La aceptación es un elemento clave en nuestro proceso de crecimiento. Aceptar una situación conflictiva en nuestras vidas es necesario y es el primer paso para superar aquello que se nos dificulta transitar, ya sea que se trate de una crisis de índole laboral, afectiva o una enfermedad, una pérdida de un ser querido. La aceptación es diferente de la resignación: acepto aquello que ha sucedido en mi vida aunque eso no sea de mi agrado, no trato de negarlo pensando que “esto a mí no me está pasando”. Aceptar aquello que ha sucedido es necesario para dar un paso adelante, poder conectarnos con nuestras emociones para buscar herramientas que ayuden a superar la situación vivida.
Puede que se nos dificulte entender por completo qué es lo que ha sucedido puesto que a veces los hechos involucran a otras personas, o simplemente porque desconocemos la totalidad de los acontecimientos que se encadenaron para, finalmente, llegar a la situación que atravesamos. Aunque no sepamos con certeza cuáles son las razones que ocasionan nuestro malestar es necesario aceptarlo para que luego podamos encontrar una luz que nos guíe hacia adelante.
La explicación no se encuentra retrocediendo con tu mente una y otra vez hacia aquello que nos causa dolor, el tiempo no retrocede mágicamente, es sólo tu mente la que divaga hacia el pasado en busca de alguna respuesta satisfactoria. Con ello sólo aumentas tu preocupación, la cual consume tu energía vital; pensando en el pasado te pierdes de vivir completamente el presente, el cual debe estar sólidamente construido puesto que sientas las bases de nuestro futuro. Por lo tanto, haz las paces con el pasado y vive plenamente el presente, aceptando los cambios que éste nos trae.
La aceptación es la clave para vivir este presente tal y como se nos manifiesta, es necesario aceptar el dolor o el sufrimiento para luego buscar los medios necesarios para transmutarlo en energía positiva. Cuando puedes tomar el dolor como algo natural que forma parte de nuestras vidas, podemos aceptarlo para luego transformarlo en algo positivo. Al hacerlo, ayuda a que lo viejo sea disuelto por ser obsoleto y le damos la posibilidad a que lo nuevo llegue a nuestras vidas, el dolor deja de ser sufrimiento al abrir nuestro corazón y permitir que a través de la Energía Universal pueda ser trasmutado en algo positivo.
La aceptación es entender que esto que sucedió no es de mi agrado, puede que no le encuentres una explicación, aunque para poder cambiar y encontrar un aprendizaje en esta situación se hace necesario aceptarla. Acepto para luego encontrar la enseñanza que se esconde detrás de esta circunstancia que atravesamos, de este modo la aceptación es el primer paso para poder superar el conflicto.
La aceptación no es igual a la resignación, la resignación está conectada con la vivencia del conflicto desde un punto de vista negativo, me resigno a estar en una situación cuando no busco los medios adecuados para resolverla, cuando simplemente nos da lo mismo cualquier cosa que hagamos. La resignación es darnos por vencidos y dejar que el conflicto termine por sofocarnos, nos sentimos aturdidos, desorientados, por lo ocurrido pero buscamos excusas para superarlo pensando que el conflicto es más grande que nuestras ganas de intentarlo de nuevo.
En cambio, la aceptación implica que nos damos cuenta de las dificultades en la que estamos inmersos, nos hacemos conscientes de nuestra desorientación y aturdimiento; al aceptar lo sucedido y no intentar taparlo o negarlo, damos paso a que surja nuestra confianza en nosotros mismos y al mismo tiempo, para poder buscar en nuestro interior la fortaleza que nos conecte con las capacidades que poseemos permitiéndonos hallar una solución y un aprendizaje del conflicto vivido.
La aceptación de los hechos acaecidos nos permite darnos un tiempo para indagar qué patrones de pensamientos son los que nos limitan y nos impiden crecer, por lo general, se trata de pensamientos que nos han sido impuestos tiempo atrás. Cuando descubrimos cuál es el patrón condicionante lograremos entender qué limitaciones tenemos y como actúan éstas sobre nosotros mismos. En ocasiones, entramos en un círculo vicioso de actitudes sin saber exactamente a qué se deben, esto es como consecuencia de estos patrones condicionantes, que actúan de manera negativa.
En ocasiones, se trata de patrones de pensamientos limitantes que hicieron mella en nuestra autoestima, tienen que ver con la educación recibida de parte de padres, educadores, congéneres, tales como “no eres lo suficientemente bueno”, “no lo lograrás”, “nunca haces las cosas bien” para citar como ejemplo. Todos ellos están relacionados con la visión que los otros tienen de nosotros mismos y con la importancia que le damos a la opinión del otro.
Aceptar la situación que atravesamos nos permite afianzarnos en el presente y desapegarnos del pasado, puesto que éste ya no existe ni puede ser cambiado. Aceptar es rendirnos ante lo que Es. A diferencia de la resignación que nos conecta con la energía negativa, la aceptación nos permite ir un paso más allá encontrando lo positivo que se encuentra escondido detrás de una experiencia dolorosa. Revivirla con la mente una y otra vez no soluciona lo que te causa dolor, aceptando lo sucedido desde el presente me coloca en una situación que faculta el encuentro de respuestas y soluciones que permitan superarla sin estancarnos en el pasado. Aceptar es preguntarnos: ¿cómo puedo superar este conflicto que atravieso y aprender de él?
Puede ser necesario, además, que en el proceso de aceptación descubramos que para la resolución del conflicto debamos aprender a perdonarnos a nosotros mismos o incluso a otras personas involucradas en la situación por no haber podido actuar de otro modo. Es por ello que es importante encontrar qué patrones de pensamiento son los que nos condicionaron e impidieron poder actuar de un modo diferente.
El Reiki es una excelente herramienta para poder descubrirnos y aprender a valorarnos independientemente de la opinión que el otro tenga sobre nuestro comportamiento. Nos ayuda a desapegarnos de estos patrones limitantes y nos ayuda a fortalecer nuestra confianza y seguridad en nuestras propias capacidades permitiendo que ocurra la aceptación y posterior superación de aquellas situaciones dolorosas de nuestras vidas.
El Reiki nos permite hacernos esta pregunta “¿Quién es el que se siente frustrado, decepcionado o herido? ¿Mi ego, mi personalidad o mi verdadero Ser”? Nuestra verdadera Esencia reside en nuestro Ser y en él no hay temores o frustraciones; a través del Reiki podemos conectarnos con la voz de nuestro corazón ella está conectada con Nuestro verdadero Ser. Es por ello que el Reiki permite abrir nuestro corazón a nuestro verdadero Ser para aceptar las dificultades como experiencia de aprendizaje, superando los conflictos vividos, descubrir una luz interior que nos guíe hacia el encuentro de la armonía, hacia la energía del Amor Universal que comprende el amor hacia uno mismo y hacia otros seres humanos.