Especial para El Ciudadano
El mundo transita por un inestable equilibrio como resultado de la acumulación de problemas sociales, económicos y ambientales. El orden precario sobre el cual se establecen las relaciones diplomáticas muestra su fase más revulsiva con la guerra en territorio ucraniano y el conflicto en curso sobre el estrecho de Taiwan.
Detrás del escenario bélico, lo que se disputa es la hegemonía del orden mundial con dos potencias emergentes como China y Rusia y el relativo declive de los Estados Unidos. En este marco, la posibilidad de una conflagración a escala planetaria es una posibilidad latente.
Los acontecimientos de la semana pasada en territorio polaco confirman el incremento de las tensiones militares. Rusia se retiró de una zona estratégica en la región oriental del río Dnieper, sin embargo continúa atacando puntos claves para la defensa ucraniana.
La cancillería polaca denunció la caída de un misil de fabricación rusa en el pueblo de Przewodow, en el límite de la frontera oeste, provocando la muerte de dos ciudadanos. Es importante recordar que, a diferencia de Ucrania, Polonia es miembro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Tanto Vlodomir Zelensky como varios medios occidentales culparon a Rusia por el impacto exigiendo la activación de la cláusula de seguridad de la OTAN. El artículo establece que un ataque armado contra cualquiera de las naciones integrantes que tenga lugar en Europa o en América del Norte, se considerará un ataque dirigido contra todas ellas.
Un día después la Casa Blanca buscó achicar el pánico y desactivó lo que podría haber sido el inicio de una guerra que recuerdan al siglo pasado: “El presidente estadounidense notificó a los socios del G7 y a la OTAN que la explosión en Polonia fue causada por un misil de defensa aérea ucraniano”
En la región de Asia Oriental las hostilidades todavía no pasan de ejercicios militares y sanciones económicas. La relación comercial entre el gigante asiático y los Estados Unidos se resintió con la llegada de Trump al gobierno norteamericano, sin embargo, los demócratas durante su mandato no dieron señales de modificar la política exterior para distender la conflictividad.
En el mes de agosto, China publicó un libro blanco titulado “La cuestión de Taiwán y la Reunificación de China en la Nueva Era”. En palabras de dirigentes del Partido Comunista chino, el documento expresa la confianza que tiene el gobierno local en lograr la reunificación nacional de Taiwan expulsando a las fuerzas separatistas que buscan su independencia con ayuda de potencias extranjeras.
El gobierno de Biden también parece estar decidido a no ceder en la cuestión de Taiwán.
Fue el mandatario en una ronda de prensa previa al inicio de la guerra en el este Europeo quien aseguró que la Casa Blanca está dispuesta a intervenir como “un actor beligerante” en caso que se desate un enfrentamiento armado.
Dos cumbres internacionales de suma importancia reafirman los problemas de la arena internacional. Los temas más importantes del Grupo de los veinte (G20) en Bali fueron la reversibilidad del cambio climático, las dificultades alimenticias y energéticas derivadas de la guerra y la reanudación del diálogo sobre las posibilidades de conflicto en Asia Oriental.
En la localidad egipcia de Sharm el-Sheikh, el Secretario de Naciones Unidas, Antonio Guterres insistió con la necesidad de tomar medidas urgentes para combatir el cambio climático. Según el mandatario la humanidad se encuentra en “una carretera al infierno climático con el pie todavía en el acelerador”, por tanto a los países del mundo no les queda otra alternativa más que “cooperar o perecer” los efectos irreversibles del fenómeno ambiental.
“Un mundo destrozado por los fracasos económicos y políticos”
El impacto social del mundo en crisis repercute sobre grandes grupos poblacionales que padecen el incremento del costo de vida. La Confederación Sindical Internacional (CSI) publicó un relevamiento realizado en 17 países, que representan el 40% de la población adulta mundial en condiciones de trabajar, señalando las dificultades sociales y su particular incidencia en los y las que viven del trabajo.
En las primeras páginas de la Encuesta Mundial 2022 los integrantes de la CSI asocian la crisis en curso con el sistema económico. “Las desigualdades e injusticias están en la base de su funcionamiento con enormes déficits en cuanto a la regulación corporativa y financiera”.
Para los autores, “los pilares de la democracia y la economía mundial se han hecho añicos y los gobiernos, amedrentados por la codicia corporativa, no han actuado en interés de los trabajadores y las trabajadoras”.
El informe advierte que uno de los problemas globales es el retroceso de los trabajadores en la distribución del ingreso. Si bien este fenómeno prexistía a la crisis sanitaria, la pandemia agudizó la tendencia contrayendo el poder adquisitivo y la protección laboral.
A nivel mundial más de la mitad (51%) de las personas afirma que apenas les queda dinero para otras cosas, mientras que una de cada diez (13%) señala no tener suficiente para los gastos básicos, como vivienda, alimentación y electricidad
Este fenómeno se ve con claridad en nuestro país. El salario real retrocedió cerca del 20% durante el gobierno de Cambiemos y volvió a caer durante la gestión del Frente de Todos debido a la disparada de la inflación y el atraso paritario que en muchos casos no alcanza el valor de la canasta básica.
