“El desempleo joven en Rosario ha sufrido variaciones significativas entre 2005 y 2013. En 2007 y 2009 se agravó, llegando en torno al 24 por ciento, para luego descender en 2011 a 18 puntos porcentuales. Pero en 2013 retoma su tendencia alcista, llegando al 19,6 por ciento, lo que demuestra la volatilidad de la situación laboral joven, que absorbe de manera profunda los vaivenes de la economía”, dice un trabajo reciente elaborado por el doctor Francisco Menin, ex integrante del Centro de Estudios Comunitarios de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Rosario y actual asesor de la OIT. El estudio, que se titula “El contexto socioeconómico de los jóvenes en el Gran Rosario”, analiza datos de la Encuesta Permanente de Hogares del Indec, y avanza sobre un universo de 112.000 jóvenes en cuanto a su situación laboral y educación, pero también otras aristas claves como salud y vivienda. Y brinda un punto de vista de singular importancia: en un marco regional donde uno de los datos cotidianos es el crecimiento de situaciones violentas que involucran a jóvenes, el desempleo juvenil aparece como dato saliente del trabajo, que relevó que mientras los niveles de desocupación de los jóvenes a nivel nacional eran superiores a los del Gran Rosario en 2005, dos años después la situación se invertía, y desde entonces permaneció así. “La situación del empleo joven recrudece en Rosario en mayor medida que en el resto del país”, concluye Menin en el resumen ejecutivo del estudio.
“Comparando la situación del Gran Rosario con el resto del país, se presenta un cambio de dinámicas. Los valores nacionales eran superiores en cuatro puntos en 2005, pero en los años siguientes los valores locales superan ampliamente la media nacional, llegando a superado en cinco por ciento en 2007, estabilizándose en 2011 y 2013 en una diferencia de 2,5 porcentuales”, dice el trabajo. El punto de partida que toma –2005– coincide con un una expansión ya visible de la economía después de un contracción que desbarrancó en crisis. La desocupación de los jóvenes en la región era de 18,2 por ciento, un tercio más que la tasa de desempleo general, pero sensiblemente menos que la medición nacional para esa franja etaria un 22,8 por ciento. Pero dos años después, en 2007, el desempleo joven en el país había caído al 19,1 por ciento , y la desocupación nacional al 10,6. A la inversa, en el Gran Rosario trepó al 24,2 por ciento, con lo que prácticamente uno de cada cuatro jóvenes que intentaba trabajar, no lo conseguía.
Dos años después, en 2009, la situación no se había alterado significativamente. La tasa de desempleo joven de Rosario y la región dio 23,7 puntos porcentuales, mientras la nacional acusaba 19,1. El desempleo general se mantuvo estable, bajando apenas una décima: 10,5 por ciento.
Para 2011 la situación parecía haber mejorado en todos los niveles, pero el Gran Rosario se mantuvo por encima de la media nacional, con un 18,5 por ciento de desempleo joven, contra 15,4 en la media nacional. La desocupación general, en tanto, caía a niveles cercanos al llamado “pleno empleo”, con un 7,4 por ciento. Pero el avance general se resintió hacia la medición del año pasado: el desempleo juvenil en Rosario y la región se ubicó en 19,6 puntos porcentuales, superior a la media nacional (17 por ciento). La tasa general de desempleo en tanto, se situó en 8,2 por ciento. Así, en los últimos 8 años la desocupación de jóvenes pasó de ser un tercio más que el nivel general a ser mayor al doble, una evolución que muestra que mientras los adultos fueron ingresando al mercado laboral una amplia porción de jóvenes nunca logró hacerlo. En casi una década, claro está, muchos pasaron a formar parte de la franja etaria sobre la que se centra el trabajo a la par que otros tantos dejaron de ser jóvenes, pero la situación persiste hasta hoy.
“Los jóvenes entre 20 y 24 años son un sector social con necesidades particulares. Se trata de un período de transición en la vida, presentando dificultades superiores a otros momentos, que se manifiestan en elevadas tasas de desempleo, mayor riesgo de adicciones, o la extensión del fenómeno de los “nins” (ni estudian ni trabajan). Es necesario entonces un análisis diferenciado y un intensivo apoyo desde las políticas públicas para este grupo etario”, dice el resumen del informe.
“En materia laboral, el análisis de la situación de los jóvenes presenta mayor interés si se realiza en comparación con los otros grupos etarios, lo que permite confirmar la precaria situación de la juventud. Hoy la tasa de desempleo joven supera en 11 puntos a la tasa general en el Gran Rosario. La brecha entre ambas tasas era en 2005 del 50 por ciento y en 2013 es del 140 por ciento”, concluye el relevamiento laboral.
Escalando la meseta educativa
La cantidad de jóvenes que presentan analfabetismo o poseen un nivel educativo de primaria incompleta o completa desciende entre 2009 y 2013, luego de sufrir un aumento significativo en 2011, y en conjunto se encuentran en torno al 8,5 por ciento, se desprende también del estudio.
“El cambio notable en los indicadores se presenta en los rangos educativos medios”, marca el trabajo, que relevó un aumento de jóvenes en situación de secundaria incompleta o completa, pasando en conjunto de 36 a 54 por ciento entre 2009 y 2013. En tanto, en los niveles educativos superiores la medición arrojó “un descenso notable de jóvenes, pasando en conjunto del 50 al 37 por ciento” entre quienes tienen estudios superiores incompletos o completos.
“El panorama que se analiza presenta una tendencia hacia a una meseta educativa, donde se observa una mejora significativa en los niveles inferiores y medios, pero un retroceso en los niveles superiores. Los jóvenes aumentan su nivel educativo de inferior a medio, pero no logran superar ese estadio, quedando con secundaria incompleta o completa”, concluye el trabajo relación al aspecto educativo.