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La antipolítica no pudo en Santa Fe: “la casta” ganó casi todo y los outsiders no movieron el amperímetro

Los resultados del domingo 16 suponen un voto de confianza para los armados territoriales con militancia partidaria. Los mediáticos esta vez aportaron poco. Un consultor político y estrategas partidarios analizan el fenómeno

La irrupción de Javier Milei en el escenario nacional y su cruzada contra «la casta», más la adhesión que eso provocó en parte del electorado, inflamó las posiciones antipolítica tanto en el escenario nacional como provincial, por dentro y por fuera del espacio libertario. Ya no era sólo «lo nuevo» que impuso Jaime Durán Barba con la irrupción del PRO. Era algo más duro, más extremo, una puerta de entrada que no lleva a ningún lado pero aparece seductora para algunos.

Es una conclusión indubitable que los ciudadanos están cansados de tantas promesas incumplidas. El porcentaje de asistencia, que viene cayendo en cada elección, puede avalar en parte esa demanda por el lado del desinterés. Pero también está claro que la percepción de los votantes en este 16 de julio fue que la salida está dentro de las tradiciones políticas, con eje en la territorialidad de los partidos.

Las opciones disruptivas que buscaban instalar el relato post 2001 no se convalidaron en la práctica. En Santa Fe, con algunas excepciones, las elecciones Paso las ganaron los candidatos que más siguieron las recetas de la territorialidad y los apoyos partidarios, aun con un sistema electoral de boleta única que no favorece la idea de los proyectos colectivos.

Un ejemplo de eso fue lo que pasó con los senadores, expresión de la supuesta casta si la hay. En las primarias todos revalidaron sus pergaminos y la mayoría de ellos se encamina a renovar por un nuevo mandato. En esa categoría la única excepción fue el departamento Rosario, donde triunfaron en sus frentes dos casi recién llegados: los concejales Ciro Seisas y Lisandro Cavatorta (ambos ingresaron a la política en 2021). Otra de las excepciones fue la elección de Amalia Granata en Diputados, repitiendo lo que había hecho hace cuatro años.

Otro ejemplo de la revalidación de la política territorial fue la victoria de Maximiliano Pullaro como candidato a gobernador del frente Unidos para Cambiar Santa Fe. Pullaro no sólo es un militante radical que fue ministro de Seguridad en la gestión de Miguel Lifschitz. También es uno de los que más recorridas tiene por las localidades de la provincia. Desde su primera diputación provincial que no para de visitar intendentes, presidentes comunales, organizaciones civiles en cada rincón de la provincia. A la vieja usanza, Pullaro eligió la territorialidad y la estructura partidaria como método de construcción.

El actual diputado provincial se recostó además en un armador clásico: Felipe Michlig, senador por el departamento San Cristóbal y presidente del Comité provincial de la UCR, una especie de barón del departamento San Cristóbal, si se trata de emular a los que así etiquetan a los intendentes que no se cansan de ganar elecciones en el conurbano. Michlig fue elegido en 1985, a los 22 años, como presidente comunal de Ambrosetti, donde gobernó durante 14 años, para luego, en 1999, arrancar períodos ininterrumpidos como senador, cargo que se apresta a revalidar después del resultado obtenido en las Paso.

«No hay duda de que el domingo triunfó la política por sobre la antipolítica», sintetizó el propio Michlig a El Ciudadano. Y agregó: «Nosotros apelamos mucho a la mística partidaria y a revalorizar a nuestro partido que tiene más de 130 años de existencia. Nos daban por desaparecidos, por muertos. Maxi (Pullaro) siempre lo ha dicho y yo también, y muchos lo hicieron, que lo más cómodo hubiera sido, como hicieron tantos otros, irse del radicalismo. Y nosotros nos quedamos a tratar de jearquizarlo, de recuperarlo, porque es una herramienta potente, de trayectoria, de historia. Tuvimos seis gobernadores de Santa Fe y seis presidentes. Hemos dado mucho y podemos seguir dando mucho. Nosotros apostamos por reivindicar a la política, con los errores que cometemos todos los días, pero no ocultando nuestra pertenencia y nuestra militancia», se mostró orgulloso el senador que puede llegar a cumplir 28 años en su cargo en 2027.

