Verónica recorrió más de 8 locales de ropa hasta encontrar un vestido de fiesta de su talle. Tenía una graduación y buscaba una prenda cómoda con onda. En todos los locales se encontraba con talles únicos o una tabla casi sin diferencias. Las opciones parecían obligarla a usar un vestido que le quedara apretado o que no estuviera a la moda. Finalmente, encontró lo que buscaba en Mueck, un local que se define como Body Positive, que traducido al castellano significa “cuerpos positivos” y ofrece variedad de talles. La dificultad en encontrar ropa para la diversidad de cuerpos cobra mayor visibilidad a fin de año con la oferta de vestidos para fiestas, despedidas y graduaciones. Desde Activismo Gordo señalaron que 6 de cada 10 mujeres gordas tienen dificultad al momento de comprar indumentaria. Genera un impacto negativo en la salud mental reforzado por un discurso que entiende al cuerpo gordo como enfermo. La ley de Talles, sancionada en 2019 y reglamentada en junio de 2021, pretende una mayor representatividad en las tablas aunque no garantiza la amplitud de talles. La pandemia demoró los plazos y aún no está vigente. Sin medidas reales en las prendas, no hay medida del impacto negativo que genera en la salud mental de las personas.
“Se ejerce una violencia simbólica sobre el cuerpo gordo a la hora de comprar indumentaria porque el discurso es que tu cuerpo no puede ser vestido, tiene que ser oculto, tenés que quedarte en tu casa porque no hay opciones para que te puedas vestir”, dijo a El Ciudadano, Luz Ferradas, militante de activismo gordo y concejala de Ciudad Futura.
Medidas reales
La ley de Talles N° 27.521 fue sancionada en noviembre de 2019 y reglamentada en junio de 2021. Establece la aplicación de un Sistema Único Normalizado de Talles de Indumentaria (Suniti) que corresponda a medidas corporales estandarizadas para la fabricación, confección, comercialización o importación de indumentaria para personas mayores de 12 años. Se basa en un estudio antropométrico de la población argentina a cargo del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (Inti). Este sistema permite que cada consumidor tenga una referencia clara de su talle sin importar la marca o comercio.
La pandemia demoró los plazos del estudio que se llevó adelante en diferentes regiones del país con dos scanners 3D. En la provincia de Santa Fe se hizo en la localidad de Rafaela. Ahora, un consejo consultivo previsto por la ley evalúa los datos y analiza cómo implementar la tabla.
“Si bien no genera la obligación de fabricar y vender todos los talles, construir esta tabla permite que seas el mismo talle en cualquier local. Hoy entre cada talle de algunas marcas hay una diferencia mínima y eso genera un impacto negativo en la salud mental de las personas. Nos autocastigamos al no entrar en un talle y empezamos dietas sin control”, señaló Ferradas, autora de un proyecto de ordenanza municipal para bonificar a los locales que incluyan 6 talles por prenda, por género y /o prendas denominadas sin género.
Acá entramos todes: buscan incentivar el cumplimiento de la ley de talles
“Hay algo perverso y violento en no fabricar todos los talles porque esa marca está diciendo que no quiere vestir tu cuerpo, no importa el tamaño que tengas. Con la implementación de la ley, vas a encontrar sólo dos talles en algunas marcas. No va a haber amplitud pero sí claridad. Va a evidenciar que hay marcas que por una decisión política eligen vestir un solo tipo de cuerpo”, agregó.
Ley de Talles: reglamentan el sistema único de identificación y normalizado de indumentaria
Ferradas advirtió sobre el impacto en la salud mental de la cultura de la delgadez, los estereotipos, la representación de las personas gordas y la falta de acceso a los talles. Y cuestionó el discurso médico hegemónico que asocia la gordura a un problema de salud.
“La Organización Mundial de la Salud (OMS) lo considera como una enfermedad pero hay un gran negocio en la cultura de la dieta. Somos el segundo país del mundo con trastornos alimenticios. Hay un supuesto interés en la salud de los cuerpos gordos. Nos dicen que nos tenemos que cuidar pero no se mide el impacto en la salud mental de esta continua opinión sobre nuestros cuerpos que son constantemente señalados. Se nos dice que es nuestra responsabilidad, que somos vagos, que no tenemos voluntad, ni amor propio. Se nos reduce a nuestro peso y habla de nuestra forma de habitar el mundo que es tan válida como otra. La norma es la diversidad de cuerpos, todos con el mismo derecho a existir”, explicó.
La norma es la diversidad
El pasado domingo 27 de noviembre tuvo lugar el 2° Encuentro Plurinacional de Activismo Gordo, en el Centro de la Juventud, Rosario. Durante la jornada, que constó de cuatro talleres, debatieron sobre los estereotipos, la cultura de la delgadez, la patologización del cuerpo gordo, el deseo y las infancias para avanzar con diagnósticos y plantear agendas de luchas y acciones.
El documento inicial del Encuentro señaló que “la discriminación, el estigma y la violencia que la sociedad ejerce sobre nosotres con la pretensión de normalizar nuestros cuerpos encuentran en las instituciones una legitimación que nos aleja del ejercicio pleno de nuestra ciudadanía”.
“Por eso, como aprendimos de las luchas de otros grupos oprimidos, reivindicamos nuestros derechos y exigimos acceso a la educación, a la salud, al hábitat, a la vestimenta, a la alimentación y al trabajo”, agregó.
Rosario fue sede de un encuentro de Activismo Gordo contra la discriminación y los estereotipos
El activismo gordo se desprende de los activismos de la diversidad corporal. Nace en los años 70 en Estados Unidos, con el primer Manifiesto de Activismo Gordo, que habla de la liberación y autonomía corporal, de dejar de patologizar a los cuerpos gordos. Encuentra coincidencias en la lucha por las autonomías corporales de los activismos trans o intersex, que también reclaman la posibilidad de existir en cuerpos que se salen de la norma imperante.
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