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La compleja trama del amor prohibido entre una profesora y un adolescente

“A teacher” cuenta la relación de una docente y su alumno desde una delicada composición de ambxs donde cada unx a su manera va provocando un aumento de la tensión en un juego que los desborda, corriendo con una especie de inmadurez emocional que solo deja ruinas a su paso

Especial para El Ciudadano

En 2013, Hanna Fidell escribió y dirigió la película independiente A teacher, su ópera prima, pasando un poco desapercibida entre desapasionadas críticas que objetaban la levedad del abordaje temático y la poca pericia narrativa de la joven directora.

Al año siguiente, en 2014, casi a modo de revancha, comienza a tratarse la posibilidad de convertir a la  película en una serie, con una primera propuesta de HBO. Finalmente en 2019, tras varias idas y vueltas, la serie A teacher puede concretarse bajo la producción la cadena FX, con estreno en Hulu.

Dado que las cadenas cuentan con diversos tratos y asociaciones, su destino es diverso según las regiones del mundo. En España se estrenó recientemente en HBO España.

En Latinoamérica, aparentemente, se hará pública oficialmente a comienzos de 2021 dentro de la programación de Fox Premiun, pero para eso habrá que esperar confirmación. Sin embargo, claro, mientras tanto puede rastrearse y verse fácilmente por otras vías.

Y allí cabe remarcar que vale la pena, porque si aquella película de origen puede haber resultado poco lograda, la serie actual, por su parte, ostenta una delicadeza narrativa que logra desplegar incómodamente el tema eje en una compleja multiplicidad de aristas.

Una complejidad emocional que rechaza lo tranquilizador del clisé

Tal vez ciertas polémicas desatadas por la serie sean un tanto exageradas, sin embargo no se puede negar la incomodidad que produce por la perspectiva asumida, alejada radicalmente de todo reduccionismo y de todo estereotipo, apelando con sutileza a una complejidad emocional que rechaza lo tranquilizador del clisé.

Así A teacher, con gran manejo en la tensa cadencia del relato, pone en forma la historia de una profesora que lleva adelante una relación sexual con un alumno. Ella, Claire Wilson (Kate Mara, House of Cards), de algo más de 30 años; él, Eric Walker (Nic Robinson, Love Simon), a punto de cumplir los 18.

Allí, planteado el eje, es la delicada composición de ambxs personajes lo que se convierte inmediatamente en el pilar fundamental de la serie, dejando, cada unx a su manera, que en cada gesto, en cada acción y en cada palabra, la tensión aumente en el espesor de las contradicciones y que la situación tenga lugar en toda su complejidad.

Un juego desbordado de inmadurez emocional

Ambxs escapan fructíferamente a todo encasillamiento, a todo emplazamiento fijado en un preconcepto. Si bien el tema es el abuso y la manipulación dados en la asimetría de la relación, Claire y Eric no se dejan capturar plenamente en el confort de las presuposiciones entendidas como correctas.

Por el contrario, con el espesor de las capas que se van desplegando paso a paso, la situación se desborda para dar lugar a la composición de seres frágiles y errados, seres cuyas acciones objetables o equivocadas no pueden ser totalizadas en un sentido unívoco, sino dispuestas abiertamente sobre el fondo común de las vidas dañadas.

Si la adulta Claire tiene las riendas de la relación, su aparente ingenuidad desarma la idea estricta de la manipulación, o cuanto menos, la pone en perspectiva, la enriquece con otros ribetes y espesores contradictorios.

Su pronunciada debacle se hace de pasos que van contra sí misma, a sabiendas o no, desmoronando su vida entera en una sucesión de decisiones desafortunadas o malintencionadas que no la privan de una incómoda ternura que pide salvación y no condena.

El joven Eric, por su parte, si en algunos momentos parece ser la verdadera brújula en la relación, no puede sino dejarse llevar engañosamente por la idea de un amor que todo lo trasciende y por el que vale pena jugarse contra todo, y entrar asimismo en las contradicciones de una hombría exigida y confirmada en la supuesta conquista de la profesora como trofeo.

Ambxs, cada unx a su manera, e incluso en la evidente asimetría en el juego de poder, parecen jugar un juego que los desborda, corriendo a tientas con una especie de inmadurez emocional que sólo puede dejar ruinas a su paso, dañar y ser dañados.

La criatura humana arrastrada a propagar el daño

En A teacher no se trata, claro está, de negar responsabilidades ni de desdibujar las diferencias entre víctimas y victimarixs, sino al contrario de deshilvanar los diversos hilos de la situación, de brindarlos intensamente en sus aspectos divergentes y contradictorios para mejor sopesarlos.

Lo incómodo aquí, es que si el hecho implica una ostensible y objetable manipulación, bajo sus oscuras redes se desocultan, de modo impensado, las finas hebras de la ingenuidad o de la ternura. De la imposibilidad y de la incomprensión. De una profunda incapacidad de amar (se). De la criatura humana como inevitablemente condenada a su inmadurez, como arrastrada a propagar el daño, incluso allí, donde podría haber tenido lugar algún tipo de afecto.

Hasta el momento, en las redes, se pueden ver 7 de los 10 episodios que componen el total de la serie (cada uno tiene una breve duración aproximada de 25 minutos). Vale realmente la pena hacerlo.

Vale aproximarse a esos rostros, a esos gestos de Claire y de Eric, que tan sutilmente logran dar cuentas de su complejidad emocional, entre el terror y la ternura, atrapadxs en la imposibilidad de establecer esa diferencia primordial.

A Teacher / Hulu / 1era. Temporada / 10 episodios

Creador: Hanna Fidell

Intérpretes: Kate Mara, Nick Robinson, Shane Harper, Ashley Zukerman

 

 

 

 

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