Álvaro Arellano
El ruido de las máquinas se siente cada vez menos dentro de las industrias. La situación asfixiante a la que las someten la falta de consumo y de crédito, principalmente, las empuja a producir menos y a frenar los motores. Rosario, y toda la región, es protagonista y testigo en el declive del uso de la capacidad instalada de las fábricas. A nivel local, la línea blanca fue la más castigada. Incluso importantes empresas suspendieron su habitual parada de planta para mantenimiento ya que los motores no funcionaron lo suficiente.
A media máquina
Carlos Daniel Gómez es titular de Fabrifer, una importante empresa ubicada en la zona norte de Rosario que se dedica al mantenimiento y reparación de máquinas industriales. El servicio que presta a importantes firmas es un termómetro de lo que sucede en el sector. “En enero tuvimos casi un 50% de caída en la actividad con respecto a enero de 2018”, manifestó. Como un efecto dominó, el freno de la actividad industrial repercutió en esa merma.
“Este es uno de los rubros donde mejor se representa la merma porque cuando el motor funciona, se rompe y hay que repararlo. Ahora no se están reparando producto de la capacidad ociosa”, explicó. Una máquina necesita funcionar una cantidad de horas determinadas para ingresar a mantenimiento, algo que no está sucediendo debido el poco tiempo que estuvieron encendidas. “En este período no se justificó parar y gastar en mantenimiento porque todavía las máquinas tienen miles de horas sin utilidad y pueden seguir funcionando”, contó.
El taller no solo es un parámetro por la actividad que desarrolla sino también por la cantidad de rubros a los que se dedica. Ofrece servicios a industrias siderúrgica, maderera, plástica, goma, caucho, petroleras y cerealeras. “Teníamos paradas de planta contratadas a través de licitaciones ganadas pero se levantaron porque los motores no llegaron a funcionar durante el año lo necesario para su merecido mantenimiento”, confesó el empresario.
Otro de los casos que advierte es el de la falta de urgencia para los encargos: “Tenemos partidas de motores industriales de alta frecuencia que están acá parados hace meses, no los vienen a buscar”. Todo un síntoma del ritmo que lleva la actividad, algo que también sintetizó en que “cada motor que no se retira de acá es una máquina parada”.
Datos locales y nacionales
Según el último informe publicado por el Indec, el uso de capacidad instalada cayó a niveles que no se registraban desde el año 2002. El sector fabril trabajó al 56,6% en diciembre, es decir que utilizó poco más de la mitad de su maquinaria. Según el secretario de Producción de la ciudad, Germán Giró, “los datos que publica el Indec se expresan del mismo modo en la ciudad de Rosario”.
El funcionario indicó que desde el municipio dialogan con distintas entidades como la Asociación Industriales Metalúrgicos (AIM), la Federación de Industriales Santa Fe (Fisfe), la Unión Industrial Región Rosario (Unirr) o con asociaciones industriales de la región, y “ellos manifiestan la misma situación con respecto a la baja en la capacidad instalada, una baja en la actividad y diversas causas que se combinan y expresan una situación muy grave que atraviesa especialmente la industria”.
Caída de “hasta un 40%”
“Estamos con caídas de hasta un 40% interanual en el uso de la capacidad instalada”, aseguraron desde AIM en referencia a la línea blanca, sector que, indicaron, “depende mucho del consumo doméstico”. En los rubros menos afectados, el declive es del 20%.
Ante la merma de la actividad, las industrias buscan achicar costos a partir de lo más prescindible. En ese sentido, desde la asociación explicaron: “Hay una necesidad de reducir los costos industriales, insumos y servicios”. Las máquinas quedan alcanzadas por este recorte y así es como frenan su marcha o directamente dejan de funcionar.
Mantener la competitividad es difícil, incluso para los que apuntan al exterior. Desde AIM consideraron: “Nos falta mercado interno y la poca exportación que teníamos se interrumpió porque las condiciones nos impiden ser competitivos”. La realidad afecta incluso a quienes cuentan con tecnología de punta en su capacidad instalada. Por esto, directivos de la entidad metalúrgica ratificaron que “el problema se encuentra en los costos internos, dentro de los cuales están las maquinarias”.
Por último, reconocieron que los índices de caída responden a una realidad donde “todos achican su estructura para mantener un punto de equilibrio”. Además consideraron que aunque esperan una baja en las tasas y un repunte en el consumo, “esta situación vino para quedarse”.