Se bajó el telón de los Juegos Panamericanos Toronto 2015 y llegó el momento de hacer un balance para la delegación argentina. En la antesala de la competencia, la dirigencia nacional se había planteado algunos desafíos, muchos de los cuales finalmente no se lograron.
Superar las 80 medallas, mejor marca lograda fuera del país desde hace sesenta años en Ciudad de México (segunda edición), no fue posible. Tampoco repetir la cosecha de 75 preseas de hace cuatro años atrás (en realidad se igualó esa marca total pero el retiro de la medalla de bronce por el doping de Luz Clara Vázquez en lucha dejó el número final en 74), esta vez con 15 oros contra 21 cosechados en tierras mexicanas.
Desde esos números, ligeramente y sin análisis el balance no arrojaría un saldo positivo. Pero decirlo y mirarlo de esa manera resulta tan temerario como inapropiado. Algún resultadista de esos que nunca faltan, y menos cuando se produce un evento de esta magnitud donde todos pasan a ser “especialistas” como si cotidianamente siguieran o supieran cuál es el derrotero de cada uno de esos deportistas por los que “levantaron” bandera durante dos semanas, podría decir que el objetivo planteado y trazado con anterioridad no fue alcanzado. Pero eso estaría faltando a la verdad, o al menos a gran parte de ella.
Para entender el descenso de oros hay ítems a tener en cuenta. Por un lado quedó fuera del programa panamericano la pelota paleta que había dado cuatro primeros puestos en Guadalajara 2011. También hubo bajas en el remo (pasó de 5 a 1) pero era algo esperable ya que Canadá como local presentaría lo mejor de sus deportistas allí, algo que habitualmente no hacen, ya que la elite de un deporte donde son potencia la “guardan” para los Juegos Olímpicos.
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La era del Enard
Como para tener una idea de la planificación realizada, en los 15 meses previos a los Panamericanos Argentina invirtió 352 millones de pesos (38 millones de dólares) en equipamiento, becas, cobertura médica, contratación de técnicos extranjeros, competencias internacionales y concentraciones en el exterior.
Todo ello sin dudas contribuyó en el crecimiento de muchos deportes que tuvieron su fruto en Toronto. Una gran mayoría de deportistas agradeció cada vez que pudo el acompañamiento del Enard y la Secretaría de Deportes. No es un dato menor. Anteriormente la mayoría tenía quejas y hoy eso se revirtió. Hubo también críticas porque no todo está diez puntos. Y bienvenido que así sea porque significa que hay margen para seguir creciendo. En esas voces y pedidos habrá que prestar atención para mejorar lo que aún no funciona como corresponde, principalmente los de índole burocráticos (como la llegada de los botes nuevos del equipo de canotaje, la facilidad para ingresar elementos de entrenamiento que se fabrican en el exterior y muchas veces pasan meses en la aduana impidiendo el normal entrenamiento, entre otros).
Pero los verdaderos resultados, esos que permitan, como los dirigentes argentinos se han planteado, subir y aspirar a un sexto o quinto lugar en el medallero, se verán con un trabajo aún a mayor largo plazo y por qué no con un exhaustivo estudio de cómo y en quién invertir gran parte de los recursos. Quizás la clave sea optimizar lo más posible y apuntalar aún más aquellas mayores esperanzas de medalla, no solo deportistas sino también deportes. Y principalmente desarrollar un plan de trabajo y captación interna que permita a cada deporte tener más y mayor calidad de deportistas.
El ejemplo Colombia
Un buen espejo en donde mirar esto último planteado es el país cafetero. Con una inversión de estándares parecidos a la nacional, obtuvo dos medallas menos en la general (72 contra 74) pero sí de mucha mayor calidad (27 contra 15 oros) que lo catapultaron al quinto escalón del medallero.
