Por Miguel Faigón / Conicet
La Encuesta Nacional sobre Creencias y Actitudes Religiosas en Argentina, realizada en 2019 por el programa Sociedad, Cultura y Religión del Programa Sociedad, Cultura y Religión del Centro de Estudios e Investigaciones Laborales (Ceil, Conicet), es un aporte fundamental que -por tratarse de su segunda edición, la primera tuvo lugar en 2008- tiene el valor agregado de permitir observar cambios que tuvieron lugar durante la última década y advertir procesos en curso.
“Las creencias tienen un peso significativo a la hora de explicar las acciones de las personas y por eso es importante estudiarlas. En este sentido es necesario que se apoye la investigación en ciencias sociales porque de otro modo quienes tienen el poder son los que hacen el trabajo y manejan privadamente la información. Nuestra propuesta, por el contrario, es poner este conocimiento al servicio de la sociedad y que esté disponible públicamente para quienes quieran consultarlo”, afirma Fortunato Mallimaci, investigador superior del Conicet y unos de los directores de la encuesta.
La realización de la encuesta tuvo lugar entre agosto y septiembre de 2019, contó con el financiamiento del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación y relevó un total de 2.421 casos domiciliarios en todas las regiones del país, a partir de la construcción de una muestra representativa de los niveles económicos y educativos, distribución etaria y sexo.
Decrecimiento
En relación con la encuesta de 2008, a nivel nacional se advierte un retroceso significativo de la adscripción al catolicismo –que de todas formas continúa siendo mayoritaria– y un crecimiento de los evangélicos y del segmento que no se reconoce en ninguna religión institucionalizada, así como también de los ateos y agnósticos. Esto es así –aunque en diferentes grados– para las seis regiones de la Argentina: Amba, Patagonia, Centro, Cuyo, NEA y NOA.
En tan sólo once años, la adscripción a la fe católica pasó de estar por encima de las tres cuartas partes de la población a ser un poco menos del 63%. Mientras tanto, los sin religión se incrementaron de un 11,3% a un 18,9% y los evangélicos lo hicieron de un 9% a un 15,3%.
“Esta tendencia general no es exclusiva de la Argentina, sino que es común a los diferentes países de la región y, en términos más generales, a todos los países que alguna vez tuvieron hegemonía católica. Algo similar ocurre con la curva en ascenso de los sin religión y de los evangélicos”, señala Verónica Giménez Béliveau, investigadora del Conicet y también directora de la encuesta.
En Argentina, en comparación con otros países latinoamericanos, los sin religión parecen crecer a un ritmo mayor, al tiempo que los evangélicos lo hacen de forma más gradual.
“Sería interesante contemplar algunos matices del cuadro de situación a nivel nacional, porque si bien la adscripción al catolicismo cae en todo el país, en el NEA y en el NOA lo hace a expensas de los evangélicos; mientras que en Cuyo, Centro, Patagonia y en el Área Metropolitana Buenos Aires el retroceso en la adscripción al catolicismo tiene como contrapartida el crecimiento de los sin filiación religiosa”, afirma Juan Cruz Esquivel, investigador del Conicet y director del trabajo.
A nivel franja etaria, entre los más jóvenes el peso de los evangélicos y los sin religión es mayor, y entre los más adultos el catolicismo conserva guarismos más altos. A nivel educativo, se observa que los evangélicos representan un porcentaje mayor entre los de menor nivel educativo –26,5% entre los que no tienen estudios y 21,5% en el grupo de los que cursaron el primario– y los sin religión, en cambio, entre los de mayor nivel de instrucción (27,2% entre los que tienen un título universitario y 23,4% del grupo de los hicieron un terciario).
Sociedad, Estado y religión
Los resultados de la reciente encuesta, al cotejarse con los de la realizada hace once años, permiten aseverar que hay una tendencia creciente por parte de la población argentina –ya en curso en 2008– a considerar que es preferible mantener separada la esfera religiosa de la estatal.
“Si en 2008, la consideración de que el Estado no debe financiar a las confesiones religiosas contaba con la adhesión del 41,7% de las personas, hoy la cifra asciende a cerca del 60%. Aunque con distintos guarismos, esta postura es mayoritaria en los tres grandes grupos. Por otro lado, la convicción de que el Estado sólo debe hacerse cargo de la financiación de la Iglesia Católica, ya minoritaria hace una década, pasó del 34.4% –poco más de un tercio del total de los encuestados– a sólo el 6,4%”, advierte Esquivel.
