Política

Armado político en curso

Kicillof en su laberinto: el entramado en Rosario se interna en el PJ y sale hasta Ciudad Futura

En medio de la discusión parlamentaria de la ley Bases y en proximidad del Pacto de Mayo de Milei (si no se posterga) el bonaerense comenzó a mover sus fichas a toda velocidad. En tres días firmó acuerdos con dos gobernadores y se reunió con la militancia de Chubut y de Santa Fe


Fotos por arriba, redes por abajo. En un paso a velocidad crucero de alto voltaje político, el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, se dio respaldo mutuo con su par de Santa Fe, Maximiliano Pullaro quien está en juego de intermitencias con el presidente Javier Milei, la más reciente con la insólita ocurrencia nacional de aumentar el presupuesto para la Universidad de Buenos Aires, pero no sumarle un peso a ninguna de las universidades públicas nacionales del resto del país. En medio de esa nueva tormenta para el santafesino, quien proviene de las filas de Franja Morada, el radicalismo universitario, se acordó la visita y reunión con quien aparece en los antípodas en gestión ejectutiva frente al gobierno de La Libertad Avanza. En su juego de cintura política, Kicillof venía de reunirse, 48 horas antes, con un gobernador de PRO, el macrista Ignacio Torres, quien no dudó en enfrentar a Milei política y judicialmente por los fondos para el transporte y el funcionamiento estatal de su provincia, Chubut. Pero por detrás de las fotos a nivel de casas de Gobierno con exponentes de fuerzas políticas ajenas, el mandatario bonaerense también pasa el trasmallo y teje acuerdos por debajo para la fuerza propia. Y se sentó en la cabecera de un rectángulo en el que estuvieron representadas todas o casi todas las tribus del peronismo local y aliados.
En Chubut fue su ministro de Infraestructura, Gabriel Katopodis, quien atendió vínculos con el peronismo local y fuerzas aliadas o afines, entre ellas el Movimiento Evita. En Rosario fue el ministro de Gobierno bonaerense, Carlos Bianco, mano derecha de Kicillof, quien tendió un puente que ya viene trabajado largo tiempo: estuvo en el centro del escenario junto a Juan Monteverde, de Ciudad Futura, en el panel de cierre del seminario “Desafíos Urbanos”, organizado conjuntamente por la Fundación Ciudades Sin Miedo y el gobierno de la Provincia de Buenos Aires. “Un espacio de encuentro para trabajar en las deudas que nuestra democracia aún tiene con millones de argentinos y argentinas”, lo definió el propio Monteverde. Pero además, su gestación es una expresión de un tablero político cuyas piezas se comenzaron a mover más aceleradamente.

Uno de los movimientos en ese tablero se dio en la víspera a nivel del Concejo Municipal. Mariano Romero, del Movimiento Evita, y Norma López, quien en las últimas semanas anunció su salida de la Corriente Nacional de la Militancia, que encabeza el ex jefe de Gabinete y ex candidato a vicepresidente Agustín Rossi, formaron un nuevo bloque en el Palacio Vasallo, rompiendo lanzas con la bancada Justicialista, a la que ambos pertenecían. Es el segundo cimbronazo que protagoniza la concejala en pocos días, tras apartarse del ala de Rossi, donde estuvo por décadas, en una relación que nació en los tiempos de la militancia en la Juventud Peronista Liberación, en la década de 1980. El desplazamiento la posicionó al borde o adentro de la coalición que formaron el Evita y Ciudad Futura, junto a otros sectores, para disputar la Intendencia de Rosario. Con Monteverde como candidato, le ganaron en las primarias al abogado constitucionalista Roberto Sukerman, quien se postuló con el pleno respaldo de La Corriente, y llegaron a arañar la elección general cayendo por por pocos votos ante el reelecto Pablo Javkin. Se decanta que los dos ediles actuarán en tándem con las y los concejales de Ciudad Futura a nivel local, pero serán parte de un entramado mayor, con vasos comunicantes con La Plata.

