Una campaña para apoyar el requerimiento del fiscal federal Adolfo Villatte en favor de los menores víctimas del terrorismo de Estado en el desarrollo del cuarto tramo de la “Causa Guerrieri” reunió múltiples adhesiones en Rosario, Santa Fe, El Trébol y otras localidades del país, incluyendo la recibida desde Francia por parte de Mariano Cuesta, nacido en una comisaría durante el cautiverio de sus padres.
Villatte solicitó al Tribunal Oral Federal 1 que quienes están siendo procesados por secuestros y desapariciones también sean imputados por el sufrimiento infligido a los menores que fueron secuestrados junto con sus padres, presenciaron su captura o fueron testigos de los apremios ilegales a sus progenitores, como en el caso de la esposa del ex sacerdote Santiago Mac Guire.
La petición fue hecha circular por el periodista Ruben Adalberto Pron, autor del libro “Carlitos y Mary”, que aborda la vida y militancia de Carlos Alberto Bosso y María Isabel Salinas, secuestrados en 1977, cuyos restos fueron hallados en 2010 por el Equipo Argentino de Antropología Forense en una fosa común donde había otros seis cuerpos.
Carlos Boso era oriundo de El Trébol y fue secuestrado con su esposa y su pequeña hija Mariana en septiembre de 1977.
Pron había insistido el último 24 de marzo, en el acto efectuado en el Teatro Cervantes de aquella ciudad por el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia, en la necesidad de una reparación para Mariana por haber sido ella también víctima del terrorismo de Estado.
La pequeña, entonces de quince meses, permaneció una semana en un centro clandestino de detención hasta que fue entregada a su familia paterna, resultando por ello también víctima de la represión ilegal.
Situaciones similares atravesaron otros 16 hijos de víctimas cuyos casos fueron abordados en este juicio que se lleva adelante en los Tribunales Federales de Rosario y se espera que concluya a mediados de año.
Villatte pidió que se incorpore a las imputaciones contra los procesados la de “privación ilegítima de la libertad” en concurso ideal con “sustracción, retención y ocultación” de menores de 10 años de edad en perjuicio de los niños secuestrados en operativos ilegales en los cuales sus padres fueron muertos o detenidos, posteriormente desaparecidos y asesinados, y, en contadas ocasiones, sobrevivieron al cautiverio durante la última dictadora cívico-militar.
En una de las últimas audiencias del juicio en marcha, Villatte mencionó los casos de doce niños que padecieron lo mismo que Mariana, a los que se sumaron los de los cuatro hijos del ex sacerdote Santiago Mac Guire, uno de los cuales fue testigo del secuestro de su padre en la vía pública –donde fue abandonado cuando tenía cinco años– y los otros tres encerrados en una habitación de su domicilio desde donde oían los apremios a su madre durante el interrogatorio a la que fue sometida durante un procedimiento ilegal.
En este caso se solicitó al tribunal incluir la figura de “tormento” por el sufrimiento que atravesaron estos menores.
El requerimiento del fiscal fue respaldado por las abogadas que representan a las querellas en el juicio que se tramita en el Tribunal Federal Nº 1 de Rosario contra ex militares, ex policías y ex agentes civiles que trabajaban para el Batallón de Inteligencia 121 del Ejército secuestrando, torturando y asesinando a militantes políticos durante la última dictadura cívico-militar.
Los casos
En la audiencia del 8 de mayo, Villatte había detallado lo ocurrido con los menores para los cuales solicita como reparación que se los incluya en el juicio contra Pascual Guerrieri y sus secuaces militares, policiales y civiles, a los que en la de esta semana se sumaron los cuatro hijos de Santiago Mac Guire.
De Patricia Amavet, de tres años en 1977 cuando el 7 de agosto fue capturada junto con su madre desaparecida Sonia Kindrasiuk, Gregorio Larrosa y Nelly Balestrini de Larrosa, relató que permaneció hasta el 12 de agosto en La Calamita y hasta el 30 de septiembre en el Servicio de Informaciones de la Jefatura de Policía de Rosario antes de ser entregada a su familia paterna.
María de los Ángeles Lozano, hija de María de los Ángeles Castillo y Daniel Lozano, fue secuestrada cuando tenía tres años, a mediados de agosto de 1977, junto con su madre y la nueva pareja de ésta, Roberto Galetto, y dejada en la plaza de las Banderas de la ciudad de Santa Fe junto con Carlos Ignacio Laluf, hijo de Carlos Rodolfo Laluf y María Marta Benassi, donde fue recogida por su abuelo paterno, convocado por teléfono por los captores. (Ref: Historias de vida, págs. 350 a 352)
Enrique Marcos Bordesio, secuestrado junto a sus padres desaparecidos en septiembre de 1977, fue devuelto a mediados de ese mes a Miriam Ester Álvarez, esposa de Héctor Bordesio por personas que llegaron en una camioneta hasta el domicilio de Maciel 251 de Rosario.
