Por Matías Máximo – Cosecha Roja
El prontuario de Karina Pintarelli dice que estuvo 1937 veces detenida. Cuando hace unos meses accedió al informe policial que registra sus detenciones hizo un cálculo de la cantidad de días y los 61 años que tiene. Así se dio cuenta de que estuvo más días presa que en libertad.
¿Qué delitos le imputaron? Ropa contraria al sexo, vagancia, incitación al acto carnal y amoralidad: el Estado le arrancó su vida por ser trans. En todo momento escribió poesías. Cuando no tenía cuaderno lo hacía en papelitos o en las paredes. Muchas de esas se perdieron, pero con las que sobrevivieron hizo un libro:
—Me quedé en Karina es una biografía poética de mi vida, de los momentos difíciles que tuve que pasar presa en tiempos de dictadura, mi exilio a Europa, las torturas también en democracia, los años que quedé viviendo en la calle, la internación por consumo y más. También es contar que a pesar de todo se puede seguir, se puede salir -dijo a Cosecha Roja.
Karina tuvo la seguridad de ser trans desde la niñez y su mamá y sus dos hermanos la respetaron. No pasó lo mismo con la escuela, donde fue expulsada una y otra vez por quejas sobre su “comportamiento desviado”. En 1978, después de haber estado detenida varios meses en Campo de Mayo, decidió exiliarse en Europa. Tenía 20 años y creció de golpe: supo por primera vez lo que era caminar por las calles sin ser detenida, pero también se chocó con las dificultades de los idiomas y las discriminaciones de ser migrante.
“Me fui porque me lo pidió mi mamá, que ya no podía soportar ir a verme detenida y tener que pasar por las vejaciones que le hacían para entrar a las visitas. En la alcaldía me llevaban detenida, me largaban y en la esquina me volvían a detener. En la cárcel de Devoto eran 30 días, en provincia 120 días y si no tenías plata para la multa tenías que pagar con tu libertad. Esto que me pasó a mi le pasó a toda mi generación”, dice Karina.
Las 1937 veces que figuran el prontuario son sólo las de Ciudad de Buenos Aires. Cuando fue a buscar las detenciones en provincia, le dijeron que los expedientes ya no estaban porque se los habían comido las ratas. Con estas pruebas Karina le inició un juicio por reparación histórica al Estado, que está siendo patrocinado por AboSex (Abogados por los Derechos Sexuales).
Hoy Karina integra el colectivo No Tan Distintas, un espacio que articula con el centro cultural La Madriguera, en Boedo, para recibir durante el día a mujeres que están en situación de calle. Ese espacio será la sede donde el jueves 12 de diciembre hará la presentación de “El tiempo en mis manos” una muestra que resignifica en acto político una vida de persecuciones.
La muestra condensará la lucha vital y política de Karina: además de la presentación de su libro de poemas Me quedé en Karina (editado por papel cuis, el nuevo proyecto editorial de Serigrafistas Queer), habrá una lectura colectiva de los poemas y una instalación audiovisual, Prontuario, con curaduría de Mariela Scafati y Daiana Rose.
El deseo de Karina es que el Estado se haga cargo de su caso y alentar a su generación a que reclame los años de vida que les fueron quitados con detenciones sin justificación: “A mis compañeras les digo que luchen, que sí se puede conseguir justicia, que hay que mantenerse en pie para dar la pelea”.
Así como muchos de los presos por razones políticas fueron reconocidos con pensiones como una reparación histórica, es hora de que la Justicia escuche historias de violencia sistemática como la que vivió Karina.