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La búsqueda de Abuelas como guía para reunir familias separadas por las políticas inmigratorias

Verónica Svetaz vive en Minneapolis hace 25 años y trabaja como médica integral. Propone crear un banco de datos genéticos como el que utiliza Abuelas de Plaza de Mayo en Argentina para reunificar a niñas y niños separados de sus padres en la frontera durante el gobierno de Donald Trump

La política anti inmigratoria conocida como «Tolerancia Cero» implementada durante la gestión presidencial de Donald Trump en Estados Unidos, generó que al menos seis mil personas fueran detenidas en la frontera con México y casi 600 menores fueran separados de sus padres y madres. El nuevo presidente Joe Biden promete un cambio de rumbo, que ya tiene sus primeros indicios. En este contexto la médica integral Verónica Svetaz propone la creación de un banco de datos genéticos que permita identificar y reunificar a cada niño y niña y sus familias. La propuesta recupera la experiencia de Abuelas de Plaza de Mayo en Argentina con el Banco Nacional de Datos Genéticos, fue publicado en la prestigiosa revista Science la última semana de mayo y está a la espera de ser oída por la gestión de Biden.

Svetaz nació en Alcorta, al sur de Santa Fe, y estudió Medicina en la Universidad Nacional de Rosario en plena recuperación democrática. Desde entonces su interés estuvo puesto en una atención integral, aquella medicina que puede seguir un paciente desde su nacimiento teniendo en cuenta todos sus lazos sociales. En Argentina es lo que se conoce como medicina interna y medicina de familia.

En 1996 aplicó a una residencia en Estados Unidos y nunca volvió. Vive en Minneapolis donde se dedica a la atención de, sobre todo, familias de inmigrantes latinos. Trabaja en uno de los pocos centros de atención pública en Estados Unidos, Whittier Clinic – Hennepin Healthcare e integra la Sociedad de Medicina de Adolescentes donde es la titular del Comité de Diversidad e Inclusión.

En diálogo con El Ciudadano, Svetaz recuerda las dificultades que tuvo que sortear en EEUU por ser inmigrante;  la falta de pago de un salario cuando hizo el máster por ser extranjera -a los nacidos en ese país sí les pagan- o la enorme cantidad de trámites burocráticos. «Muchas veces escucho gente que habla de los inmigrantes sin documentos pero muy pocos hablan de cuán terriblemente difícil es ser inmigrante legal en Estados Unidos y cómo te tratan. Cuando llegás, todo el proceso migratorio es absolutamente terrible como la palabra alien te lo dice. Es totalmente deshumanizante». Se refiere a que cuando una persona aplica como inmigrante en ese país, el término que se utiliza en las oficinas de migraciones y aduana es alien que en inglés su significado abarca todo lo que es extranjero pero que en la práctica los norteamericanos utilizan en el sentido que fue utilizada en la película de Ridley Scott: extraterrestre.

Es uno de los cambios que impulsó Biden, desterrar ese tipo de terminología denigrante. «Uno ve que los sistemas en EEUU son eficientes, son responsables si algo sale mal  pero el sistema migratorio es como un sistema paralelo que no tiene nada que ver con el resto, te hacen sentir como que ni siquiera somos ciudadanos de segunda clase, no sos nadie y te tratan como tal».

Svetaz marca distintos puntos de inflexión en la política inmigratoria de Estados Unidos desde que vive allá. Pero ante todo considera que el último y más cruel es el de la política de Tolerancia Cero de Trump en 2018, aunque luego se comprobó que se venía llevando adelante de forma secreta desde 2017. Las imágenes de entonces mostraron bebés, niñas y niños llorando al ser separados de sus padres deportados a su país de origen y puestos en jaulas.

Si bien más tarde se dio marcha atrás por el nivel de indignación social que generó, todavía quedan por lo menos 395 chicas y chicos distribuidos por Estados Unidos de cuyos padres se desconoce el paradero y al menos 20 menores de los que no se sabe su paradero.

«Uno no espera algo así de ningún país pero EEUU con la cantidad de recursos que tiene… Si hay algo que los caracteriza es la atención al detalle. Cuando uno en este país y continuamente deambula por los diferentes procesos con el banco, con cómo documentar todo,  hay tanto cuidado, que pensar que perdieron chicos o padres es como… Lo que queda claro es que no les importaba, está hecho a propósito, en cierta forma era otra capa de agresión porque no les importaba», manifiesta Svetaz.

«Esos papás habían venido con los chicos a pedir estado de refugiado para poder vivir una vida mejor como familia. Cuando cruzan la frontera caminando a pie como hacen estas familias que vienen de Centroamérica, vienen escapando de crisis climáticas o de la pobreza extrema. Lo que hizo EEUU es un trauma muy terrible para los chicos como para los papás. Para los médicos de familia la vida familiar es el centro de todo, entonces vemos pediatras preocupados por el destino de esos niños, con lo que estamos de acuerdo, pero también penamos en los papás, ¿quién piensa en sus derechos?».