Los colombianos también financian gran parte del deporte, además del aporte privado de empresas, a través del impuesto a la telefonía celular. Una gran diferencia es el nivel de excelencia mostrado en muchas disciplinas. Arrasaron en levantamiento de pesas (ocho doradas), el gimnasta Jossimar Calvo Moreno le aportó otras tres, el ciclismo sumó tres más al igual que el patinaje de velocidad y el golf que ganó los tres certámenes. En resumen, 20 doradas (de 27) en 5 deportes.
Se ganaron más apoyo
No necesariamente tendrían que ser un reducido grupo de deportes aquellos a los cuales apuntalar para buscar una “hegemonía panamericana” como Colombia, pero hay varias disciplinas que como consecuencia del trabajo realizado en la previa y los resultados obtenidos en suelo canadiense merecen aún más respaldo para buscar la excelencia.
Uno de ellos sin dudas fue esgrima. Con cuatro preseas (1 plata y 3 bronces, que pudieron ser plata u oro) realizó la mejor actuación panamericana de su historia. En la misma línea estuvo el tiro que sumó otras cuatro preseas (todas plateadas, una de ellas de la santafesina Amelia Fournel) y sacó varios pasajes a Río. El taekwondo, que aún con la ausencia de su mejor exponente Sebastián Crismanich, sumó dos bronces con los jóvenes Lucas Guzmán (21 años) y la santafesina Alexis Arnoldt (23). El judo, pese a que iba con la ilusión de algún oro (principalmente en Paula Pareto) también cumplió al cosechar 4 preseas (2 plata y 2 bronce).
Ni que decir del remo, uno que siempre cumple en el medallero criollo panamericano (8 medallas) más allá de lo anteriormente expuesto por la baja de oros, y el canotaje, que se despachó con 7 podios entre ellos el oro del rosarino Ezequiel Di Giácomo y el santafesino Rubén Rezola que cortó una abstinencia de primer puesto para el deporte desde Santo Domingo 2003.
También podría sumarse a esta lista a la dupla femenina de beach vóley integrada por la santafesina Georgina Klug y la entrerriana Ana Gallay, quienes mostraron un nivel superlativo para quedarse con un oro que en la previa no estaba en el radar deportivo.
La pileta de los sueños
El complejo natatorio canadiense dejó una gran sensación para la natación argentina. Un balance tan positivo como impensado en la antesala de los Juegos. Se cosecharon tres medallas. Una dorada (Federico Grabich en los 100 metros Libre) y dos plateadas (Grabich en los 200 metros libre y Santiago Grassi en los 100 metros mariposa). Además, se batieron récords argentinos absolutos en 14 oportunidades y en una ocasión plusmarca nacional juvenil. Resultados que le dieron la derecha al trabajo y preparación realizada que conjugado con el crecimiento de los nadadores alimentan la ilusión para el futuro.
Contexto panamericano
Algunos de los deportes que entregaron preseas no tendrán su correlato dentro de un año en los Juegos Olímpicos ya que no están dentro del programa. Para el squash (una medalla), el karate (3, con dos oros), el racquetball (2), el patinaje artístico (el único deporte junto a Los Leones que revalidó el oro logrado hace cuatro años atrás), el patín carrera (2) y las pruebas de la vela de Lighting mixto y J24, este es su evento por excelencia. Por eso en ellos sí bien podría tomarse el “ejemplo Colombia” y darles un apoyo pensando a que en Lima 2019 se transformen en dominadores de esos deportes y se pueda apuntar a subirse a lo más alto del podio reiteradamente.
Nombres propios
Acá seguramente se será injusto con más de uno, pero entre los nombres que sobresalieron y dejaron grandes emociones durante estas dos semanas que pasaron están el casildense Federico Grabich (llevó a la natación nuevamente a lo más alto de un podio panamericano tras doce años, logró récords argentinos en 7 ocasiones y dos marcas “A” para Río 2016), el santafesino Santiago Grassi (confirmó porqué con sólo 18 años es el diamante de la natación subiendo a un podio y logrando marca “A” para Río), el santafesino Germán Chiaraviglio (obtuvo la medalla de plata en salto con garrocha logrando la mejor marca de su carrera), Belén Pérez Maurice (alcanzó un bronce que pudo ser plata u oro por muy poco confirmando porque está entre las 15 mejores del mundo este año en esgrima en la especialidad de sable), Fernanda Russo (el futuro del tiro con apenas 15 años vio como el oro se le escapó por muy poco), la dupla Gallay-Klug y el equipo femenino de handbol que alcanzó la histórica clasificación a un Juego Olímpico por primera vez en la historia y puso en aprietos durante el primer tiempo de la final a Brasil, el campeón del mundo.
