La doble competencia pasa factura. Y el concepto no apunta sólo al desgaste físico de los futbolistas por jugar entresemana. También se vincula a las inconvenientes que deben afrontar los directores técnicos para armar un equipo competitivo que participe del torneo local mientras se avanza en instancias de play-off en una Copa. El Rosario Central de Cristian González no es la excepción a la regla. Y golpeado por los últimos malos resultados, transita hoy por un camino sinuoso. Es que la ilusión de avanzar en Sudamericana, que ilusiona al hincha canalla, contrasta a la vez con el presente del equipo en el torneo local: penúltimo en la tabla de posiciones.
La distracción copera parece inevitable. Y las secuelas, contaminadas por los pobres resultados, también. Hoy los de Arroyito acumulan una serie de cuatro derrotas en fila, tres por el campeonato doméstico y una por Sudamericana. Con este pesado arrastre, el Kily y los suyos deben resolver los próximos tres partidos en ochos días. Allí el Canalla recibirá al líder del torneo Independiente; buscará en Brasil el boleto a semifinales de Copa, algo que parece difícil de alcanzar; y visitará a Newell’s. Todo esto sabiendo que, en caso de quedar con las manos vacías, se generará un complejo clima de inestabilidad.
En cuanto al detalle de la seguidilla de partidos que se viene, el primero será el sábado por la noche, recibiendo al líder Independiente en el Gigante. El segundo, tres días más tarde, el martes, buscando dar vuelta la historia de la ida en la visita a Bragantino de Brasil por la vuelta de cuartos de final de la Copa. El tercero, el domingo 22 de agosto, también en rodeo ajeno, nada menos que ante Newell’s, el clásico rival.
Lo que le agrega complejidad al cuadro es la serie de derrotas en serie de arrastre. La última vez que Central había sufrido cuatro caídas en fila coincide con la anterior participación en Copa. Fue en abril de 2019, afrontando en forma simultánea torneo local y fase de grupos de Libertadores de ese año. Las caídas consecutivas del equipo que empezaba a dirigir Diego Cocca, que reemplazó a Paulo Ferrari, fueron ante: Libertad en Paraguay (0-2), tercera fecha fase grupo de Libertadores; Independiente en Arroyito por la última fecha de la Superliga (1-2); Gremio en Porto Alegre (1-3), cuarta fecha fase grupo de Libertadores; y Aldosivi en Arroyito por la ida de Copa de Liga (0-2). La serie adversa se interrumpió con una victoria canalla frente a Aldosivi en Mar del Plata (2-1), en el juego de vuelta por Copa de la Liga.
¿Y la última vez que Central sufrió cinco derrotas consecutivas? Ocurrió entre abril y mayo de 2018. También jugando Copa y torneo a la vez, pero en otro contexto. Es que entre el juego de ida y vuelta con San Pablo, en la fase inicial de la Sudamericana de ese año, hubo un mes de diferencia. Y no una semana como sucede en la actual edición de la Copa.
De todos modos, había doble competencia. Y Central perdió cinco partidos en fila. Cuatro de ellos fueron por el torneo local: visitando a River (0-2); de local con Racing (0-2); en Varela ante Defensa y Justicia (1-3); y en Sarandí con Arsenal (0-4). La quinta derrota fue en el Morumbí ante San Pablo (1-0) y significó la temprana eliminación auriazul en esa Sudamericana. La racha adversa que tuvo en los primeros tres encuentros a Leo Fernández como DT y en los siguientes a José Chamot, se cortó en la última fecha del campeonato doméstico, con un empate ante Estudiantes (1-1) en Arroyito.