El secretario general de los Estacioneros de Servicio, Carlos Acuña, uno de los miembros del ahora duunvirato que conduce la CGT, dio por hecho un nuevo paro general contra la política económica del gobierno de Mauricio Macri para noviembre. En la previa a la reunión del consejo directivo de la central obrera, el sindicalista lanzó la granada, arriesgando que la medida de fuerza será esta vez por 36 horas y con movilización.
Acuña sostuvo que si el gobierno “sigue insistiendo en esta política económica”, a mediados del mes que viene la CGT endurecerá la pelea. El dirigente barrionuevista reclamó “que se prohíban despidos hasta marzo, un aumento del mínimo de jubilados y paritarias libres”.
Quien le salió a responder desde el gobierno fue el ministro de Producción, Dante Sica, que ahora es superior de la cartera laboral, devaluada de Ministerio a Secretaría de Trabajo. “El derecho a huelga es constitucional, lo tienen ganado los trabajadores, nadie hace observaciones respecto de eso. Pero en este momento no es una medida constructiva”, dijo desde Mar del Plata, donde habló en el Coloquio de Idea. “Para el momento que estamos viviendo no ganamos nada, los trabajadores tampoco ganan con hacer un paro de 36 horas”, insistió.
Pero nada dijo sobre las demandas cegetistas: “Seguiremos trabajando mañana y pasado, todos los días con los gremios en mejorar las condiciones de trabajo”, se limitó.
Con todo, al hablar de una nueva huelga, Acuña también salió a calmar el frente interno, en el que a cuentagotas se va consumando un éxodo de secretarios –ya son ocho los que dejaron las sillas vacías en la mesa directiva de una treintena– para saltar al entramado combativo que formaron el camionero Hugo Moyano con gremios del transporte y otro aliados, el bancario Sergio Palazzo con la Corriente Federal de Trabajadores y el mecánico Ricardo Pignanelli con gremios industriales, el Frente Sindical para el Modelo Nacional.
“La CGT no es débil para nada. Tiene la mayoría de los gremios”, sostuvo Acuña. Y su mención a una medida de fuerza no es el único gesto hacia el ala más dura: la CGT se solidarizó de inmediato y con una fuerte advertencia al gobierno cuando un fiscal pidió la detención de Pablo Moyano.
Con todo, la última huelga general fue el pasado el 25 de septiembre, por 24 horas y sin movilización, pero ahora con nuevos aumentos del gas, la escalada inflacionaria, el ajuste en a todo nivel en el proyecto de Presupuesto 20190 y el fallido pedido de detención tensaron el tablero.