Por equipos
El balance de deportes de conjunto no quedó muy lejos de lo imaginado. Sin dudas la gran noticia la produjo el seleccionado masculino de vóley quedándose con el oro en el cierre de los Juegos. Una victoria que puede marcar un punto de inflexión en una camada que al mando de Julio Velasco aún tiene margen para crecer, pero debía convencerse de ello. Crecimiento que también siguen evidenciando Las Panteras (seleccionado femenino de vóley) más allá de su sexto puesto final, que muy cerca estuvo de poder ser semifinalista.
Los Leones, con el rosarino Manuel Brunet de gran torneo, confirmaron su potencialidad y gran momento para retener el título panamericano. Algo que no pudieron recuperar Las Leonas, que llegaron a paso firme a la final pero cayeron ante Estados Unidos.
El handbol masculino terminó con un sabor agridulce tras perder la final con Brasil aunque logró el objetivo de clasificar a Río. Con la finalidad de crecer fueron las chicas del básquet y la competencia les permitió sumar rodaje aunque el cruce inicial con Cuba les minó sus ilusiones de semifinales. Algo parecido les sucedió a los varones que cayeron ante Canadá y México y no lograron la diferencia ante Dominicana, pero para un plantel nuevo donde muchos eran debutantes el objetivo fue comenzar a edificar un futuro.
El rugby quedó en deuda. A Los Pumas 7 se le volvió a escapar como hace cuatro años el oro en el instante final, mientras que las chicas terminaron en cuarto lugar pero muy lejos de la chance de medalla. También no fue lo esperado lo hecho por las chicas del fútbol femenino que no pudieron pasar la primera ronda y quedaron en el último lugar del torneo.
Por último, el waterpolo cumplió y con creces. Los chicos se metieron por primera vez en la historia en semifinales y las chicas si bien no mejoraron lo hecho en Guadalajara comenzaron a edificar un porvenir con un plantel muy joven. Muchas cosas se han mejorado, tantas otras quedan por perfeccionar. En varios deportes se han dado pasos adelante. En otros será momento de replanteos para que el paso atrás experimentado sea un impulso hacia adelante. Algo que hoy en día se puede plantear gracias a la existencia de recursos.
Toronto 2015 pasó y no todo es cuestión de medirlo en medallas. Se lograron varias marcas nacionales, se accedieron a finales en distintas disciplinas, se consiguieron pasajes para Río 2016 (los tiradores Amelia Fournel, Fernanda Russo, Melisa Gil y Fernando Borello, Emmanuel Zapata en pentatlón moderno, el equipo de salto de equitación y también marcas A para la cita olímpica).
Desde la creación del Enard hace ya seis años, los recursos para la preparación de los deportistas han crecido en grados exponenciales. Por eso imaginar un futuro mejor si se continúa por este camino y se perfecciona lo que deba hacerse buscando la mayor excelencia posible, soñar con un crecimiento deportivo en los grandes eventos no será algo ilusorio, alocado e inalcanzable.
En eso hay que trabajar. Reforzando lo bueno, mejorando lo malo. Apuntalando los aciertos y corrigiendo errores. Hoy la base es más amplia y eso es un punto a favor. Toronto fue la muestra pero también el punto de partida. Luego de un ciclo panamericano completo de apoyo y planificación queda camino por recorrer. Pero hay recursos. Económicos, y sobre todo y fundamentalmente humanos en la parte estrictamente deportiva.
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