En medio de un fuerte apoyo de la UIA y otras agrupaciones empresarias, el ministro de Economía, Axel Kicillof, viajó ayer a Francia para intentar un acuerdo con el Club de Paris por una deuda de cerca de 10 mil millones de dólares –contando intereses– que la Argentina no paga desde la crisis de 2001.
Según trascendió, Kicillof propondría el pago en efectivo del 20 por ciento del pasivo y un acuerdo para un plan de pagos anuales o semestrales por el resto del capital y los intereses, dado que el Club no acepta bonos soberanos.
Así, el gobierno de Cristina Kirchner buscará un mayor nivel de confianza internacional para el caso de que el país se vea obligado en los próximos meses a salir al mercado internacional de crédito.
Sobre el tema, se expresó el titular de la Unión Industrial Argentina (UIA), Héctor Méndez, quien consideró que comenzar el camino para un entendimiento “es dar una señal de que se están buscando soluciones prácticas”, para que el mercado internacional sume confianza a la Argentina.
En el mismo orden se expresó José Urtubey, vicepresidente segundo de la UIA: “Siempre que la Argentina busque en primer término honrar sus deudas y en segundo lugar insertarse internacionalmente los impactos en el mediano y largo plazo serán sin duda favorables”.
Con ese escenario, el ministro de Economía se sumará a la negociación que, desde hace meses, impulsa el ex titular de la cartera y actual jefe de la Unidad de Negociación de Deuda, Hernán Lorenzino, quien participará de las reuniones que se realizarán en la capital francesa.
La Argentina mantiene una deuda con los países miembros del Club de París desde el default de 2001 por alrededor de 6.700 millones de dólares, que si se le suman los intereses alcanzaría una cifra cercana a los 10.000 millones.
Esa parte del “frente externo” se suma a los acuerdos que el gobierno ya alcanzó con organismos financieros internacionales, como el Banco Mundial, lo que implicó sellar acuerdos en los tribunales del Ciadi con empresas que hacían reclamos al país.