La Justicia británica rechazó este jueves una petición de inmunidad presentada por el rey emérito de España, Juan Carlos I, en el marco de una demanda de acoso cursada por su ex amante Corinna zu Sayn-Wittgenstein ante la Alta Corte de Londres.
La defensa de Juan Carlos de Borbón aseguró en diciembre ante la justicia de Inglaterra que este disponía de inmunidad en su calidad de «miembro de la familia real española».
Su abogado, Daniel Bethlehem, argumentó que, en virtud de la ley británica de inmunidad del Estado de 1978, el rey emérito no podía ser juzgado por los tribunales británicos y que cualquier acusación en su contra debía presentarse ante la justicia española.
Pero el juez Matthew Nicklin se pronunció este jueves en su contra, considerando que «la reclamación de la demandante se basa en una conducta de acoso por parte del demandado» y «tales actos no entran dentro de la esfera de la actividad gubernamental o soberana».
Esto permite que Corinna zu Sayn-Wittgenstein, una empresaria danesa divorciada de un príncipe alemán y también conocida por su nombre de soltera Corinna Larsen, siga adelante con su demanda civil.
«La sentencia de hoy demuestra que el acusado no puede esconderse detrás de ninguna posición, poder o privilegio para evitar esta causa», dijo Robin Rathmell, abogado de la demandante.
«Este es el primer paso en el camino hacia la justicia; los espantosos hechos de este caso serán finalmente llevados ante un tribunal», agregó, informó la agencia de noticias AFP.
Juan Carlos I, de 84 años, abdicó en 2014 en favor de su hijo Felipe VI, a raíz de una serie de escándalos que comenzaron en 2012 con una cacería de elefantes en Botsuana, adonde viajó justamente acompañado por Corinna zu Sayn-Wittgenstein.
Posteriores revelaciones de esta ex amante sobre presuntas malversaciones por parte de Juan Carlos acabaron llevando al rey emérito a exiliarse en agosto de 2020 a los Emiratos Árabes Unidos.
Allí vive desde entonces, alejado de la vida política española y despojado, tras su abdicación, de la inmunidad que lo protegió desde que fue nombrado jefe de Estado en 1975, tras la muerte del dictador Francisco Franco, que lo había designado como su sucesor.
Alabado internacionalmente durante décadas y respetado a nivel nacional por su protagonismo en el retorno de la democracia a España, en los últimos años Juan Carlos ha visto caer en picada su popularidad.
Corinna zu Sayn-Wittgenstein, de 58 años, dice haber sido amante del entonces monarca entre 2004 y 2009 y denuncia que, tras su ruptura, fue espiada y se vio acosada por orden del ex jefe de Estado, acusaciones que este niega «en los términos más enérgicos».
En documentos judiciales explicó que mantuvo una estrecha amistad con él durante un tiempo tras su separación, cuando este le regaló «obras de arte, joyas y obsequios financieros», incluidos pagos por valor de unos 65 millones de euros (más de 8.800 millones de pesos) en junio de 2012.
Pero afirma que Juan Carlos intentó reanudar su relación y, cuando ella lo rechazó, el ex soberano emprendió un «patrón de conducta equivalente al acoso».
«Exigió la devolución de los regalos», fue «amenazante» y «posteriormente llevó a cabo u organizó una serie de actos de vigilancia encubierta y abierta, causando angustia y ansiedad» en su ex amante, según la demanda, que señala la participación de miembros de los servicios secretos españoles.
Para el juez Nicklin, «los actos de vigilancia alegados por la demandante, si fueron realizados por agentes del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), podrían gozar de inmunidad estatal, pero el Estado español no ha reclamado dicha inmunidad y no está claro qué papel preciso desempeñaron los agentes del CNI en los supuestos actos de acoso».
La demandante reclama ahora a Juan Carlos «daños personales», por el «gran dolor mental, alarma, ansiedad y angustia» que dice haber sufrido.