros”.
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