Cuando transitamos por las distintas arterias de la ciudad ni siquiera pensamos que muchos años atrás se construyeron túneles para utilizarlos para distintos fines, algunos legales y otros no tanto. Es un verdadero periplo ir descubriendo las entrañas de la ciudad a través de estas calles subterráneas que en Europa son verdaderas reliquias, muchas veces utilizadas turísticamente. En Rosario esto no ocurre.
El complejo de la UNR ubicado en Riobamba y Beruti, conocido popularmente como
La Siberia, esconde en sus raíces un túnel. Ocupa una antigua estación de ferrocarril con andén, galpones y edificio administrativo. Era punta de rieles y terminal de línea; allí arribaba el tren recaudador que descargaba el cofre con el dinero de la recaudación diaria. Un túnel de ladrillos de 1,20 metros de ancho y 50 metros de largo se extiende desde el ingreso del complejo y une el Instituto Superior de Música, específicamente el salón de la biblioteca, con una oficina de la estación donde hoy se encuentran dependencias de la Facultad de Ciencias Exactas e Ingeniería. La función principal de este túnel tenía que ver con la precaución de un robo o un asalto al tren recaudador.
Como testigo mudo de aquella época, junto a la escalera de ingreso a la biblioteca, hay una puerta de acero de la caja fuerte empotrada, mostrando el óxido del paso del tiempo.
Contrabando
En calle Sarmiento al 300, existe un túnel o ducto que llega a la antigua usina de San Martín y Catamarca, que deriva en dos túneles por debajo de la avenida Belgrano, y llega a la zona de muelles vecinos al Centro de Expresiones Contemporáneas. Se empleaba para llevar materiales importados al depósito de la usina.
También se dice que se usaba para el contrabando de la zona portuaria. Zona rica en túneles es el microcentro, por la marcada cercanía con el río Paraná y el perfil de desniveles de las barrancas, aptas para recibir estos caminos subterráneos. La única bajada natural que tuvo y tiene nuestra ciudad es la bajada Sargento Cabral, antes bajada Grande. Las otras pendientes hacia el río fueron construidas. Al lado de una mueblería existen dos túneles tapiados con una extensión de 500 metros que llegaban hasta la Barraca Victoria, donde amarraban los barcos. Uno era utilizado para la ida y otro para la vuelta del traslado de las mercaderías.
En Sargento Cabral del Nº 36 al 98 existe una galería con arcos con ingreso a dos breves túneles hacia el Parque de España; esto se puede observar en una litografía de 1879. Era de tierra, con importantes construcciones para la época. En 1907, Santiago Pinasco y Cía. construye el edificio en Sargento Cabral, que toma una parte de la subida de calle Urquiza. Tal es así que todavía en el coronamiento de la propiedad dice: “Casa fundada en 1850”. Años más tarde se instala la firma David Rosental e Hijos, precisamente en el Nº 58 al 72. Tiene entrada para carruajes a un patio posterior y salida por la misma bajada.
En 1960 se podía observar un ingreso tapiado en la Av. Belgrano Nº 966, donde estaba la boite El Elefante Blanco y luego La Morena. Una continuación de este túnel posiblemente cruzaba la actual avenida Belgrano y llegaba al muelle con una extensión de 150 metros aproximadamente.
La Barraca Victoria, se correspondería con el actual Centro Cultural Parque de España, donde en su interior se pueden observar la infraestructura de túneles, revestidos y arreglados, utilizados para charlas y exposiciones. En la década de los 90 tuvo lugar el boliche bailable Contrabando, en el edificio de la Bajada, donde los túneles constituían el Vip. Había tomado ese nombre en conmemoración a esas historias que constituían rumores en la zona.
Tiempos de la mafia
Siguiendo nuestro derrotero, otro túnel era el que unía el edificio del Palacio de Justicia (ex Tribunales Provinciales), frente a la Plaza San Martín. Por calle Moreno y cruzando la calle Santa Fe se comunicaba con la ex Jefatura de Policía para el traslado de presos encausados por razones de seguridad. Allí mismo existe la historia de otro túnel que comunicaba la residencia del español Juan Canals, quien construyó el ex Palacio de Justicia y que tenía mucho prestigio y considerable influencia social en el gobierno.