Otro aspecto de importancia para el mundo del trabajo pasa por la protección social y los derechos laborales. A nivel global se aprecia una feroz desregulación en el mercado de trabajo en parte motivada por las nuevas tecnologías, pero también por la ofensiva empresarial tendiente a reducir los costos en lo que se paga por cada trabajador o trabajadora.
“En todo el mundo, los derechos de los trabajadores y trabajadoras están en peligro. Al 55% de las personas le preocupa el debilitamiento de la legislación laboral, mientras que al 47% le preocupa las restricciones al derecho de protesta”, explicaron.
En Argentina la tasa de crecimiento de empleo informal escala por encima de los trabajos registrados. Mientras que en los primeros trimestres de 2021-2022 la cantidad de trabajadores formales creció un 2 %, los asalariados informales escalaron a un promedio de 18%.
El informe de la CSI lanza una descripción bastante preocupante sobre la realidad de los asalariados y sus posibilidades de crecimiento social: “Los motores del progreso social y económico se han estancado, hay una crisis mundial de empleo y un arraigado pesimismo que duda mucho que la próxima generación encuentre trabajo”.
A pesar de ello, el informe intenta establecer un conjunto de principios para reclamar un nuevo contrato social basado en seis reivindicaciones: empleo, derechos, salarios, protección social, igualdad e inclusión.
Contrato social y democracia
Las dos coaliciones con aspiraciones a ganar las elecciones en 2023 analizan este contexto y ensayan respuestas ante la mezcla de zozobra y crispación que hay en la población como resultado de la pandemia y la crisis económica.
Sin saber quienes serán los candidatos ni cómo se conformarán las listas, los actores más relevantes de la política local hablan de elaborar un pacto democrático asentado sobre nuevos consenso políticos y modos de encarar tanto el crecimiento como el lugar que les darán a los trabajadores en ese proceso.
Para Macri la sociedad giró a la derecha por ende ya no se trata sólo de canalizar el enojo antikirchnerista, sino de diseñar una herramienta electoral capaz de encarar “un cambio profundo no solamente de estilos, sino de formas de organizar la sociedad”. De este modo se lo expresó a Joaquin Morales Sóla en una entrevista a inicios de la semana.
La profundidad del cambio la explica mejor Millei mientras que Larreta, siempre en la medida que los focus groups así se lo indiquen, especula tejiendo el mayor grado de alianza posible dentro y fuera de Cambiemos.
Este proyecto tiene como destino el cierre de empresas públicas acompañado de despidos en el sector estatal, la reducción de la asistencia social, además de los derechos laborales que entorpezcan la generación de empleo.
Resta confirmar si el consenso social para el ajuste que pregona Macri junto a Bullrich y compañía realmente existe o simplemente se trata de una proyección de deseo lanzada a una población desencantada con los magros resultados económicos a uno y otro lado de la grieta.
En la presentación que Cristina Kirchner realizó en La Plata para conmemorar el día de la militancia también habló de un nuevo “consenso democrático y económico”. Por ello dedicó algunos minutos a las virtudes del acuerdo democrático que selló el gobierno de Alfonsín después de la dictadura cívico-militar.
Buscando ampliar su base de apoyo aunque sin definir cuál será su participación en una posible lista, dijo: “Va a ser necesario que lo hagamos porque esta década de la pospandemia viene difícil, viene fulera. Viene con disputas que están por fuera de nuestras posibilidades el intervenir o el decidir pero, por lo menos entonces, fortalezcamonos acá los argentinos y las argentinas para defender los recursos naturales: el litio, la hidrovía, Vaca Muerta, el agua”.
Este es un punto central del debate. Qué estrategia piensa encarar el kirchnerismo para alcanzar un acuerdo que contemple el desarrollo del mercado local o la recomposición salarial y a la vez fije regulaciones a sectores extractivos o estabilice la estampida de precios.
El valor de la pregunta radica en que los sectores más concentrados del capital dentro y fuera del país están obteniendo enormes ganancias y adquiriendo mayor capacidad de fuego a raíz del endeudamiento del estado. Su presión corporativa se verifica en cada medida que el oficialismo toma, incluso cuando busca establecer con ellos canales de diálogo a través de beneficios.
Por otra parte, crece entre varios economistas a uno y otro lado de la grieta la idea que el nivel inflacionario argentino no se puede ir bajando con tipos de cambios paralelos y control de precios. Una devaluación brusca de la moneda puede ser el principio de un genuino plan de estabilización, aseguró Emmanuel Alvarez Agis en una entrevista televisiva.
En otro pasaje de la noche hizo mención a la necesidad de encolumnar detrás de su proyecto a aquellos sectores que empiezan a mirar con desconfianza el armado cambiemita y sus posibles dirigentes: “Necesitamos una dirigencia política compenetrada de los problemas que tiene el mundo para poder encararlos y resolverlos. Necesitamos discutir estas cosas en lugar del agravio permanente, la descalificación y la estigmatización”.
En el kirchnerismo se sondea con preocupación los resultados electorales. Hay quienes aseguran que la derrota es un hecho, aunque indistintamente de los números, lo que se pone de relieve es la necesidad de ganar adhesiones con base en los años previos al 2015.
Para este objetivo el descalabro económico que continúo al gobierno de Macri durante la gestión del Frente de Todos es un duro obstáculo que el kirchnerismo tiene si desea sumar voluntades y apoyos de cara al 2023.
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