Un hombre que intentó matar a cuchillazos a su ex pareja en una heladería céntrica fue condenado a diez años de prisión mediante juicio abreviado, bajo la figura de tentativa de homicidio calificado por el vínculo y por femicidio, dijeron voceros judiciales.
Juan Oscar Ojeda tiene 62 años. Durante años compartió el mismo techo en el barrio Puente Gallego con su esposa, Vicenta Ramona G., siete años menor. En la tarde del 30 de octubre de 2014 interceptó a su ex pareja en el patio de una heladería de Pellegrini al 800. Con un cuchillo de 15 centímetros de hoja la apuñaló varias veces delante de un niño que la acompañaba. Fue reducido por transeúntes, quienes incluso lo maniataron hasta la llegada de la Policía.
La mujer fue trasladada al Heca por los propios efectivos policiales, ya que la ambulancia demoraba y se temía por su vida.
Afortunadamente llegó a tiempo al Hospital de Emergencias, donde quedó internada en estado gravísimo, ya que los puntazos le llegaron a rozar el corazón. El agresor de su ex pareja fue detenido por personal de la Policía de Acción Táctica, que lo llevó a la comisaría 1ª.
En principio Ojeda fue acusado por homicidio calificado por el vínculo en grado de tentativa, aunque más tarde le ampliaron la imputación por tentativa de femicidio. Ayer, asistido por la defensora oficial Melania Carrara, aceptó firmar un acuerdo abreviado que se convino con el fiscal de Homicidios Dolosos Pablo Pinto. En la audiencia, primero solicitó que la pena fuera menor y, tras un cuarto intermedio, accedió finalmente a refrendar lo acordado por fiscal y defensora. La magistrada Raquel Cosgaya avaló el abreviado por el cual Ojeda pasará una década en prisión, tras ser condenado por ambas calificaciones, agravante por el vínculo y agravante por femicidio.
Homicidio calificado
El hombre de 37 años que asesinó a su esposa el sábado en la ciudad de Esperanza quedó imputado como autor de homicidio calificado por el vínculo y femicidio. La calificación fue establecida en una audiencia imputativa realizada ayer en el hospital José María Cullen de la ciudad de Santa Fe, donde el imputado –cuyas iniciales son A.R.B.– permanece internado. En la mañana de hoy se realizará la audiencia de prisión preventiva.
La imputación la realizó la fiscal Clelia Trossero, de la Unidad Fiscal Las Colonias, que quedó a cargo de la investigación tras las primeras actuaciones de fiscal de Homicidios Cristina Ferraro. El juez de la Investigación Penal Preparatoria (IPP) es Jorge Patrizzi.
El crimen de la mujer fue cometido con un arma blanca minutos después de las 16 del pasado sábado en un local con pelotero para fiestas infantiles en la ciudad cabecera del departamento Las Colonias. La víctima estaba en el lugar trabajando cuando su esposo llegó y la atacó provocándole heridas que le causaron la muerte allí mismo.
Volvieron las dos palabras que más temía: “Te tengo”
¿Lo que tanto temía? ¿Un encargo? ¿O una broma de pésimo gusto? Con una caligrafía demasiado semejante a otras amenazas que hicieron de sus últimos años un calvario, Jésica Balmaceda, la joven madre de cuatro hijos que era víctima de un juego de gato y ratón propinado por su ex pareja volvió a ver pintado en la puerta de su casa “Te tengo”.
La frase, cada vez que aparecía iniciaba un nuevo ciclo de fuga, mudanza, cambios de escuela de los chicos y un sinfín de problemas que ella había traducido en más de 30 denuncias a su ex pareja. El acoso tenía un responsable, y éste fue juzgado y condenado a tres años de prisión. Como la sentencia no está firme, Néstor Fabián Anchával recuperó la libertad. “Cuando salga me va a matar”, había dicho ella durante el proceso, que concluyó en mayo, dejando ver abiertamente el pánico que le tiene.
Ambos comenzaron a convivir en 2003. Cuatro años después se casaron. Y un año más tarde, en 2008, comenzaron a manifestarse episodios de celos y persecuciones que se fueron tornando extremos.
La pareja tuvo cuatro hijos, hasta que en 2010 se disolvió. Y allí empezó el derrotero que llevó a Jésica a hacer 36 denuncias, y a no salir a la calle sin botón de pánico ni copia de la orden de restricción, según testimonió.
En el juicio se comprobó que ella se mudó seis veces intentando estar a salvo. Y se ventiló, además, que su ex pareja violó todas las órdenes de no acercamiento. “Ninguna autoridad judicial ni policial pudo detener los ataques de Anchával. Él siempre la persigue y la encuentra donde sea que Jésica se esconda. La considera un objeto de su propiedad”, dijo en el proceso la fiscal de la Unidad de Violencia de Género, Raquel Almada.
No se pudo comprobar, en cambio, la denuncia de Jésica sobre un intento de envenenamiento: ella asegura que su hijo mayor le avisó que él le había echado insecticida en la bebida cuando aún estaban juntos, pero ya en vías de separación.
Anchával recibió condena por amenazas, desobediencia, violación de domicilio y daño. Pero está libre, y se investiga si él fue el autor de las pintadas que volvieron a aparecer en la puerta de la casa de Jésica.
“En vez de avanzar estamos cada vez peor”, se quejó Nora Giacometto, de la ONG Ampliando Derechos. La activista, que acompaña a Jésica desde sus primeras denuncias, dijo a Radio 2 que, para peor, ante la nueva amenaza el botón de pánico no funcionó.
El nuevo episodio forma parte de una saga que ya venía conmocionando a Jésica. Según dijo, su hijos ya habían visto a Anchával cerca de una plaza donde jugaban, semanas atrás. Giacometto contó que según refirieron los niños, el hombre dio dos vueltas a la manzana en una moto y luego se detuvo frente a ellos.
El domingo pasado sucedió otro hecho: un conocido de Anchával tocó a la puerta de Jésica. Ella abrió una ventana para ver de quién se trataba y cuando quiso cerrarla el hombre lanzó un puñetazo.
“Balmaceda accionó el botón de pánico –dijo Giacometto– pero la Policía nunca respondió. Recién se acercó un móvil cuando el hijo de una vecina salió a buscar ayuda”.