No se lo esperaban, pero llegaron a la final. Y cómo no ilusionarse con ser campeón del mundo por primera vez. Croacia cumplió un gran papel en el Mundial de Rusia. Fue finalista y cayó de pie ante Francia en la gran definición. A la distancia, un grupo de croatas siguió atentamente las alternativas de la final en Rosario. En el bar VIP, ubicado en cercanías del Monumento Nacional a la Bandera y del río Paraná, propiedad de la familia de Lionel Messi, la comunidad de croatas arraigados en Rosario sufrió, alentó y gritó a más no poder el empate de Perisic o el descuento de Mandzukic. Pero no alcanzó. Hubo lágrimas, pero aplausos también para un grupo de jugadores que puso bien en alto a un país sufrido. ¡Bien por Croacia!