Los niveles bajos del caudal del Paraná afectan a la actividad agroindustrial del polo Gran Rosario y Gran San Lorenzo. La altura del río es baja al punto de comprometer la circulación de los buques y de tener que cargar menor cantidad de mercadería para transitar de manera segura. Desde la Bolsa de Comercio advierten preocupación por los meses que siguen y de cómo afectará a los valores de exportación de granos de cara a la temporada de cosecha en marzo.
Emilce Terre, jefa de Información y Estudios Económicos en Bolsa de Comercio de Rosario plantea la importancia del sector agroindustrial, al afirmar que “representa la mayor entrada de dólares para Argentina, y de esas exportaciones más del 75% sale del Gran Rosario. Es el principal nodo exportador para Argentina y para el mundo”.
Según un informe del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, el sector agroindustrial explicó el 39,9% de las exportaciones en 2021, seguido por las Manufacturas de origen industrial (30,2%), productos primarios (21,5%) y Combustibles y Energía (8,4%). En agosto pasado, la Bolsa de Comercio anunció que el Gran Rosario se ubicó segundo en el ranking de polos agroexportadores del mundo, encontrando la explicación en “la bajante del Río Paraná”, “la retracción de la industria aceitera le jugaron una mala pasada al nodo local” y el cese de actividades durante los 21 días que duró el conflicto salarial protagonizado por el Sindicato de Aceiteros, la Unión de Recibidores de Granos y Anexos y la Federación Industrial.
“Si nos referimos al sector industrial, todo lo que es transportación por buques está muy complicada” sostiene Terré, y afirma que “todo lo que es la carga de barcazas que llega a nuestra zona, al Gran Rosario, que vienen desde países limítrofes o que vienen desde el norte del país, afecta muy fuertemente a las exportaciones argentinas”. Según ella, esta situación no tendría porqué alterar los precios internos del mercado argentino, pero sí determinará una suba en los costos de exportación y por lo tanto, del grano argentino en el mercado internacional. Así mismo, aclara que han notado una caída en la carga promedio de los buques: “en el último trimestre del 2021 la carga promedio de un buque ha sido de 30.400 toneladas, cuando el promedio son más de 33.700. El buque carga un 10% menos de lo que debería” y eso se traduce en un costo extra, lo cual afecta al precio final: “El grano argentino termina saliendo más caro que el grano brasilero o de otros orígenes, porque a nosotros nos sale más caro”.
En este contexto, los barcos exportadores de granos deben reconfigurar sus rutas y recalcular los costos finales de la operación de exportación: “El buque no puede cargarse completamente” debido al bajo caudal del río, “esto significa que una parte va a ir vacía y eso tiene un sobrecosto o bien ese buque tiene que completar la carga en otros puertos, como por ejemplo en el sur de nuestro país, en Bahía Blanca, o directamente en otros países, entonces tenés que generar mayores cantidades de mercadería en otros puertos lo que también generaría mayores costos” describe Terre. “Además de que la navegación es mucho más complicada, porque tenés que evitar varaduras, que eso, por cada día que el buque tarde en cargar, el costo es millonario. Entonces la suma de todo esto hace que haya un sobrecosto que todos los años haya estado alrededor de los 600 millones de dólares en cuanto a diferenciales de precio, y 350 millones de dólares por la bajante, siempre refiriéndonos al año anterior”.
La jefa del Departamento de Estudios Económicos de la Bolsa de Comercio se muestra expectante ante lo que la bajante traiga a niveles económicos: “Este año vamos a ver qué impacto termina teniendo cuando efectivamente Argentina necesite exportar su cosecha gruesa, que es la más importante, la más voluminosa, la soja, el maíz, etcétera, que se empiezan a cosechar a partir de marzo”.
Otra de las consecuencias de la bajante impacta en al economía informal. Se estima que en toda la cuenca del Paraná hay entre 7500 y 10.000 pescadores, en la provincia de Santa Fe unos 2500. “Esta bajante extraordinaria trae aquello que uno invisibilizaba como un posible problema. Y siempre entre los más marginales suelen estar los pescadores que son un sector de la economía popular, informal” expresa Lisandro Arelovich, docente de la cátedra de Antropología Económica de la Facultad de Humanidades y Arte de la UNR. “Algunos están insertos dentro de una cadena de valor que puede terminar en el mercado de exportación y los frigoríficos, pero un montón participan de otras cadenas de valor que siguen esta informalidad en la venta directa de peces a un consumidor final, o a bares, restaurantes o pescaderías. Estos volúmenes son inciertos, por ausencia de datos en los volúmenes de captura o incluso sobre el riesgo o no de que frente a la actual extracción en el contexto de bajante peligren los volúmenes de stock y renovación pesquero, que parecen alarmantes”.
Según los pronósticos del Instituto Nacional del Agua (INA), la situación de la bajante no se va a reponer por lo menos hasta finales de febrero – principios de marzo, lo cual “preocupa mucho porque esta debería ser la época de recomposición del caudal. El verano tanto en el sur de Brasil como en Argentina es una época lluviosa donde tiende a recomponerse los caudales, así que esta falta de agua que estamos recibiendo en diciembre y esta falta de lluvias preocupa por lo que nos deparen los próximos meses”.