Entre las personas que se juntaron para ver cómo reunir a estas familias, algunos especialistas plantearon la necesidad urgente de que todas las niñas y niños sean adoptados. «Sobre mi cadáver», expresa contundente. Ahí es donde Svetaz alerta la importancia de la identidad: esas personas tienen que saber quiénes son, de dónde vienen y dónde están sus papás.

Para ella darlos en adopción -hoy están en centros que no llegan a ser hogares, porque no pueden salir ni recibir visitas- es una idea colonialista: «Es como tener una granja de pollos pero de niños para ofrecerlos al mercado de padres americanos para ser adoptados».

La propuesta de Svetaz, junto con un grupo de médicos, genetistas, abogados, es crear un mapa donde se los localice y un centro de vigilancia que monitoree que este proceso se haga de forma correcta «como hicieron las Abuelas y el Banco Nacional de Datos Genéticos en Argentina».

Las distintas ONG de centroamérica con las que están en contacto para llevar adelante este proceso  están a la espera de ser atendidos por la gestión de Biden, que ya manifestó la intención de lograr esta reunión. «Queremos demostrar que tenemos los recursos para ayudarlos a identificar quiénes son los papás. La mayoría de ellos son muy chiquitos, si un bebé tenía cuatro meses no puede identificar hoy a su papá ni podés encontrar a un papá que lo identifique con una foto, por eso necesitamos un banco con datos genéticos».

Svetaz insiste: lo que esas familias vinieron a buscar es legal. «Cuando una persona escapa de una guerra o una crisis ambiental o cualquier situación de amenaza, te presentás en la frontera y manifestás que estás buscando asilo político y quiero aplicar como regufiado, ya no como inmigrante. En la frontera uno se entrega para iniciar un proceso que es legal. Pero como hubo un momento en que vinieron olas de inmigrantes, fue una situación inmanejable y nadie estaba preparado para recibirlos. Pero no estaban preparados porque no pusieron los recursos para hacerlo», explica.

Además plantea lo que considera fue la forma de responder desde el ejecutivo: «Pensaron «¿cómo podemos hacer para que dejen de venir?». Creo que lo que decidieron hacer fue atacar al centro de lo que somos nosotros como familias latinoamericanas: si te arrancan los hijos te arrancan el centro de nuestra identidad. Ese concepto de hijo es algo distinto a como lo ve Norteamérica, en la comunidad individualista que es EEUU. Incluso hay un político de aquí que lo dijo claramente: hay que sacarles los hijos, hay que arrancarles los hijos de las manos como forma de asustarlos para que no vengan».

Svetaz repasa otros momentos claves en la historia de la política inmigratoria.  Durante los noventa, cambió el origen de los ciudadanos que arribaban al país: de europeos a latinoamericanos. Fue durante la gestión del demócrata Bill Clinton que se empezó a endurecer el sistema de ingreso y permanencia en EEUU.

El siguiente punto es más dramático: la caída de las torres gemelas y el ataque al Pentágono el 11 de septiembre de 2001. «Se caen las torres y al día siguiente es como que se caen los derechos de los inmigrantes. Las distintas organizaciones empiezan a buscar a ver si tenían inmigrantes y avisarles que no estaban seguros si les iban a renovar sus visas o a los que tenían dudas los echaban. Fue peor para la comunidad musulmana pero en general fue el comienzo de una época donde el inmigrante se ve como un enemigo», sintetiza.

En aquel entonces presidía el país el republicano George W. Bush y ahí se endurecieron enormemente los controles pero en la gestión del demócrata Barak Obama, comenta Svetaz, no fue tan distinto: «Si bien creo que hizo muchas coas buenas, fue todo un conservador. En la parte inmigratoria lo llamaban el deportador».

Para la médica argentina la frontera «está en todas partes» en términos de que fueron y siguen siendo frecuentes las detenciones en casas cuando identifican una persona que no tiene los papeles al día, lo deportan en el momento.

«Estados Unidos es un sistema creado para que las grandes organizaciones se beneficien de estos pobres obreros trabajadores que no tienen protección de nada. Hay todo un sistema que los contrata en negro, los explota y que se beneficia de estas grandes organizaciones pero después cuando pueden, los deportan. Este doble lenguaje existe en todas partes del mundo. Yo lo llamo una nueva forma de continuar la esclavización porque en vez de crear un sistema donde la gente pueda aplicar a la visa, tener trabajo y hacer el que nadie más quiere hacer. Obama siguió deportando mucha gente y después llegó Trump y eso fue terrible porque fue llevar la deportación a otros niveles».

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