La comunidad internacional multiplicó sus pedidos para que el presidente egipcio Hosni Mubarak emprenda reformas políticas y refrene la represión de las manifestaciones que prosiguieron por quinto día, pese a que el mandatario disolvió su gobierno.
El presidente de EEUU, Barack Obama, pidió no usar la violencia contra los manifestantes y subrayó, tras hablar media hora por teléfono con Mubarak, que los egipcios tienen un legítimo anhelo de gozar de derechos universales.
«Quiero ser muy claro al llamar a las autoridades egipcias a contenerse de ejercer cualquier violencia contra manifestantes pacíficos», dijo el presidente estadounidense. «Le dije (a Mubarak) que tiene la responsabilidad de llevar a los hechos» sus promesas de reformas democráticas y económicas, agregó.
Por su parte, la Unión Europea (UE) también urgió a «frenar la violencia para detener el derramamiento de sangre» en el país árabe. El presidente de la UE, Herman Van Rompuy, pidió además «la liberación de todos los detenidos por motivos políticos» y el lanzamiento del «necesario proceso de reformas».
En tanto, el jefe de la diplomacia británica, William Hague, alertó a Mubarak a tomar en cuenta «urgentemente» los «legítimos reclamos» de los egipcios y se dijo «profundamente preocupado por el nivel de violencia observado en los últimos días», que dejó una cincuentena de muertos.
También Irán llamó a las autoridades egipcias a atender las reivindicaciones de la calle: «Las manifestaciones de los egipcios son un movimiento en busca de justicia», declaró el portavoz de la cancillería iraní, Ramin Mehmanparast.
En cambio, el rey Abdalá de Arabia Saudita consideró que las protestas representan «ataques contra la seguridad y la estabilidad» de Egipto, llevados a cabo por «infiltrados» en nombre de la «libertad de expresión».