Pullaro, ahora candidato a gobernador del frente Unidos, tuvo enfrente a Carolina Losada, la candidata más mediática de la última década que decía que la política olía a podrido y que no titubeó en calificar a Pullaro como amigo de los narcotraficantes, en un golpe cuya efectividad ya fue probada en la elección bonaerense de 2015 con Aníbal Fernández. Pero esta vez los golpes de efecto no impactaron. La territorialidad funcionó y por primera vez en los últimos 60 años un boina blanca se frota las manos frente a una clara posibilidad de llegar a la Casa Gris.

Para el consultor político Lucio Guberman, quien asesora a funcionarios y legisladores a ambos lados de la grieta, las aspiraciones del voto antipolítica no eran mayores a las que se terminaron concretando: «El voto antipolítica se comportó como las encuestas decían que se iba a comportar. No es menos, no es un fracaso, al contrario, hay que estar atentos porque se llevan una porción, pero tampoco nunca se planteó el voto antipolítica como la única forma de ganar una elección».

«La nueva política también requiere mostrar que el nuevo desconocido es mejor que el malo conocido, si no se lo come. Yo creo que lo que hubo fue un malo conocido muy bien presentado, muy prolijo, muy estratégico», sintetizó en declaraciones a este diario sobre el triunfo de Pullaro.

Para el diputado provincial del socialismo Joaquín Blanco, una vez más se demostró que sin estructura territorial es imposible aspirar a llegar a la Casa Gris. «Tener una propuesta seria para gobernar la provincia de Santa Fe requiere no solamente tener un candidato sino una estructura de listas locales, de todo un dispositivo de equipos técnicos. Sigue siendo la provincia de Santa Fe un escenario donde es difícil hacer una aventura para gobernador. Uno tiene que tener desarrollo territorial en los 19 departamentos y candidatos con conocimiento».

Y ejemplificó a El Ciudadano: «Nosotros ganamos la categoría de diputados provinciales con Clara García. Obviamente que estamos convencidos de que tenemos la mejor candidata, pero también es cierto que la lista tuvo más de 120 listas locales, que ayudaron de abajo hacia arriba. Clara ganó en el departamento Iriondo y en el departamento Constitución, lo que se explica por la candidata, sí, pero también se explica por cómo han trabajado territorialmente las listas locales. Los espacios que no han constituido listas locales con penetración territorial, que han hecho candidaturas solamente a diputados provinciales, en general les ha ido mal. Porque las redes sociales, la vía pública es importante, pero tener un buen candidato y a la vez una buena estructura sigue siendo irreemplazable».

El presidente del PJ provincial, Ricardo Olivera, también se refirió a la importancia de las estructuras partidarias en cada rincón de la provincia: «Banco la territorialidad, los proyectos son de abajo para arriba y son colectivos». Y, tras el magro resultado del PJ, aclaró de cara a las generales: «Nosotros tenemos que lograr que se acerquen los votos de las distintas categorías».

Sobre la canalización de la bronca de los ciudadanos, advirtió el dirigente justicialista a este diario: «Sí veo que el malestar de la gente se expresó en el voto en contra de los que están gobernando. Si vos te fijás, algunos perdieron, otros sacaron menos cantidad de votos de lo previsto, y es como que la gente mostró su disconformidad sobre las personas que hoy están gestionando. En la municipalidad de Santa Fe, en la provincia, en algunos distritos del interior, por dar algún ejemplo Rafaela. Y no estoy subestimando al adversario, pero me parece que la reacción ahí fue contra la gente que hoy tiene responsabilidad de gobierno».

Debutantes con poco peso

Los candidatos debutantes en la política, los periodistas Gustavo Rezzoaglio y Flavia Padin; la locutora María Fernanda Rey; el militante social Bruno Carlovich, hijo del Trinche; el ex jugador de Rosario Central José Luis «Puma» Rodríguez, el ex jugador de Central Córdoba Jorge «Bocha» Forgués; Virginia Valenzini, de la Asociación Docentes por la Educación, y el ex subjefe de la Unidad Regional II de Policía, el comisario retirado José Luis Giacometti, no tuvieron una buena perfomance en las elecciones primarias del domingo 16.

A excepción de Forgués, que se presentaba como candidato a senador por el Frente de la Esperanza, el resto se postuló a la pelea para acceder a una candidatura de concejal.

Rezzoaglio y Padin ocuparon el sexto lugar dentro de las listas del frente Unidos. Carlovich no logró ingresar a la general, al igual que el Puma Rodríguez. Valenzini y Giacometti obtuvieron una magra cantidad de votos dentro de Unite por la Libertad.

María Fernanda Rey es la que mejor cosecha de votos tuvo, con el 14,24% de los sufragios del frente Juntos.

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