El papa Francisco instó a que Cristina Fernández de Kirchner llegue al final de su mandato como presidenta «en paz» y pidió «colaboración a todos» para ello. En una entrevista al diario La Nación, el Sumo Pontífice aseguró: «La Argentina tiene que llegar al término del mandato en paz. Una ruptura del sistema democrático, de la Constitución, en este momento sería un error». Y Agregó: «Todos tienen que colaborar en eso y elegir luego las nuevas autoridades. Para no interferir con eso, no recibo más a políticos en audiencia privada».
Al respecto de las visitas de funcionarios argentinos, también dijo que «en vista a las próximas elecciones, a los políticos no los recibo. Si viene algún político, que vaya donde está el corralito de la audiencia general de los miércoles».
Francisco se refirió a las audiencias con políticos y las fotos: «Hay gente muy buena que viene, gente sencilla, y siempre están los que tratan de sacar tajada. Ahora por ejemplo corté recibir a políticos».
En cuanto a su visita al país, sostuvo que se dé “quizás en 2016”. Explicó que no será en 2015, ya que ese año tiene el proyecto de viajar a tres países de América Latina, cuyos nombres prefirió no decir aún, y también a algunos países de África.
Consultado sobre las críticas que había lanzado inicialmente la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, tras lo cual fue recibida junto a su nieto recuperado, Guido, Francisco dijo que «si estaban equivocados, o medio equivocados, o pensaban otra cosa y ahora ven otra, bendito sea Dios».
Por otra parte, anticipó que la reforma de la curia romana no estará lista el año próximo y dijo por ahora que le preocupa «la reforma espiritual, la reforma del corazón» y le restó importancia a las divisiones en la iglesia que se evidenciaron tras el Sínodo Extraordinario de obispos sobre la Familia, que se realizó en octubre pasado.
«No fue una división tipo estrella contra el Papa; o sea, al Papa de referente no lo tenían. Porque ahí el Papa procuró abrir el juego y escuchar a todos. El hecho de que, al final, mi discurso haya sido aceptado tan entusiastamente por los padres sinodales indica que el problema no era con el Papa, sino que era entre diversas posturas pastorales», aseveró.
Dijo que «las resistencias ahora se evidencian», pero que para él «es un buen signo, que las ventilen, que no las digan a escondidas cuando uno no está de acuerdo», y que eso «es sano». «Considero a las resistencias como puntos de vista distintos, no como cosa sucia. Tiene que ver con decisiones que por ahí tomo, eso sí. Claro, hay decisiones que tocan algunas cosas económicas, otras más pastorales», aseveró el Papa y dijo que no está «preocupado» por esas diferencias porque le parece «todo normal» y dijo que «sería anormal que no existieran puntos divergentes».
También se refirió al crecimiento de la cantidad de católicos que abandonan la iglesia y al respecto señaló que «hay gente muy herida que está esperando» que vayan «a curarle las heridas, heridas por mil motivos». «La Iglesia tiene que ser un hospital de campaña y salir a curar heridas, como el buen samaritano. Hay gente herida por desatención, por abandono de la Iglesia misma, gente que está sufriendo horrores», afirmó.
Luego señaló que durante el sínodo de obispos «nadie habló de matrimonio homosexual» y recordó que no se tocó ningún punto de la doctrina de la Iglesia sobre el matrimonio, más allá de las discusiones sobre los divorciados vueltos a casar. «El sínodo fue un proceso. Y así como la opinión de un padre sinodal era de un padre sinodal, también un primer borrador era un primer borrador, donde se recogía todo. Nadie habló de matrimonio homosexual en el sínodo, no se nos ocurrió», indicó.
Asimismo aclaró: «Lo que sí hablamos es sobre una familia que tiene un hijo o una hija homosexual, cómo lo educa, cómo lo lleva, cómo se ayuda a esa familia a llevar adelante esta situación un poco inédita. O sea que en el sínodo se habló de la familia y de las personas homosexuales en relación con sus familias».
El Papa manifestó también que esta «es una realidad que todo el tiempo» se encuentra «en los confesionales: un padre y una madre que tiene un hijo o hija así». «A mí me tocó varias veces en Buenos Aires y hay que ver cómo ayudar a ese padre o a esa madre para que acompañen a ese hijo o hija. Eso es lo que se tocó en el sínodo. Por eso alguno habló de elementos positivos en el primer borrador, pero era un borrador relativo», aseveró.
Francisco dijo que «en el caso de los divorciados y vueltos a casar» la Iglesia se plantea qué hacer con ellos, «qué puerta se les puede abrir» y que «fue una inquietud pastoral» determinar si se les va a dar la comunión y que eso por sí solo «no es una solución». «Si (los sacerdotes) les van a dar la comunión (a los divorciados y vueltos a casar), eso sólo no es la solución: la solución es la integración. No están excomulgados, es verdad. Pero no pueden ser padrinos de bautismo, no pueden leer la lectura en la misa, no pueden dar la comunión, no pueden enseñar catequesis, no pueden como siete cosas, tengo la lista ahí. ¡Pará! ¡Si yo cuento esto parecerían excomulgados de facto!», dijo.