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La agroecología avanza en las provincias como una forma sustentable de generar alimentos sanos

Crecen en los campos y huertas de todo el país métodos de producción alternativos al sistema agroindustrial, que privilegia la recuperación de suelos y la no utilización de agroquímicos. Santa Fe cuenta con una red de 36 viveros inclusivos y con un programa de huerta familiar

Formas alternativas de producción en el campo y las huertas crecen en toda la Argentina, recuperando los suelos y sin agroquímicos, por lo que la agroecología se presenta ya como una forma sustentable y posible de generar alimentos sanos en las provincias del norte, del centro y del sur del país, con asistencia de organismos públicos, universidades y municipios.

En las provincias más pobladas, como Buenos Aires y Córdoba, la agroecología gana terreno: el gobierno bonaerense creó en junio el programa provincial de Promoción de la Agroecología, además de un Registro de Productores -para que se inscriban quienes lleven adelante plantaciones respetando prácticas agroecológicas- y una Red Provincial de Facilitadores de Prácticas Agroecológicas, en la que técnicos, educadores, extensionistas y agentes capacitan y acompañan a los agricultores.

En Córdoba, por su parte, hay más de 70 municipios y comunas que, por intermedio de la red Nacional de Municipios y Comunidades (Renama), promueven la agroecología del sistema agroalimentario, según informó a Télam la delegada local de la subsecretaria de Agricultura Familiar del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, Adriadna Arrigoni.

Uno de los casos es el municipio de Las Acequias, en el sur provincial, que según dijo a esta agencia el intendente Gastón Tomatis, está avanzando con la planificación y la creación del marco jurídico de las ordenanzas para luego concretar los proyectos agroecológicos en 88 hectáreas fiscales, con la prohibición de utilizar agroquímicos tóxicos, y con las «expectativas de generar 100 puestos de trabajo en 3 años».

En la provincia de Santa Fe, el gobierno local cuenta desde 2014 con una red integrada por 36 «Viveros Inclusivos» ubicados en distintas localidades, en los que personas en situación de vulnerabilidad social reciben formación en jardinería, agricultura sustentable y paisajismo.

A su vez, desde el inicio de la pandemia, el gobierno santafesino impulsó un programa llamado «Huerta Familiar» que reparte kits gratuitos de semillas y brinda asesoramiento con el objetivo de incentivar la producción de verduras y hortalizas orgánicas, frescas y sanas para el autoconsumo en los diferentes espacios que las familias dispongan.

«El programa ya alcanzó a 200 mil personas y permitió el cultivo hortícola de una superficie aproximada de 125 hectáreas, con una producción estimada de 2.500 toneladas de alimentos saludables», indicaron fuentes oficiales.

En ese sentido, estimaron que el ahorro en cada familia fue «en promedio de 3.000 pesos debido a la cosecha propia de alimentos y teniendo en consideración los 50.000 beneficiarios, el impacto económico del programa se traduce en aproximadamente 150 millones de pesos».

En Mendoza, por su parte, Valentina Navarro, directora de Agricultura del Ministerio de Economía mendocino, remarcó a esta agencia «la importancia de la horticultura orgánica en Mendoza, y los vinos y mostos» certificados,

«Hoy creo que hay una buena perspectiva sobre todo hacia lo orgánico, ya que la pandemia nos acercó hacia ciertas cosas de la naturaleza, a comer alimentos más sanos, sin tantos agroquímicos. Por eso va a haber una mayor demanda de lo orgánico, pero también una mayor conciencia de lo que uno come», aseguró.

Por su parte, en el este de Santiago del Estero, hay una región muy extensa que abarca 10 departamentos donde hay pequeños, medianos y grandes productores y desde «el INTA impulsamos para que adopten prácticas de agricultura con principios de sustentabilidad y sostenibilidad, los cuales muchos ya lo hacen», dijo a Télam Graciela Leguizamón, directora de la Estación Experimental Agropecuaria Quimilí del organismo en el noreste de la provincia.

A su vez, dijo que están «orgullosos» de su trabajo porque de 700 productores pasaron a tener actualmente 3.500 que trabajan en huertas y «los capacitamos para que ellos vean su trabajo como un emprendimiento, que ingresen al circuito formal y que sea visibilizado su trabajo, a través de las verduras agroecológicas».

En La Pampa, y a través del Centro Regional de Educación Tecnológica (Ceret) creado en 1997 en General Pico «se llevan adelante huertas municipales que paulatinamente fueron creciendo en cantidad, y así como en 2015 teníamos en 14 localidades hoy ya son 38», detalló a Télam el ministro de la Producción, Ricardo Moralejo.

Mientras tanto, el sistema de producción agroecológica se encuentra en pleno debate en la Legislatura provincial, en la que se acaba de formar una comisión para debatir proyectos presentados al respecto.

«El sistema de producción agroindustrial no es sustentable, y ha traído costos al medio ambiente, como la contaminación, problemas de la resistencia de la plantas entre otros, es un modelo que es dependiente de los insumos químicos, de modo que se tiene una visión cortoplacista donde sólo se tiene el en cuenta el rédito económico», dijo Daniela Salazar, coordinadora de Senasa.

En medio de este debate, en Diputados se dio dictamen favorable al Programa Provincial de Huertas Escolares en toda La Pampa, iniciativa del diputado Espartaco Marín (PJ) que por un lado promociona la cultura del uso de la tierra de manera natural y por otro, se convierte en una herramienta pedagógica en las escuelas.

También el ingeniero Fernando Frank, técnico de la secretaría de Agricultura Familiar en San Luis, considera que en esa provincia se articulan dos modelos agroecológicos de mucho valor como son la agroecología campesina y la neoruralidad.

En el primer caso se trata de familias que apuestan a la ganadería de pastizal natural, habitantes de zonas áridas y semiáridas, ligadas por naturaleza al bosque nativo que en San Luis se encuentran en el valle y en las sierras centrales con «producción caprinera».

También en la Patagonia la agroecología es una realidad que crece: en Neuquén hay un incipiente desarrollo de producciones orgánicas de horticultura con respaldo del gobierno provincial y expectativas puestas a partir del año 2021, cuando comiencen a regir un conjunto de normas de «Buenas Prácticas Agrícolas».

La directora de Horticultura del Ministerio de Producción de Neuquén, Abril Manzano, dijo a Télam que «es necesario un cambio de cabeza en los productores para ir hacia la agroecología que tiene que ver con la convicción de producir alimentos y con el equilibrio ecológico porque es una producción que debe encararse de una manera totalmente distintas a la tradicional».

En Santa Cruz, la agroecología está presente a través de unos 254 agricultores familiares y unas 220 toneladas de productos, de las cuales más de 60 son cultivos de hoja y el resto corresponde a fruta fina y otros productos como ajo, papa y legumbres, según un relevamiento del INTA.

«Es una foto que varía, muy dinámica, por eso ahora se está haciendo una nueva encuesta entre los agricultores familiares», dijo a Télam Jorge Birgi, de la Estación Experimental INTA Santa Cruz, y agregó que «son núcleos de agricultores familiares que trabajan la tierra, muchos para autoconsumo, trueque o ventas, aunque no a grandes escalas».

Por su parte, el gobierno de Río Negro desarrolla el programa «Río Negro Nutre», que contempla la construcción de 1000 invernaderos en distintas ciudades con el objetivo de que las familias puedan acceder a alimentos seguros, frescos y una vida saludable promoviendo la soberanía alimentaria.

El programa selecciona las familias y las capacita en la producción de hortalizas en Invernaderos Escuela, donde también se brinda información alimentaria y nutricional y se enseñará a manipular alimentos.

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