Por más pataleo que haga el macrismo para lograr que la entrega de la banda y el bastón de mando al próximo presidente se haga en la Casa Rosada, lo concreto es que, por cuestiones legales y prácticas de organización, ésta decisión está en manos de Cristina de Kirchner. Y, al menos hasta el momento, la primera mandataria mantiene su posición de realizar esta ceremonia en el marco del Congreso.
La Constitución avala esta postura ya que legalmente Mauricio Macri no será presidente hasta que no jure frente a los representantes del pueblo, esto es en el Parlamento. Hasta ese momento Cristina seguirá teniendo el mando y, por lo tanto, todo el personal afectado a las cuestiones organizativas se encontrará bajo sus directivas.
De esta forma, desde las cuestiones más críticas como la seguridad hasta las invitaciones o, si se quiere aspectos menores como el catering, dependen del personal que hasta la jura del nuevo presidente responden a la mandataria saliente.
Por esta razón les es imposible a los funcionarios entrantes organizar por sí mismos el tradicional acto, en el Salón Blanco de la Casa Rosada, de la puesta de la banda presidencial y la entrega del bastón de mando, ya que el personal afectado recién podría recibir órdenes de Mauricio Macri después de su jura, en la mañana del 10 de diciembre.
Desde Cambiemos, temen que las gradas del Congreso sean copadas por representantes de La Cámpora. Imaginan un escenario en el que Cristina salga calurosamente saludada por sus militantes y el próximo presidente reciba, en el mejor de los casos, un aplauso de compromiso.
Si bien de acuerdo a lo informado oficialmente el encuentro que mantuvieron ayer el secretario general de la Presidencia, Eduardo «Wado» de Pedro y Fernando De Andreis, su sucesor, fue «cordial» y se analizaron cuestiones pertinentes al área, tal como comentaron en fuentes de la Rosada, De Pedro le ratificó la decisión presidencial de que el traspaso se efectúe en el Congreso Nacional.
En absoluto off the record, funcionarios de carrera de la Casa Rosada dan cuenta de la carencia de directivas en cuanto a cómo se hará la ceremonia, al punto que algunos, y de manera muy reservada, estarían teniendo contactos con las autoridades entrantes ya que, después de todo, serán sus futuros jefes.
El Frente Cambiemos tiene además otro problema organizativo, que no es menor. Lo habitual es que después de la jura ante el Parlamento, el nuevo presidente se traslade por auto desde este lugar a la Casa Rosada. El problema es que en las dos plazas circundantes, la del Congreso y de Mayo, están convocados los militantes del kirchnerismo. Y queda claro que, después de la salida del gobierno de Fernando de la Rúa en helicóptero, este medio de transporte no es la mejor alternativa.