Bobby Akwaowo, un chico nigeriano de 17 años que partió como polizonte en un buque cerealero desde un puerto de Nigeria, llegó a Puerto General San Martín el 19 de septiembre, escondido pero en buen estado de salud. Escapaba de la realidad de su país. Allí fue descubierto y denunciado, la embajada nigeriana tomó participación y hoy por la tarde el chico fue escoltado por la Policía Federal hacia el aeropuerto de Ezeiza para tomar un avión y regresar, en contra de su voluntad, a su tierra.
Gabriela, cocinera del hotel Almirante, donde se albergó Bobby durante su corta estadía en Puerto San Martín, se conmovió por el caso del joven nigeriano y junto con su marido, Darío, decidieron actuar para que no sea deportado. “Quiero que se quede, me gustaría poder brindarle mi casa para que viva con nosotros”, dijo. Contó que se enteró tarde –ayer lunes– de que podían tomar cartas en el asunto para impedir la inminente deportación.
A las 23 sale el vuelo hacia Nigeria, y Gabriela y Darío, por medio de su abogado, están en una carrera contra el tiempo para impedir que el muchacho aborde el avión.
Gabriela se mostró cauta con respecto al caso. De hecho no entabló una relación profunda con Bobby para no generar expectativas, tanto para su familia y para él. “Es muy difícil que se quede, pero la idea está”, dijo.
Ahora resta ver si el joven abordará el avión esta noche para volver a Nigeria. El principal problema es el tiempo, pero según contó Gabriela en declaraciones a LT3, “se mandó todo lo que pidieron; con la movida que hubo puede ser que podamos frenarlo”.