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La cantidad no asegura la calidad: ¿qué significa la extensión horaria de las clases y qué sentido tiene?

Santa Fe decidió firmar el acuerdo bilateral con el Gobierno Nacional para dictar cinco horas de clases diarias en las escuelas primarias. Desde Ctera aseguran que la medida precariza las actuales condiciones de trabajo y en lo pedagógico no resuelve nada y que debe discutirse en paritarias

Juan Pablo Sarkissian

La provincia de Santa Fe, a través del ministerio de Educación, puso en estado público su decisión de firmar el acuerdo bilateral con el Gobierno Nacional para dictar cinco horas de clases diarias en las escuelas primarias. Así se comenzaría a implementar, en una primera etapa y desde agosto, en los 813 establecimientos rurales. Es preciso señalar que hasta ahora sólo cuatro de las 24 jurisdicciones del país suscribieron la medida.

Según trascendió, la firma del acuerdo está prevista para cuando termine el receso invernal. Como se trata de un “acuerdo bilateral”, la rúbrica estará a cargo del gobernador Omar Perotti y desde ese momento, el ministerio de Educación pondrá en marcha la propuesta de extensión horaria, la cual está enmarcada en las resoluciones 423 y 426 del Consejo Federal de Educación, donde se expresan los “Lineamientos Estratégicos para la República Argentina 2022-2027”.

Es preciso recordar que la resolución para la jornada extendida se aprobó durante la 119° Asamblea del Consejo Federal de Educación, celebrada el pasado 22 de junio en Rosario. A partir de allí, quedó abierta la puerta a que cada provincia suscriba los acuerdos bilaterales con el Gobierno Nacional. En el caso de Santa Fe, el Gobierno Nacional comprometió el financiamiento del 80 por ciento por un plazo de cinco años, y el restante 20 por ciento correría por cuenta de la provincia.

Sin embargo, nada es tan lineal ni transparente. En efecto, antes del Consejo Federal de Educación realizado en Rosario, hubo otro realizado el 8 de abril pasado en Ushuaia. Fue allí donde por primera vez se expuso el tema de la extensión horaria de manera formal. Un detalle no menor: todos los que participaron del encuentro, tanto quienes estaban a favor o en contra de la propuesta, manifestaron la incomodidad de haberse enterado por los medios y no haberlo tratado previamente.

En sintonía, desde la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (Ctera) señalaron que “a nosotros nunca nos plantearon esta medida, ni siquiera en una reunión informal, también nos enteramos mediáticamente”.

El tema se instaló en la agenda y hasta ahora solo cuatro provincias firmaron el convenio para sumar una hora de clases en sus escuelas primarias: Tucumán, Santa Cruz, Chaco y Catamarca. Todo hace suponer que en las próximas semanas suscriban el acuerdo las provincias de Santa Fe, Tierra del Fuego, Salta y Corrientes.

En este contexto, la respuesta de Ctera no se hizo esperar e hizo público un fuerte comunicado de rechazo (ver aparte) donde se plantean un conjunto aspectos que tienen como hilo conductor practicas unilaterales e inconsultas.

Una medida improvisada y sin sustento

Miguel Duhalde, Secretario de Educación de Ctera, puso de relieve lo inapropiado de tomar una decisión de esta magnitud sin una discusión en paritaria y en el transcurso del año escolar. “Así planteada, es una medida improvisada y sin sustento”, remarcó el docente.

Y agregó: “Esta medida no sólo implica modificar la organización institucional, sino que además nos invita a analizar qué pasa con la organización familiar, y nada de eso se hace de un día para otro”.

Según la información que brindo el ministerio de Educación provincial, las clases en estas escuelas se extenderán, en el turno mañana, entre las 7.45 y las 12.45; mientras que, por la tarde, el dictado será de 13.15 a 18.15, “aunque puede haber variaciones de acuerdo a la realidad de cada escuela”, aclaran, en realidad, sin aclarar nada. Y señalan que el formato será “flexible” (¿?), “entendiendo las distintas realidades que conviven en cada escuela y buscando no alterar los vínculos generados con su entorno social”.

Además, desde Educación remarcaron que la extensión horaria será obligatoria para estudiantes, pero optativa para los docentes. «Esto implica que docentes del nivel que así lo decidan podrán tomar esta hora extra, lo cual repercutirá en su salario. Y en el caso de quienes no deseen hacerlo, se convocará a docentes para ese lapso, de acuerdo a los escalafones de cada establecimiento», explicaron.

Queda claro que la construcción discursiva, aun en su más pura articulación ecléctica, es posible. El problema es la articulación en la práctica, en el hacer cotidiano; en el impacto en las relaciones laborales, institucionales e intrafamiliares que genera decisiones elaboradas en un oscuro gabinete donde la luz de lo real no tiene permiso para entrar.

Tampoco aportan demasiado las reflexiones del ministro de Educación de la Nación, Jaime Perczyk, quien afirmó que con la propuesta de extensión horaria, las primarias pasarían de tener 720 a 950 horas anuales. “Las escuelas pasarán a tener 25 horas semanales en vez de 20 y eso significa 38 días más de clases por año, y si lo proyectamos en una escolaridad de seis años, implica un año más de clases para las chicas y chicos”.

