Marcelo Alberto F. y Josefa R. C. están formalmente acusados y a un paso del juicio oral y público por el homicidio y desmembramiento del cuerpo de la docente María Isabel Ruglio para quedarse con su casa. Según la teoría fiscal, descuartizaron a la mujer que cuidaban y pusieron los restos en 7 bolsas de consorcio y las arrojaron al Arroyo Saladillo a la altura del Parque Regional Sur. El fiscal Adrián Spelta los llevará a juicio por el delito de homicidio calificado por codicia y adelantó que pedirá perpetua. Por su parte el defensor oficial Francisco Broglia se opuso a la acusación y dijo que la mujer acusada, que se desviculó del hecho en su declaración, fue víctima de violencia de género. Pero el juez Gustavo Pérez de Urrechu admitió la acusación por el delito planteado por la fiscalía en carácter de coautores funcionales y ordenó la apertura de un juicio oral y público presidido por un tribunal pluripersonal. También recomendó a la Oficina de Gestión Judicial que se fije lo antes posible fecha de debate. Los acusados seguirán detenidos preventivamente hasta la finalización del juicio.
Marcelo «Momia» F. de 45 años y la española Josefa «Pepi» R. C. de 59 años eran pareja y conocieron a María Isabel Ruglio — una maestra jubilada de 73 años que vivía sola en una casa ubicada en Uriburu al 500 — mientras trabajaban en un comercio cercano a su propiedad. Entablaron una relación de amistad especialmente con Pepi. Titi o Marisa, como le decían a la víctima, había dividido su casa y la alquilaba. Acordó de palabra con estas dos personas que se instalaran en forma provisoria en su casa, el fin era cuidarla. Titi había sido intervenida quirúrgicamente de la columna en diciembre y se estaba recuperando. Pepi y su pareja instalaron en el frente de la casa una verdulería y allí trabajaban. Según los testimonios del caso, al principio la relación era muy buena, la mujer contaba que les iba a vender la casa pero con el correr del tiempo algo cambió, Titi mutó de idea y comentó que no tenía o no le daba independencia y Pepi la controlaba en todo. Para la fiscal entre el 6 y el 7 de febrero de 2020, mataron a María Isabel, la descuartizaron y repartieron las partes de su cuerpo en 7 bolsas que tiraron en el Arroyo Saladillo. Para Spelta la única finalidad del crimen fue quedarse con la propiedad de la victima.
Los restos de la víctima fueron hallados el 10 de ese mes en el arroyo. Una familia que había ido a pescar vieron flotar restos de un cuerpo en el arroyo y avisaron al 911. Este dato derivó en un procedimiento policial que incluyó búsqueda con perros. Los uniformados fueron encontrando distintos partes del cuerpo de quién luego se determino era María Isabel.
Una vez identificada la víctima, se determinó que Josefa R. C. había radicado una denuncia de paradero de María Isabel. Cuando los empleados policiales fueron a la casa de la víctima constataron que en la parte delantera de la casa había una verdulería. Estaban los dos sospechosos en su interior y se hizo un procedimiento donde secuestraron elementos de interés. Ente ellos un contrato de alquiler escrito a máquina por 24 meses destinado a vivienda con una nota escrita en la parte posterior donde decía que iba a alquilar el local por una intermediaria y que un estudio jurídico intervendría en la transacción, luego se determinó que la letra era de la maestra. Mientras que un can de la sección Perros de la Policía señaló la cámara de desagüe de la piscina que se encuentra en el patio. A principios de marzo ambos fueron detenidos.
Donde está María Isabel
Una de sus amigas comenzó a preocuparse porque no sabía nada de ella. Una prima de la víctima contó que esta mujer la llamó el 19 de febrero porque Titi iba a ir a jugar a las cartas a su casa el 8 de febrero pero no fue. Pasaron unos días y fue hasta la verdulería, le dijeron que se había ido de vacaciones. La mujer siguió yendo a comprar y cada vez que iba preguntaba ¿Cómo anda la viajera? Y le decían debe estar en Santa Fe, pero la mujer sabía que no estaba en aquella ciudad. Le dijo a la prima de Titi que la llame, a ver si la podía ubicar pero no pudo.
Otra prima dijo que el 20 de febrero llamó Josefa R.C. y le dijo que había ido a hacer una denuncia por la desaparición de Titi el día 15 de febrero pero no le tomaron la presentación porque no era familiar directo y que iba a volver a la comisaría y la llamaba. Volvió a comunicarse y dijo que ya había radicado la denuncia y que Titi tenía el alta de la operación de columna que le habían realizado. A partir de allí no llamaron más, dijo.
Luminol, olfato y dichos, claves para acusar a pareja por crimen de la docente
De los elementos secuestrados en la casa dio positivo la prueba de luminol en unas zapatillas, en dos tupeer, un cable, dos baldes y una palangana. En el anterior domicilio del acusado, donde también se hizo prueba de luminol, dio positivo sobre una hacha, un cuchillo, en el piso del ropero. También en el piso y la pared de una habitación, en los grifos de la bacha del baño, en el desagüe de la bañera y en el pasillo. Mientras que un testigo contó que en los días cercanos al hecho, según la presunción fiscal vio a Marcelo F. cerca del arroyo Saladillo en dos oportunidades en bicicleta y con una conservadora.
La versión de la acusada
Pepi declaró durante la investigación, dijo que 6 y 7 de febrero se ausentó de la casa por trabajo y al volver se encontró con Marcelo F. muy nervioso, se había cortado. Dijo no saber por qué estaba así, que estaba asustada por la reacción del hombre pero que no sabe que pasó porque no estuvo presente. Le preguntó a su pareja si había visto la víctima y le dijo que no. Este lunes se llevó adelante una audiencia preliminar dónde el juez admitió la acusación fiscal contra la pareja, también la prueba ofrecida por las partes. Ambos seguirán en prisión preventiva hasta que se lleve adelante el juicio. Ahora resta que la Oficina de Gestión Judicial lleve adelante el sorteo de los magistrados que presidirán el debate y fije fecha para el desarrollo del juicio oral y público en su contra.
Caso Ruglio: secuestran un cuchillo y un hacha en un departamento del imputado