Este túnel uniría su residencia de calle Rioja al 2000 con el nombrado Palacio. En la época de los años 30, cuando la mafia rosarina hacía sus estragos en la ciudad, muchos de estos lugares se utilizaban para sus fechorías. Se dice que vivía mucha gente hacinada en sus pasadizos lúgubres e inundados por las copiosas lluvias. La mafia creó un mundo de temor y de oscuridad en el que germinó el contrabando.
Por calle San Lorenzo al 1000, existía la Ferretería Chiesa Hnos.; en la actualidad una amplia playa de estacionamiento ocupa este solar. En ese mismo sitio, cuando se demolió el edificio en los inicios de los años 70; se descubrió una torre alta de unos 30 metros que llamó poderosamente la atención. Se ubicaba en el centro de la manzana y había estado oculta por muchos años, detrás de los edificios circundantes. Esta torre pertenecía a la ferretería mencionada y había sido edificada en 1870 por el renombrado constructor Alejandro Máspoli, desconociéndose su uso comercial. Poseía dos escaleras en caracol, una de madera y otra de hierro y debajo de la torre había un túnel y un gasoducto que llevaba al río y una celda que daba la impresión de haber sido utilizada como cárcel. En 1977 la Municipalidad decidió demolerla, mientras que muchos rosarinos deseaban que se resguardara y se ubicara en un espacio público de la ciudad.
No quedaron rastros de ella, demostrando una vez más la ignorancia de la preservación del patrimonio arquitectónico local. Existen otros túneles que van por el río Paraná, desde el Parque de España hasta el Museo de Arte Contemporáneo (Silos Davis) y todavía se pueden ver las bocas de salida de añejas galerías, hoy aprovechadas para el sistema de desagües. Estos túneles conectaban los negocios con las barrancas mediante un sistema de cargas y descargas con carretillas aprovechando el desnivel del lugar.
En el Monumento también
Otro túnel es el que se construyó en la Municipalidad de Rosario que la une con la Catedral, para ser utilizado como vía de escape en caso de una revuelta popular. Se desconoce si todavía existe ya que la construcción del Pasaje Juramento, cambió bastante el lugar. También en el Monumento a la Bandera existen dos túneles que corren por debajo de la Escalinata Cívica y que comunican la Cripta de Belgrano y la Galería de las Banderas. Fueron construidos para el traslado de obreros y materiales en la construcción del Monumento.
Uno es paralelo a la calle Córdoba y el otro a la calle Santa Fe. Tienen una longitud de 70 metros con pendiente natural de la barranca utilizando la topografía del terreno. Hoy no están abiertos al público y son utilizados para uso del personal de vigilancia, vestuario, maestranza y usina. Es una verdadera lástima que no se permita el ingreso porque realmente es un verdadero recorrido por las entrañas del lugar donde flameó por vez primera nuestro emblema nacional.
En el antiguo barrio de la Refinería, donde hoy se levanta Puerto Norte, se encontró un improvisado pequeño túnel cavado en la tierra con salida hacia la barranca y en el que se encontraron clavos de los que se supone podían pender faroles. Dentro de los túneles que crecieron bajo el rizo de la fantasía, se dice de uno que existía donde hoy se ubica el distrito Norte de la Municipalidad, Villa Hortensia. Esta propiedad fue enviada a construir por José Nicolás Puccio, fundador del Pueblo Alberdi; luego lo sucedieron las familias Echesortu y Rouillon, de donde toma su nombre por la esposa de este último; se habla que había dos túneles: uno que llegaba a la iglesia y otro hasta el hospital de la zona. El alemán Tomas Führ se instaló en Punta Barrancas y emplazó la primera fábrica de tierra romana de Argentina, que se basa en la tosca. Existía un ducto cerrado, tipo galería excavada en la barranca, para extraer y acarrear la tosca.