 

La salida no fue gratuita: “Hacen lo mismo que llevó a la situación actual del peronismo rosarino: división, ambiciones personales, incumplimiento de acuerdos”, reprochó el concejal Lisandro Cavatorta, titular de la bancada Justicialista, que ahora quedó reducida a tres miembros, con María Fernanda Rey y Julia Irigoitía.
Norma López insistió en que “con el peronismo solo no alcanza” y también reflejó “la necesidad de construir nuevas mayorías más allá de lo parlamentario”. Y habló de “cambiar prácticas políticas que no expresan lo que la gente busca”.
Días atrás, López y Romero, junto a Monteverde y Caren Tepp, la titular del bloque de Ciudad Futura, participaron de una jornada en Santa Fe con el ex diputado provincial Leandro Busatto, quien también selló su salida de La Corriente. Junto a ellos estuvieron el diputado nacional Eduardo Toniolli y la diputada provincial Lucila De Ponti, que también integran Armar la Ola, nombre que dieron al nuevo espacio de reflexión y acción política del peronismo santafesino.
El espacio estuvo presente en Central Córdoba, en la mesa que encabezó Kicillof. Y también estuvieron allí Rossi –Katopodis también estuvo el sábado en La Corriente, para una nueva clase de la Facultad de la Militancia–, la ex vicegobernadora Alejandra Rodenas, el diputado nacional Diego Giuliano (titular nacional del Frente Renovador del ex candidato presidencial Sergio Massa), la cristinista María de los Ángeles Sacnun, los dirigentes sindicales Sonia Alesso (Ctera), Edgardo Carmona (Prensa) y Martín Lucero (Sadop) y otras figuras.

“Gran encuentro en Rosario con referentes del espacio político local para seguir construyendo una alternativa a este modelo de ajuste que propone el gobierno nacional. Nuestra obligación es organizarnos para acompañar a nuestro pueblo y defender sus derechos y su futuro”, describió el propio Kicillof la reunión.

 

A fuego rápido

Tras un período de intenso trabajo subterráneo, Kicillof está ensayando profundos movimientos de despliegue público. Los acuerdos a nivel seguridad con Pullaro y a nivel salud con Torres también le abren las puertas de la zona núcleo, de la cual el norte de la gigantesca provincia de Buenos Aires forma parte, y de la Patagonia, cuyas costas hacen un trazado portuario que se complementa con la Vía Navegable Troncal del río Paraná. El eje económico que implica es descomunal, tanto como la convicción de que el gobierno de Milei no le va prestar mayor atención que no sea para su enajenación, y se explica en la antigua ambición bonaerense de ejecutar el canal Magdalena. La llave para revitalizar la interacción entre todos los puertos e imponerse sobre la salida de Montevideo hacia el exterior, y del comercio interior con la actividad pesquera, la producción energética, y la industria naval.
Planes sobran pero chances no, con la ausencia de la gestión nacional, que a la vez aprieta pero sí ahoga. En esa línea, las articulaciones de Kicillof parecen responder a gestar desde las provincias un eje federal para contener la retirada y el bombardeo del Estado nacional. Y por añadidura es un reaseguro por si el gobierno de Milei ingresa en fase de desgaste acelerado o de hecatombe social. Tanto al lado de Torres como de Pullaro, arremetió contra el Pacto de Mayo y mostró su oposición a la ley ómnibus. Ambos, si hay encuentro, viajarán a Córdoba el 25, Kicillof no. Pero Torres, junto al resto de los gobernadores patagónicos, que conformaron un bloque regional que se mantiene sólido, adelantó que presentarán antes y llevarán a la provincia mediterránea los “10 Puntos Federales”, un paralelismo al Pacto de Mayo, cuyo primer item sería “la defensa irrestricta de la educación pública”. El acuerdo del sur puede sumar adhesiones del norte: “Hablé con Maximiliano Pullaro y Gerardo Zamora para terminar de redactar la nota y ponerlo sobre la mesa a Nación”, dijo el mandatario PRO, sin confirmar la adhesión de su par de Santa Fe ni del de Santiago del Estero.
Mientras tanto, Kicillof, al mando de la mayor provincia del país en territorio, producto bruto y población, pivotea con todos. “Si el gobierno nacional tiene una idea distinta de lo que significa el federalismo, los gobernadores tenemos la obligación de ponernos de acuerdo para resolver los problemas de nuestra gente”, fue su definición en tiempos en que bajan las temperaturas, pero se caldea el clima social y político.

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