Familiares de Marisol Pérez, la joven secuestrada el 16 de diciembre de 1976 por una de las patotas de Feced, llevaron las cenizas de sus restos recuperados a fines del año pasado y los depositaron al pie del ibirá pita que se había plantado en su memoria y la de su compañero Pucho Ameri en los Bosque de la Memoria.
Hoy descansa junto a su madre y su hijo que se fueron sin encontrarla. Durante el acto hablaron compañeros y compañeras de escuela y militancia, su familia quienes la recordaron contando detalles de su vida. «Andrés, el hijo de Marisol se salvó del secuestró porque ella lo dejó un día antes en casa de unos amigos. Andrés fue criado por los abuelos y el año pasado falleció después de una larga enfermedad. La cenizas de Andrés se depositaron en ese árvol en el bosque de la Memoria con la convicción de que algún día iba a poder estar con su madre y desde el sábado están juntos», relató una militante.
Marisol Pérez tenía 27 años cuando fue secuestrada. Durante 42 años estuvo desaparecida, hasta que noviembre su cuerpo fue identificado en un cementerio de la localidad pampeana de Alpachiri.
El Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) le comunicó a su familia la identidad del cuerpo, pero el periplo hasta encontrar los restos de Marisol no fue fácil.
Marisol nació el 2 de noviembre de 1949 y desde muy temprana edad comenzó a militar en política. Estudio en la escuela de Servicios Sociales, ya que por entonces la carrera de trabajador social no era universitaria, allí conoció a su marido Raúl Héctor Ameri, con quien tuvo un hijo, Andrés. Fue militante de la Juventud Universitaria Peronista (JUP) y de Montoneros. Justo un día antes de que sea chupada por la patota, Marisol había dejado al niño de menos de un año con un matrimonio amigo. Mientras que Ameri, su esposo, fue detenido y asesinado en la ciudad de Santa Fe el 18 de febrero de 1976, en la previa del golpe de Estado.
Testimonios de compañeros que sobrevivieron a los centros clandestinos de detención pudieron ratificar que vieron con vida a Marisol por última vez en el ex Servicio de Informaciones que funcionaba en la Jefatura de Policía (actual sede de Gobernación provincial en Rosario).
Marisol compartió su cautiverio en el sótano del Servicio de Informaciones con Stella Hernández, quien la recordó al declarar ante la Justicia por la denominada causa Feced III. Allí, la secretaria de Organización del Sindicato de Prensa Rosario contó que a Marisol la entregó Ricardo Chomicky y que fue asesinada el mismo día que Analía Urquizo, en enero de 1977. Cuando le contaron que Marisol sería “trasladada”, el eufemismo que usaban los militares cuando iban a asesinar a los detenidos-desaparecidos, Stella preparó un bolso con sus pertenencias. Pero “al otro día la Polaca Nilda Folch apareció con el vestidito de Marisol puesto y el Cady Chomicky se mostraba con su bolsito. Toda esperanza allí se derrumbó”.
Allí comenzó el periplo que finalizó ayer, 42 años después. La dictadura les entregó en 1979 el cuerpo de Urquizo a los familiares pampeanos de Analía, que la enterraron en el cementerio de Alpachiri.