Una situación similar ocurre con respecto a las opiniones sobre la enseñanza religiosa en escuelas públicas. La idea de que debe enseñarse únicamente la religión católica es minoritaria incluso entre los devotos de dicho culto, entre quienes alcanza poco más que el 10 por ciento de adhesión. Por otra parte, entre la población en general, la consideración de que no debe haber enseñanza religiosa en las escuelas públicas supera por menos de tres puntos porcentuales a aquella que indica que tiene que haber una materia general sobre religiones, que en 2008 era mayoritaria.
“Lo que notamos es que la proliferación en los últimos años de debates públicos sobre estas cuestiones y el correlativo aumento de información llevaron a que mucha gente pudiera precisar mejor su opiniones”, indica Giménez Béliveau.
Diversidad
En relación con las posturas sobre el aborto, si bien hubo un leve aumento del grupo que considera que no deber estar permitido en ninguna circunstancia (del 16,9 al 18,7%) creció mucho más aún la opinión de que una mujer debe tener derecho al aborto siempre que así lo decida, que pasó del 14,1 al 27,3%.
“En cuanto a la relación entre adscripción religiosa y posición sobre el aborto hay que destacar que ocho de cada diez católicos y seis de cada diez evangélicos no consideran que debería estar prohibido en todos los casos”, subraya Gabriela Irrazábal, investigadora del Conicet y coordinadora general de la encuesta.
En lo que respecta al modelo familiar, los evangélicos sostienen las posturas más tradicionalistas –sólo un 31,7% se muestra favorable a que parejas de gays y lesbianas puedan adoptar niños y cerca de siete de cada diez sostienen que el único matrimonio válido es entre el hombre y la mujer– al tiempo que los católicos y los sin religión muestran mayores niveles de conformidad con la diversidad familiar y el matrimonio igualitario.
“En términos generales se nota un alejamiento de las concepciones patriarcales tradicionales sobre los roles de las mujeres y los varones así como una mayor aceptación de la diversidad. La amplia mayoría de los encuestados no cree que las mujeres deban permanecer en el hogar al cuidado de los hijos y sólo una fracción muy minoritaria –menor al 10%– asegura que el hombre es superior a la mujer”, apunta Irrazábal.
Miradas
La tendencia de la sociedad argentina a alejarse de las posturas tradicionales en temas relacionados con la diversidad sexual y familiar no necesariamente tiene su correlato con una visión progresista respecto de otros asuntos.
Más del 70% cree que debería haber un control más estricto del ingreso de los inmigrantes y algo más de la mitad de las personas manifiesta estar a favor de la implantación de la pena de muerte para delitos graves.
“Estas consideraciones a nuestro entender constituyen un verdadero desafío para los derechos humanos. Este tipo de conservadurismo es más frecuente en los católicos que entre los evangélicos, quienes tienen mayor resistencia al cambio en aspectos como la diversidad familiar o la legalización de las drogas”, advierte Giménez Béliveau.
Desconfianza
En un contexto general de incredulidad sobre las instituciones, la universidad pública es la única que goza de una confianza importante por parte de la sociedad argentina, seguida de lejos por la Iglesia Católica, las Fuerzas Armadas, el papa Francisco y los medios de comunicación.
Esta ausencia tiene su correlato en la baja asistencia al culto, al que sólo un 27 por ciento de las personas concurre al menos una vez por mes, mientras un 29,6 por ciento no lo hace nunca y un 43,3 por ciento lo hace únicamente en ocasiones especiales.
“Si bien los números son relativamente bajos, la instituciones religiosas son las más convocantes cuando se las compara con partidos políticos, sindicatos o clubes de barrio. De todas formas, hay que destacar que entre los evangélicos la asistencia al culto es mucho más frecuente que entre los católicos”, marca Irrazábal.
¿En qué creen los sin religión?
“El universo de los llamados sin religión no se limita solamente al segmento de los ateos y agnósticos. En realidad, la mayor parte, aunque no se sientan identificados con ningún culto y carezcan de filiación institucional, se consideran a sí mismos creyentes e incluso algunos realizan prácticas religiosas. Son creyentes sin filiación religiosa”, asegura Esquivel.
Dentro del ranking la que se ubica en primer lugar es la energía en la que cree el 71,6% de los 457 casos reportados. Le siguen la suerte (55,2%), los ovnis (36,8%), la vida después de la muerte (34,1%) y la astrología (33,8%).