Mientras lleva adelante una programación especial para celebrar los 150 años de su creación, la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (Conabip) intensifica por estos días el fomento de la lectura, ya que según su presidenta, María del Carmen Bianchi, “en tiempos de pandemia, las bibliotecas siguieron en contacto con sus comunidades a través de sus propias redes, aprovechando las plataformas digitales que se establecieron”.
Para celebrar su aniversario, la Conabip viene desplegando a lo largo del mes de septiembre diversas actividades como el ciclo de charlas virtuales “Recorridos Lectores: géneros y temas literarios para mediadores de lecturas” –que incluye la participación de escritores como María Teresa Andruetto, Claudia Piñeiro, Leo Oyola y Luciano Saracino– mientras que mañana, en coincidencia con el Día de las Bibliotecas Populares, se lanzará la plataforma www.aniversario150.gob.ar con un evento artístico cultural y virtual del que participará León Gieco, además de personalidades destacas de la cultura.
El rol social de la Conabip
La Conabip, creada por Domingo F. Sarmiento en 1870, cuenta con 2000 bibliotecas en 1189 localidades del país en las que trabajan 20 mil personas (la mayoría voluntarios), 60 millones de libros y más de 11 millones de usuarios registrados.
Los intereses comunitarios de la sociedad civil se asociaron al proyecto de una nación moderna decimonónica como fomento y difusión del libro y la cultura y hoy, ante un contexto de emergencia social y sanitaria, las bibliotecas populares han consolidado su rol social y cultural, adecuando sus prácticas a la virtualidad.
Conabip sobrevive desde hace 150 años en Argentina ¿cómo lo hace? ¿Podría pensarse que la función social de la institución se consolida en tiempos de emergencia social, o sanitaria? ¿Cómo se actualiza su rol social?
“Uno de los motivos más importantes de lo que podríamos decir la subsistencia de Conabip es este sistema de relación con las bibliotecas populares. Esa cuestión ha permitido que en momentos complejos en materia económica, de saltos tecnológicos, de formación o de información, de necesidades de adecuarse a otras formas de las demandas de los usuarios y los vecinos en general, esta relación con el Estado nacional les haya permitido una visión de conjunto, una visión amplia no solo del movimiento de bibliotecas populares sino respecto de la conectividad, las tecnologías y las plataformas para que las bibliotecas puedan nutrirse de eso.
Y a su vez, cuando la Conabip ha peligrado, porque los gobernantes de turno no han comprendido la importancia que tiene este organismo y el rol vital que cumple, no solo en las cuestiones que hace de manera general sino en esta forma de la alimentación de lo local, siempre subsistió esa función esencial. Me parece que este es el secreto de estos 150 años”, señaló su presidenta.
Valor de las bibliotecas populares
¿Cuál es el valor y significado de las bibliotecas populares actualmente y cuál en un contexto de pandemia?
“En el contexto de la pandemia las bibliotecas populares han hecho de todo. Hay un rincón en la página web que se llama «Experiencias de las bibliotecas populares», tiene un apartado especial de lo que han hecho en pandemia.
En esto contexto han ido de reconvertir un taller de escritura y de lectura a un espacio en donde se lee y se escribe por videollamadas, pero además donde te dan indicaciones para coser barbijos que son donados al centro de salud de la localidad, o a los recolectores de basura o al personal esencial.
Me enteré hace unos días de que una biblioteca puso un whatsapp a disposición de los chicos que asistían por apoyo escolar para que pudieran seguir teniéndolo por esa vía.
Los chicos mandan por allí sus inquietudes y tareas y la biblioteca les manda fragmentos de libros, búsquedas en internet orientadas o resueltas.
También está la cantidad de bibliotecas que asistieron a sus vecinos, su comunidad, para tramitar el IFE, los ATP, algunos beneficios que el Estado brindó para paliar la pandemia.
En tiempos de pandemia, las bibliotecas siguieron en contacto con sus comunidades a través de sus propias redes, aprovechando las plataformas digitales que establecimos desde Conabip y otros organismos del Estado conjuntamente, el Ministerio de Educación, la Biblioteca del Congreso, y el desarrollo de actividades que en cada comunidad han tomado características distintas”.
La pandemia acelera los procesos
¿Cómo convive el libro con los otros soportes y de qué manera se encuadra este diálogo en estos 150 años de trayectoria? “Están cambiando las formas de leer, las formas de escribir, así como están cambiando las lenguas.
Los lenguajes inclusivos, la existencia de otras temáticas sociales, otras velocidades en la comunicación, otras formas. La pandemia acelera esos procesos, desvirtúa algunos, complejiza otros y nos pone a todos en situación de pensar más, pensar mejor, de expresarnos buscando otros formatos de convivencia.
Una impronta del liberalismo en el mundo, no sólo en la Argentina, es simplificar los problemas para que no parezcan complejos y en esa simplificación explicarlo con frases “zócalos”, se podría decir; con frases que ocultan la verdadera naturaleza de los problemas.
Eso distorsiona las escrituras, las lecturas y las comprensiones.
En estos años recientes hemos tenido la experiencia de estar sometidos full time a ese proceso y ahora tenemos que restaurar las maneras de la comunicación, que no es haciendo explicaciones complejas, larguísimas de la naturaleza de todas y cada una de las cuestiones que atravesamos, sino adaptados a los formatos, a los 140 caracteres y a la vocación de leer transversalmente para conectarnos de otras maneras.
La literatura, la poesía en ese sentido expresan en general momentos históricos y le encuentran la vuelta.
En la música y la literatura y demás se va encontrando la vuelta de maneras más rotundas, menos explicativas de comunicar los fenómenos sociales y las cuestiones personales y el libro va a seguir ese mismo proceso.
Tal vez haya en el futuro –pensando en los jóvenes– más cómics, más formatos que expresen estas cuestiones, pero el libro va a existir siempre”, explica Bianchi.
Las bibliotecas siguen cumpliendo la función
Sobre qué nuevos horizontes plantea la pandemia para la Conabip y para las bibliotecas populares, la funcionaria de institución expresa:
“Son horizontes de incertidumbre a nivel global y por lo tanto a nivel local. Creo que no estamos viendo todavía las modificaciones que al funcionamiento del sistema en general le está provocando la pandemia en la manera de producir, distribuir, consumir, en el rol de los trabajadores, de los consumidores, y en el plano de la cultura.
La parálisis que sufrieron las presentaciones en directo de las diferentes ramas artísticas ha generado una situación muy problemática en el sector, sobre todo aquello que es colectivo, el cine, el teatro y las presentaciones en general, y dentro de ese panorama tan negativo, la actividad lectora y la industria editorial no han sido de las más afectadas, a pesar de que ya tenían una afectación por las políticas económicas que había desarrollado el gobierno anterior, que generaron una situación de distorsión y de caída editorial importante y de concentración.
Muchas editoriales chicas fueron compradas por las grandes, eso modifica el mercado, etcétera. Las bibliotecas siguen cumpliendo la función, algo así como los municipios, de la relación de cercanía en materia de oportunidades de cultura y de lectura.
Las iremos redefiniendo a medida que vayamos teniendo un poco de claridad en cuanto al panorama”.