Karina Eva y Juan Pablo Trípodi, de cuatro y dos años respectivamente, fueron dejados con una vecina luego de que el 31 de diciembre de 1976 el padre de los niños Daniel Trípodi fuera muerto y su madre Miriam Mencioni secuestrada y desaparecida en un allanamiento ilegal al domicilio de 24 de Septiembre 1758 de Rosario. Al día siguiente fueron llevados a la comisaría 5ª, donde permanecieron durante diez días hasta que los localizaron sus familiares.
Matías Hoet no había cumplido dos meses de vida cuando sus padres, Omar Fernando Bravo y María Irma Ferreira, fueron muertos el 7 de enero de 1977 en un procedimiento ilegal realizado en el domicilio de Cullen 1617 de Rosario. El bebé fue llevado al Hogar del Huérfano, donde la familia materna lo pudo recuperar tres días después.
Daniel Ernesto Cian, hijo de Isabel Soto y Héctor José Cian, acababa de cumplir dos años cuando su madre fue muerta y su padre capturado en un asalto a su casa de la calle Dorrego. El niño fue dejado en la iglesia San Patricio, donde el cura Tomás Santidrián lo entregó a una familia de apellido Correa en un trámite de adopción irregular. Sus familiares lo pudieron recuperar recién ocho meses después y lo llevaron a Corrientes, donde vivió hasta los quince años. Se pudo reencontrar con su padre –fallecido en 1998– cuando éste recuperó la libertad.
Iván Alejandro Vega, de tres años, hijo de “los Cieguitos” María Esther Ravelo y Emilio Etelvino Vega, fue trasladado a la casa de Agustín Simonsini, pariente de sus padres, cuando sus progenitores fueron secuestrados en un asalto al domicilio de Santiago 2815 de Rosario ocurrido el 14 o 15 de septiembre de 1977, durante el cual fue asesinado Juan Carlos Amador, repartidor de la sodería que funcionaba en el lugar. Del niño se hizo cargo su abuela materna Alejandra Leoncia Fernández de Ravello, quien luego lo dejó en manos de los padres de Vega, que vivían en Santa Fe.
María Laura Megna Tasada, hija de Adriana Tasada y Hugo Alberto Megna, tenía nueve meses cuando sus padres fueron secuestrados y desaparecidos el 4 de septiembre de 1977 en el domicilio de Paraná 433 de Villa Gobernador Gálvez. En la casa también estaba viviendo una persona de apellido Romero, compañero de trabajo de Megna, a quien los secuestradores le dejaron la niña. El caso fue denunciado en un Juzgado de Menores y la niña estuvo desparecida durante seis meses hasta que pudo reencontrarse con sus familiares.
Alejandro y Marcos Ruggero, hijos de María del Pilar Luque y José Alejandro Ruggero tgenían cuatro y tres años cuando sus padres fueron asesinados durante un operativo contra la vivienda de Rodríguez y Tupungato de Rosario junto con Irma Edith Parra Yakin. Los chicos permanecieron alojados en la Policía de Menores de Rosario hasta el 19 de noviembre, cuando fueron devueltos a la abuela materna.
Mariana Bosso, de 15 meses fue secuestrada con sus padres María Isabel Salinas y Carlos Alberto Bosso el 17 de septiembre de 1977. Una semana después fue entregada a su tío paterno Horacio Bosso por dos hombres que la llevaron hasta su domicilio. De Mariana se hicieron cargo los abuelos paternos, que la criaron en El Trébol.
Diego y Gustavo López Torres, hijos de Graciela Susana Capoccetti y Guillermo Ángel López Torres, fueron secuestrados junto con sus padres el 18 de agosto de 1977 cuando el primero estaba por cumplir cinco años y el segundo tenía uno. La madre estaba cursando un tercer embarazo cuando fue secuestrada y desaparecida junto con su marido. Fueron recuperados por los abuelos paternos luego de que se publicara que un juzgado de Menores estaba buscando a los familiares de dos niños que se identificaban como Sergio y Gustavo, hallados en la vía pública el 13 de octubre de 1977.
María Carina Tumini, hija de Mónica Marta Capelli y Humberto Miguel Tumini. Fue secuestrada con sus padres cuando se dirigían desde su domicilio en Rosario hacia la Terminal de Ómnibus el 17 de mayo de 1977. La madre fue desaparecida. El padre sobrevivió y testimonió en la causa Guerrieri.
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