Con militantes partidarios dentro y ambientalistas en la calle, los 13 concejales electos en las elecciones del 22 de octubre pasado cumplieron este lunes con el juramento de rigor antes de asumir las bancas en el Palacio Vasallo. Pero no fue en el histórico edificio donde trabajarán los ediles, que está en refacciones, sino en el teatro La Comedia.
El acto comenzó alrededor de las 10. Los dirigentes –algunos ingresantes, otros que siguen– de la renovación del Concejo ocuparán el 10 de diciembre las sillas en las que se quedarán hasta 2021. El actual mapa político del cuerpo legislativo local, con Cambiemos como la mayor bancada, se mantendrá hasta 2019, año del próximo recambio parcial.
La promesa de cumplir con idoneidad y honestidad la función pública por Dios, la Patriaa, la Constitución, los 30 mil desaparecidos y hasta por “Cristina y Néstor” se dio en medio de las tensiones propias del reparto de cargos en el cuerpo legislativo y las protestas en la calle por la singular ida y vuelta en la prohibición de uso del herbicida glifosato en territorio rosarino, lobbys camperos mediante.
Nada es para siempre, y menos en el atomizado Concejo rosarino. Pero en la nueva camada de los 13 que inician o renuevan mandato, la marca Cambiemos, que conduce el presidente Mauricio Macri, es la clara primera minoría. Incorporó seis integrantes: Rodrigo López Molina, Ana Laura Martínez, Carlos Cardozo, Agapito Blanco, Germán Figueroa Casas y Renata Ghilotti. Con tres le siguen el oficialista Frente Progresista, que coló a Pablo Javkin, Verónica Irízar (renueva) y Lichu Zeno. Igual número para el Frente Justicialista, que repone a Roberto Sukerman, garantizó oro mandato a Norma López y agrega a Andrés Giménez. El último lugar entre los nuevos lo ocupa el pastor Eduardo Trasante, por Ciudad Futura.
Cambiemos suma así a sus tres ediles que tienen mandato hasta 2019 los seis nuevos, quedando con una bancada de nueve. Es, claramente, la primera minoría.
El interbloque del Frente Progresista, que tiene nueve concejales, baja a siete.
El justicialismo habrá que ver, tiene tres nuevos representantes pero aún no está claro con qué grado de sintonía trabajarán en el recinto.
Ciudad Futura no dio la sorpresa con la que sacudió la modorra del Vasallo en 2015, pero suma un edil y queda con cuatro, más que bien para el espacio más joven del cuerpo.
Entre el conteo de porotos para cargos y el lobby del poroto
La jura de los ediles tuvo el marco de una expresión de descontento en la calle por el desprolijo derrotero respecto de la ordenanza 9789 votada por unanimidad que prohíbe el uso de glifosato –herbicida unido al modelo agrario hegemónico de los transgénicos– en Rosario. Un nuevo proyecto colado en la última sesión de manera al menos urgente y para muchos fuera de reglamento pretende mutar esa interdicción por el permiso atado a un protocolo por definir. Como el viraje de varios ediles estuvo precedido por el lobby de los sectores ligados a los grandes negocios del campo, desató sorpresa primero y enojo enseguida. El miércoles próximo, el tema volverá al recinto junto con la controversia.
“No al glifosato, sí a la vida”, “No nos envenenen” y “Glifosato = muerte” fueron algunos de los textos que los manifestantes exhibieron en el corte de calle Mitre a la altura de cortada con el que reprocharon la pirueta legislativa y sus argumentos.
Lo que resta también ahora, antes de la próxima sesión, es terminar de definir los cargos internos en el Palacio Vasallo, que si bien están relacionados a los votos, dependen de la capacidad de negociación de los bloques y las individualidades.