Von Hernandez (*)
¡El plástico es contaminación en el momento en que se hace! Al principio, una declaración tan provocativa puede parecer demasiado escandalosa dadas las diversas aplicaciones de plástico a las que estamos acostumbrados en nuestra vida cotidiana. Sin embargo, el registro muestra que de todo el plástico producido y ampliamente diseminado en el comercio por las empresas, especialmente como embalaje para sus productos, sólo el 9% se ha reciclado, y el resto se ha quemado, eliminado en vertederos o de otro modo terminado en la naturaleza o contaminando los océanos.
Es simplemente una locura producir toda esta contaminación que la naturaleza no puede absorber. Peor aún, un informe del Centro para el Derecho Ambiental Internacional (Ciel) publicado el año pasado afirma que la producción de plástico aumentará en casi un 40% en los próximos 10 años.
¿Deberíamos sorprendernos de que los océanos ahora están llenos de contaminación plástica? ¿Que estamos encontrando evidencia de contaminación plástica en todas partes, en nuestra agua potable, en nuestro azúcar, en la sal marina, en la cerveza y la miel, y en nuestros cuerpos?
A menos que las empresas quiebren su dependencia del plástico a base de combustibles fósiles para sus productos, estaremos viendo un futuro desafiado por el clima inundado de contaminación plástica, con repercusiones incalculables en la salud humana y la vida en el planeta tal como lo conocemos.
#breakfreefromplastic, nuestro movimiento, compuesto por más de 1.300 organizaciones en todo el mundo que trabajan para cambiar el rumbo de la contaminación plástica, ha pedido a las empresas que reduzcan drásticamente, si no eliminen, los embalajes de plástico problemáticos e innecesarios que a menudo vienen con sus productos.
De agosto a septiembre de este año varias organizaciones miembros #breakfreefromplastic se movilizaron y organizaron operativos de limpieza y auditorías para identificar a las principales empresas cuyos productos se basan en envases de plástico de un solo uso que contaminan nuestros océanos y vías fluviales en todo el mundo.
Esta acción ciudadana masiva contra grandes contaminadores corporativos de plástico arrojó los siguientes números: 187.851 piezas de basura plástica recolectadas en 239 limpiezas y auditorías en 42 países en los seis continentes.
Si bien nuestras auditorías de marca no brindan una imagen completa o definitiva de las huellas de contaminación plástica de las empresas, brindan una instantánea basada en evidencia o un índice de los contaminantes plásticos más visibles que las personas están encontrando en las playas, parques y en sus propias comunidades.
Los resultados de este último conjunto de auditorías de marca se presentan en nuestro informe. “Marca: en busca de los principales contaminadores corporativos del mundo volumen 1”, y revelan que entre las marcas más prolíficas y contaminantes del mundo se encuentran compañías multinacionales como Coca-Cola, PepsiCo, Nestlé, Danone, Mondelez International, Procter & Gamble, Unilever, Perfetti van Melle, Mars Incorporated y Colgate-Palmolive.
De hecho, solo las tres principales empresas (Coca-Cola, Pepsico y Nestlé) representaron el 14% de la contaminación por plástico de marca encontrada en las seis regiones donde se realizaron las auditorías.
Estas mismas compañías, cuyos productos a menudo se empaquetan en plástico desechable y no reciclable, son las mismas compañías que han estado expuestas en nuestras auditorías de marcas anteriores en el sudeste asiático y la India. Sus decisiones de comercialización y empaque han sobrecargado a las comunidades y gobiernos locales con materiales de desecho que no pueden ser compostados o reciclados. Estas empresas son conscientes de que la mayoría de los países en desarrollo carecen de los recursos y los medios para manejar los tipos problemáticos de residuos plásticos en sus sistemas. Sin embargo, continúan produciendo las cosas junto con sus productos, inundando los mercados en el Sur global, con la esperanza de que los millennials sigan hipnotizados por la promesa de conveniencia que representa el plástico desechable.
En lugar de invertir en sistemas de embalaje alternativos, rediseño de productos o materiales que eviten los problemas asociados con los plásticos, las mismas compañías continúan presionando por soluciones rápidas o métodos controvertidos de reciclaje (principalmente reciclaje) y/o recuperación de desechos (también conocido como incineración) para promover las actividades comerciales habituales y justificar la producción continua de plásticos.
Estas no son soluciones viables ni sostenibles, ya que solo profundizan nuestra dependencia de los combustibles fósiles y refuerzan la concepción del descarte. Las soluciones reales residen en medidas y políticas que reduzcan, si no eliminen, el uso de envases de plástico problemáticos y desechables para los productos. Este es el verdadero desafío de innovación que las empresas necesitan asumir con urgencia.
Nuestras auditorías de marca ofrecen una prueba innegable del papel que desempeñan las corporaciones en la perpetuación de la crisis mundial de contaminación por plásticos. Al continuar produciendo embalajes de plástico problemáticos para sus productos, estas compañías son culpables de destruir el planeta a gran escala. Es hora de asumir su papel principal en la contaminación plástica y dejar de echar la culpa a los ciudadanos y las ciudades por sus productos derrochadores y contaminantes.
(*)#breakfreefromplastic