La pregunta pertinente al ministro nacional sería: ¿para hacer qué?

La incongruencia de avanzar en la extensión horaria sin un diseño nacional previo

En contrapartida, Duhalde plantea que “avanzar en la extensión horaria sin un diseño nacional previo, que marque qué hacer en este tiempo, da pie para que se haga cualquier cosa: desde la clásica hora de inglés y computación hasta lengua y matemática o educación ambiental. O sea no hay nada previsto, lo dejan al libre albedrío, a que cada provincia haga cualquier cosa”.

Y agrega: “Nosotros desde Ctera estamos exigiendo que se cumpla con la ley de manera urgente respecto de la implementación de la jornada completa, queremos eso y no estos parches provisorios”. El dirigente refiere a las metas relacionadas con más horas de clases, ya fijadas en las leyes de financiamiento educativo (26.075) y de educación nacional (26.206) con las que el Estado nacional aún está en mora.

Pero además la crítica de la organización gremial a la medida que impulsan Nación y provincia también alcanza a las condiciones laborales. Es que la extensión horaria, así como fue presentada, “precariza las actuales condiciones de trabajo y en lo pedagógico no resuelve nada: más tiempo no es, necesariamente, más calidad educativa”, remarca Duhalde.

Y agrega: “Lo que se necesita es mayor inversión para construir las escuelas y las aulas que faltan; para que todas las aulas estén en condiciones; que se invierta en infraestructura, en equipamiento y en conectividad, también en seguridad e higiene, que preparen a las escuelas para la jornada completa. Y en lo pedagógico necesitamos discutir qué enseñar y qué aprender en estos nuevos tiempos, de pensar nuevos diseños curriculares. Si algo quedó y aprendimos en la pandemia es que pusimos en remojo qué enseñar y qué aprender, qué lugar tienen la educación ambiental, la educación para la salud, que otros valores como la solidaridad se aprenden, y que no es solo más matemática y lengua”.

La pregunta de las maestras y maestros de “¿qué significa la extensión horaria de las clases y qué sentido tiene?”, aún no tiene respuestas. Razón más que valedera para debatirlo en la paritaria docente.

Comunicado de Ctera sobre la jornada extendida en las escuelas primarias

La decisión de incrementar el horario de la jornada escolar impulsada por  el Ministerio de Educación Nacional y refrendada por los Ministerios de educación de algunas provincias, mientras está transcurriendo el ciclo lectivo, no hace más que incrementar las dificultades ya existentes en los distintos niveles y modalidades del sistema educativo, como producto de la pandemia y por el desfinanciamiento educativo llevado a cabo durante el macrismo.

El simple hecho de sumar una o media hora más para el dictado de clases frente a las y los alumnos no resuelve ninguno de los problemas fundamentales de aprendizaje que hoy se ponen en evidencia. Esta medida, por el contrario, podría agudizar las situaciones de desigualdad en las que ya se encuentran los diversos sectores de la ciudadanía en nuestro país. Y la decisión de un incremento en la carga horaria puede también significar la vulneración de los derechos laborales e implicar una intensificación y sobrecarga en el trabajo docente.

El problema principal es la desigualdad socio-educativa y eso se resuelve con una inversión en educación que esté acorde a la situación problemática en toda su dimensión. Es necesario garantizar la infraestructura edilicia adecuada, el equipamiento tecnológico necesario y el suficiente personal de mantenimiento, cuidado y limpieza en las escuelas; como así también reconocer el trabajo docente, crear nuevos cargos y fortalecer la formación docente para avanzar hacia una verdadera educación de calidad, inclusiva y popular.

Desde Ctera planteamos que no se puede avanzar sólo con una medida de extensión horaria en las condiciones de precariedad que existen hoy en muchas escuelas y sin la planificación de un diseño pedagógico-curricular previo, que defina claramente para qué, cómo y qué hacer en este tiempo que se piensa agregar. Una planificación adecuada que considere, al mismo tiempo, las condiciones de los puestos de trabajo docente, la organización escolar y las definiciones curriculares. Y, en tal sentido, consideramos que las medidas a tomar tienen que tender a cumplir de manera urgente con la Ley de Educación Nacional, respecto a lo que establece sobre la implementación de la jornada completa.

Este tiempo que queda del año, se debería utilizar para considerar y analizar todas las dimensiones y tensiones, llevar adelante discusiones acerca de qué enseñar y qué aprender en estos nuevos tiempos, pensar nuevos diseños curriculares y nuevos formatos para la organización de las instituciones educativas. Para ello, se debe convocar a la Paritaria Nacional Docente y a las diversas instancias de negociación colectiva de las provincias ya que en muchas de ellas se está avanzando unilateralmente con medidas que atentan contra la estabilidad laboral como es el caso de la designación de horas a término en algunas jurisdicciones.

Hoy es necesario que no se avance más sobre la improvisación y que se convoque a las organizaciones a los efectos de analizar profundamente la situación y planificar las posibles modificaciones que podrían implementarse en el inicio del próximo año, de manera mejor organizada y no a mitad de un ciclo lectivo que ya está iniciado.

***

Miguel Duhalde Secretario de Educación

Sonia Alesso Secretaria General

 

 

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